No Home Video. Chantal Akerman. Ficha de identificación.
Ficha de identificación:
Título original: No Home Video
País: Bélgica/Francia
Año: 2015
Duración: 115 minutos
Género: Drama. cine de los márgenes
Proyección en cines, especialmente filmotecas
Edad recomendada: No clasificada
Dirección: Chantal Akerman
Guion: Chantal Akerman
Dirección de Fotografía: Chantal Akerman
Edición: Claire Atherton
Productores: Chantal Akerman, Patrick Quinet, Serge Zeitoun
Compañías productoras: Centre dú Cinema et d'Audiovisuel de la Fédération Wallonie-Bruxelles, Chemah I.S., Liaison Cinématographique, Paradise Films; distribución: Icaurus Films, Zeugma Films, The Criterion Channel
Casting:
Chantal Akerman
Natalia Akerman
Sylvaine Akerman
SINOPSIS:
A partir de una serie de entrevistas, Chantal Akerman realiza un emotivo retrato de su madre, una anciana que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y el nazismo y que no sale de su apartamento de Bruselas. En estos momentos, el mundo de la cineasta inconformista parece reconciliarse con el de la tradición que encarna la madre. (La Filmoteca. Valencia).
LO QUE SE DICE:
Imdb valora con un 6,6, nota media basada en el voto de 1,100 lectores "la última película de la cineasta belga, un trabajo íntimo plagado de referencias autobiográficas y considerado tras el fallecimiento de la madre y el su****** de la cineasta antes de su estreno, un epílogo magistral a toda una carrera". (Ibid)
CRÍTICA:
Lamento disentir de quien ha realizado el amago de sinopsis de este film, que ya evidencia que algo no va bien, no solo en lo que se refiere a la salud de la madre, sino en el espíritu que anima esta realización. No hablamos de entrevistas, no las hay. Chantal Akerman coloca su cámara en el umbral de la habitación, a veces completamente vacía, en la que generalmente se encuentra la madre, -el comedor y la cocina, donde suele comer ésta -, y usando esta lente subjetiva deja que sea el fluir de dos mujeres, su progenitora y otra que la acompaña, que también es una Akerman, por lo que vemos en los créditos, las que contribuyen al desarrollo de la historia con su simple presencia, sus partes de los diálogos y su entrada y salida de campo. Algunos planos (un arbusto en una zona desértica o el transcurrir de un paisaje árido que se observa desde el interior de un coche en marcha) transmiten al espectador cierta desolación que no decae cuando se entra en el piso de Bruselas. Es la nada, el papel adoptado por la cineasta que sólo observa parcialmente, como un ladrón escondido tras las puertas, lo que transmite desazón al espectador. Y es el conocimiento de lo que sucedió más tarde en la extradiégesis lo que dota de cierto morbo a este relato y provoca en el público una extraña curiosidad.
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