Dejar el mundo atrás. Sam Esmail. Ficha de identificación y crítica.
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¿GUERRA CONVENCIONAL O "ENTRE ROBOTS Y HUMANOS?
Ficha de identificación:
REPARTO:
SINOPSIS:
LO QUE SE DICE:
CRÍTICA:
'Dejar el mundo atrás', un relato de un cineasta joven, Sam Smail, de 47 años, que ha vivido entre la era analógica y la tecnológica comienza a caminar . La IA se ha puesto en marcha hace muy poco en empresas que ofrecen servicios electrónicos, informáticos y relacionados con internet, como motores de búsqueda. La película no parece haber sido bien entendida por la prensa, porque se limita a apuntar los problemas pero, creo que, deliberadamente, el autor no pretende sacarlos de ese terreno entre luz y sombra, ya que para los amantes de la ciencia-ficción estas insinuaciones son más transparentes que los misterios que plantean series como 'El problema de los tres cuerpos'. Una mujer, Amanda Sandford, interpretada por Julia Roberts, agobiada por los problemas de la ciudad, alquila una casa en Long Island, separada de la 'civilización' por un denso bosque, que atraviesa una carretera secundaria, que lleva a una mansión de alto standing. Aislada de todo y de todos, y que produce cierta inquietud, un sentimiento que se aviva cuando en el supermercado ve a un hombre haciendo acopio de lo necesario para subsistir en un periodo indeterminado de tiempo, un consejo que han llegado a hacer instituciones y programas televisivos a escala mundial. Todo parece perfecto, pero la propia cámara, el narrador subjetivo en este caso, nos indica que las cosas no son lo que parecen y que debemos prepararnos para una prolongada tensión de 2 horas y 18 minutos.
El mismo narrador nos muestra a Julia Roberts (58 años) y a su marido, interpretado por Ethan Hawke (55 años), deliberadamente envejecidos. No se buscan perfiles más favorecedores para un matrimonio no tan mayor, y con hijos que todavía no han llegado a la adolescencia. Su primera excursión se ve interrumpido por un suceso nada tranquilizador y de difícil explicación incluso para los más entusiasmados con el conocimiento de las nuevas tecnologías, que muchos saludábamos con entusiasmo sin considerar posibilidades como la singularidad tecnológica de la IA hacia hacia la que caminábamos. Nuestros peores temores, anticipados por el ojo de la cámara, comienzan a hacerse tangibles. Cuando, al anochecer, aparecen dos intrusos, un padre y una hija, dueños de la casa alquilada, vienen a nuestra memoria imágenes como la llegada de los ligados de US (Jordan Peele), nada tranquilizadores. Nuestra experiencia audiovisual sale a nuestro encuentro, un dejà-vu que, aunque familiar en su sensación de amenaza, apunta hacia un origen diferente. El miedo de los personajes salta al patio de butacas o al salón de nuestras casas.
Desde el primer momento, los recién llegados, hablan de que esperan una llamada de un 'cliente', vertiendo serias dudas sobre la profesión de G.H.Scott (Mahershala Ali), cuya mujer está en Marruecos y viaja en esos momentos hacia EE.UU., incrementadas por unos pasquines escritos en árabe que vaticinan la muerte de Norteamérica, Esta incertidumbre se desvanece cuando se habla del mismo folleto escrito en otros idiomas. Aunque descartemos esta pista como la causa principal de la inquietud general, la sombra sobre este personaje oscuro no desaparece del todo, y su hija tampoco tranquiliza al público. Amanda, por su parte, tampoco brilla por su personalidad acogedora, pero el espectador se identifica rápidamente con ella, porque tiene una familia que proteger y sus miedos son comprensibles.
Este es el clima que se ha generado en la casa, en la que se producen a la vez fenómenos extraños. Varias decisiones de las dos familias incrementan la incertidumbre, hasta que finalmente los Standford deciden volver a la ciudad, asustados por la existencia de un hombre muy influyente en el terreno de las finanzas y con un gran poder, cuya llamada se espera en vano. Sin embargo cuando salen a la carretera un extraños fenómenos les impide realizar su proyecto. Lo que parece un atasco es la acumulación de coches, en un solo lado de la mediana (algo que no se entiende bien). Se trata de un coche muy conocido en la realidad con capacidad de conducción autónoma Estos coches producidos por una empresa pionera, cuya filiación si se explícita, parecen estar sometidos a un proceso disruptivo que los enloquece y los conduce a su autodestrucción; es ahora cuando emerge la existencia de un personaje conocido, al que no se cita, pero que hace alusión a un empresario con intereses en la exploración espacial, que aspira a colonizar otros planetas (IA), 'un cierto mariscal de las redes sociales y los cohetes' (IA).
Parece que vamos avanzando algo, pero nada es seguro todavía. La familia Standford regresa a la casa. La susceptibilidad entre ellos y los Scott no parece tan peligrosa como al principio, y se producen acercamientos ante fenómenos extraños que empiezan a afectar a las familias, aunque por razones diferentes. Estos acontecimientos guiarán al público, en la búsqueda de una joven Alfa, que no acepta un mundo sin tecnología (teléfonos, tabletas, televisores, y todo lo que depende de la IA ya no funciona) Nos iremos acercando, guiados por el narrador ( ¿ahora objetivo?) a una casa y una cabaña, que recuerdan un proyecto de uno de estos hombres poderosos. Smail deja a discreción de los espectadores la decisión de qué está sucediendo: ¿estamos ante una guerra civil convencional o ante un proceso disruptivo de la IA que, de momento se ciñe a alterar los modelos de negocio tradicionales y las reglas del mercado? Por ahora lo más científico es lo que ya podemos observar, lo que cita la IA Pero el film da un paso más y se introduce en la psique de una población a la que el término 'singularidad' (obviando lo de tecnológica) les lleva a creer en la existencia de una entidad sobrenatural que se ha hecho a sí misma, sin tener en cuenta al ser humano. Ante esta perspectiva, los hombres más poderosos solo pueden recluirse en sus búnkeres, donde poder construir un cohete que los lleve a otros planetas habitables. Auténtica distopia.
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