S**o en New York. Creador Darren Star. Crítica.

 









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Entre 1998 y 2004, Darren Star decidió llevar a la pantalla una adaptación del libro homónimo de Candace Bushnelluna periodista del New York Observer , un trabajo que realiza su protagonista, interpretada en la pantalla por Sarah Jessica Parker: el de una columnista que habla de se*o y estilos de vida en la isla de Manhattan, y disfruta de la vida nocturna y las fiestas de la Gran Manzana en compañía de sus amigas, por lo que algunos piensan que la serie es un calco de su propia vida. 

La serie está constituida por 6 temporadas, subdivididas en 94 episodios; en 2008 y 2010 se realizaron dos películas, cuya espina dorsal la recorre la principal protagonista, Carrie, interpretada por Sarah Jessica Parker, la narradora de esta historia. Aunque sus creadores no podían predecir el futuro, estaban dando forma a una narración que, atenta a lo que ocurría en la que entonces era la  indiscutible  capital del globo, tanto por ser la sede de la innovación científica  tecnológica mundial, como por constituirse en el centro de las artes de representación de la realidad, no solo a nivel literario, sino del lenguaje audiovisual por excelencia, el cine y la televisión, que incluía los caucus feministas de las universidades. Ahora entendemos que el periodo que abarca esta serie y los relatos cinematográficos que la siguieron ha sido decisivo para llevar a la población mundial al lugar  en el que se encuentra en la actualidad, más o menos conflictiva.

La serie nos muestra unas jóvenes empoderadas que, si bien todavía no han alcanzado el estatus del hombre, se aproximan bastante, e incluso dejan a parte de ellos, los menos formados, a su disposición. Son libre, desenvueltas, visten sin reparos moralistas, llevan ropas de marcas y zapatos verdaderamente caros, la orgía de los complementos que hoy ocupan un gran protagonismo en las series coreanas. No persiguen el matrimonio, de momento, ya que todavía son treintañeras, pero es una idea que no desechan por completo, por lo que observan y cuidan sus órganos reproductores, cuyo deterioro lo consideran como una pérdida de oportunidades de seguir avanzando en el ascenso social por razones obvias.

En la serie veremos desfilar todas las generaciones que ahora conocemos muy bien pero que, cuando no era tan fácil, los norteamericanos, bien asesorados por sus académicas universitarias ya clasificaban: generación X, - Generación Capra, nacidos entre 1965 y 1981, caracterizados por su workaholic o adicción al trabajo. el individualismo y la ambición -,  Millennials - nacidos entre 1982-1994. integrados en la tecnología, una generación considerada como perezosa, narcisista y consentida (la revista Time los calificó de Generación Yo-Yo-Yo) -, pero también Centennials, la generación Z, marcada por internet, descritos como  independientes y consumidores, los que ocuparán puestos de trabajo que hoy no existen. Es una sorpresa cuya realidad percibimos en la actualidad con más claridad que cuando se hizo la serie y el nuevo sistema estaba en ciernes, lo que  agradecemos profundamente a Darren Star  y su capacidad de entender el mundo que se estaba formando.

Pero 'S**o en New York' es una auténtica sitcom. una comedia de situación que no se va a apartar del verdadero protagonista de la historia que constituye el subtexto de un relato que da nombre a la serie. Todo lo que pueda oscurecer o suponer un obstáculo para entender el avance de la mujer en aquello a lo que se da más relevancia queda suprimido. No hay ricos ni pobres en el círculo de los amantes ocasionales, ni padre o madres que se interpongan en la pareja. Tan solo aparecen tangencialmente cuando irrumpe en escena una madre curiosamente intelectual, la que tiene la casa llena de libros y ha hecho de su propio hijo, -el resto de descendientes son mujeres -, un auténtico muñeco a su disposición. Una historia con la que no se pierde demasiado tiempo, pero que en su brevedad resulta bastante elocuente, y que no puede obviar el triste papel que se sigue atribuyendo a la mujer como madre de un hombre, que es objeto de un pequeño debate entre las 4 amigas. Una cuestión que ocupa un lugar destacado en la serie coreana 'No hay boda sin caos'.

Tan solo nos quedan Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte, vistiéndose con ropas escuetas cuando inician, al anochecer, la caza del hombre que busca lo mismo que ellas en los lugares conocidos. Sabemos que su situación laboral no es mala por su indumentaria, que personajes secundarios se encargan de enfatizar, sus 'Manolos', sus bolsos con brillantes y con formas de animales, su maquillaje y su peinado impecable; también sabemos que no militan en ninguna religión y que viven al margen de la vida política; su único objetivo es la liberación personal y 'sexual', por lo que no es de extrañar que en cada capítulo se produzca una exhibición de amantes. más o menos favorecidos por la naturaleza y la fortuna. Una Feel Good Movie que centra su objetivo en la liberación de la mujer que comenzó poco tiempo después de acabar la Segunda Guerra Mundial. Vamos a escuchar hablar con frecuencia de género y su autodeterminación, así como de la evolución de las prácticas que satisfacen a las parejas ocasionales, que nos demuestra que, aunque ahora parece que estemos descubriendo el mundo, éste ya había sido colonizado hace mucho tiempo. Este es el verdadero valor que encuentro a esta serie en la retrospectiva que esta llevando a cabo HBO Max, y que, al parecer en EE.UU. se produjo con menos algaradas que en la actualidad. 

¿Es esto lo que el hombre y la mujer quieren? Pues la verdad es que no lo sé, pero es lo que la serie parece buscar en sus 94 capítulos, con escasas pinceladas de moralina. Ahora se está escribiendo mucho sobre esta serie que ha integrado HBO Max en su parrilla, pero no podemos pasar por alto que su carácter de Feel Good Movie lo adquiere por los elementos que he señalado antes, que potencian el valor de entretenimiento del cine. ¿ A quien no le gusta ver cosas bonitas que estimulan en quienes las ven y sobre todo  en quienes nunca van a disfrutar de ellas  una experiencia vicaria como la que experimenta la protagonista de 'La rosa púrpura del Cairo', que las llevará al cine para soñar de nuevo tras una reciente frustración ?  Las mujeres como la pensada por Woody Allen son las verdaderas víctimas de lo que se ha dado en llamar 'vio***cia de gé**ro, y no las que han alcanzado el estatus de las cuatro que protagonizan  S**o en New York, aunque el film es eficaz en la representación de lo que las mujeres sueñan en alcanzar: la misma libertad de la que han gozado los hombres. 

Hoy, tras una crisis económica y otra de salud, la primera pandemia global, la sociedad se ha barroquizado, se ha dejado arrastrar por las emociones, generalmente distópicas, y los modelos femeninos buscan, como dice más de un sociólogo, una estetización de un mundo obrero situado en los márgenes de la sociedad, que ni siquiera la mayoría comparte, y aquí la sociedad se divide, ya que, mientras unos optan  por los modelos clásicos que nos presenta esta serie, otros buscan en la desproporción, la abundancia de las formas transgresoras y en el rechazo que producen en la mayor parte de la sociedad, su eficacia, con raíces más profundas de lo que cabría imaginar. Darren Star nos informa al tiempo que busca con su esteticismo sólo accesible para las clases altas, la satisfacción del público en general.

Yo la vería de nuevo, porque nos permite entender conceptos como transversalidad (nunca se habla de clases, de política, ni de religión; sólo tangencialmente), ni se pone etiquetas a las actitudes de las amigas; la cámara se coloca ante ellas y las filma mientras se visten, se desnudan, deambulan por la ciudad...pero dice mucho más de lo que parece. Atentos a los diálogos.



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