La Casa Gucci. Ridley Scott. Ficha de identificación y lo que se dice.

 


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¿UNA FEEL GOOD MOVIE O UNA  FEEL SAD MOVIE? CUANDO ENTRAN EN JUEGO LOS GUSTOS PERSONALES ES DIFÍCIL DE DILUCIDAR, PERO RIDLEY SCOTT ES QUIEN ES. NO LO OLVIDEMOS, PARA NO TENER QUE RECTIFICAR.


Ficha de identificación:


Título original: House of Gucci
País: Estados Unidos; co-producción Estados Unos/Canadá
Año: 2021
Duración: 157 minutos
Género: Drama, moda

Dirección: Ridley Scott
Guion: Roberto Bentivegna, Becky Johnson, basado en el libro de Sara Gay Forden "The House of Gucci", , en una historio de Becky Johnson
Casting: Teresa Razzauti, Kate Rhodes James, CDG
Dirección de Fotografía: Dariusz Wolski, ASC
Música: Harry Gregson-Williams
Edición: Claire Simpson
Dirección artística: Rocco Ceraolo, Jeremy Imaz King
Decoración del set: Stefano Memoliz

Diseño de Vestuario: Janty Yates
Diseño de maquillaje: Jana Carboni
Wstilista de peluquerís: Alexis Continente


Productores: Giannina Facio, p.g.a., Ridley Scott, p.g.a., Kevin J.Walsh, p.g.a.
Productores ejecutivos: Jason Cloth, Aidan Elliot, Megan Ellison, Aaron L.Gilbert, Marco Valerio Pugini, Kevin Ulrich
Diseño de producción: Arthur Max
Compañías productoras: Metro Goldwyn-Mayer(MGM), Scott Free Productions, Bron Studios; distribuye: Universal Pictures

Reparto:


Lady Gaga: Patrizia Reggiani
Adam Driver: Mauricio Gucci
Al Pacino: Aldo Gucci
Jeremy Irons: Rodolfo Gucci
Jared Letto: Paolo Gucci
Jack Huston: Domenico di Sole
Salma Hayek: Pina  Auriemna
Alexia Murray: Silvana Reggiani
Vicent Riotta: Fernando Regginai
Florence Andrew: Jenny Gucci


SINOPSIS:

Inspirada en hechos reales, cuenta la historia de la familia Gucci durante tres décadas (70, 80, 90) en las que se sucedieron unas serie de traiciones y luchas por el dinero, el poder, la venganza, que condujeron al asesinato de Mauricio Gucci (Adam Driver) a manos de su esposa que encargó el crimen, Patricia Reggiani (Lady Gaga), que llegó a ser conocida como la Viuda Negra de Italia.


LO QUE SE DICE:


El film ha sido muy bien valorado por la prensa y el público, como evidencia las páginas española, Filmaffinity, que le otorga una nota media de 6,2, basada en 10,909 votos de sus lectores, y la Norteamericana Imdb que eleva ligeramente la nota a 6,6, con una participación cuantitativa y cualitativamente mucho más importante: 128,000 de sus usuarios. El film recibió nominaciones en los premios más importantes que se otorgan en Estados Unidos (Oscar, Globos de Oro, BAFTA, Critics Choice Awards, Sindicato de Actores, Satelite Awards, la mayoría a la Mejor Actriz para Lady Gaga, que finalmente obtuvo este premio del Círculo de Críticos de Nueva York, aunque el film también consiguió el Premio Razzie al peor actor secundario para Jared Leto (hay que tener mala sombra y además no hay acuerdo en esto).

La prensa calificó el film de Ridley Scott como película tan alegre en su completa irregularidad que, por momentos, subyuga, y el crítico pide perdón por confesarlo (Luís Martínez, Diario El Mundo); Adam Driver y Jard Leto justifican la propuesta (Quim Casas, Diario 'El Periódico'); trama previsible (Marta Medina, El Confidencial); la mejor película de Scott desde Gladiator (Oen Gleiberman, Variety);melodrama espectacular, demasiado largo  e indisciplinado (David Rooney, The Hollywood Reporter); una película que pertenece a Lady Gaga (Peter Bradshow, The Guardian); una amalgama calculada y muy controlada de lo elegante y hortera (Justin Chang, Los Angeles Times)...


CRÍTICA DEL BLOG:


'La Casa Gucci' es un film de Ridley Scott, que podrá tener sus aciertos y sus desaciertos en la construcción de una diégesis, la que contribuye a crear el espectador con su bagaje cultural, su sensibilidad o lo que busque, según su estado de ánimo cuando se siente en una butaca de la sala de proyecciones o del salón de su casa ante una pantalla de cine, esa ajada que nos muestra Jordan Peele en su última película, NOP!, o la del televisor inteligente de su casa. Quizá algunos esperaban una 'Feel Good Movie' de glamour y pasarelas, y muestran su desencanto como hace Johnny Olksinski ( New York Post) cuando afirma  que estamos ante una película floja y desagradable cuyo decepcionante glamur no esta a la altura del esplendor de la moda europea. Está claro lo que este crítico esperaba y también que no se ha sentado en su butaca con la expectativa de ver lo que el film le ofrecía, sino cargado de prejuicios contra el director de Blade Runner, del que perfectamente sabía que no iba a hacer un film como el de David Frankel, "El diablo se viste de Prada", que también vuelve su mirada hacia el centro de la moda mundial, tanto respecto a Occidente como Oriente: Europa. Podemos ver a los ídolos de ambas zonas geográficas, entre otros el chino Jackson Wang o el coreano Lee Min-ho, haciendo publicidad, especialmente de marcas italianas y francesas..

Se dice en algunas críticas que el film es irregular, aunque subyuga, (Luís Martínez, diario El Mundo), inconsistente y poco disciplinado (David Rooney, The Hollywood Reporter), adjetivos que se llevan mal con la libertad creativa, y Scott no es un director bisoño, pero está claro que en la época pandémica que atravesamos muchos esperan más unos locos años 20 (curiosamente la misma década de la crisis del siglo XX), que un film oscuro y siniestro que no pone el foco en el brilli-brilli de la pasarela y de las fiestas que la acompañan, ni en el poder de los grandes empresarios del sector, sino en la decadencia de una familia de creadores, cuyos orígenes están muy alejados de estos ambientes, del que es un paradigma el padre de Mauricio que procede del mundo del cine, en el que desempeñó el papel de un secundario en películas como 'El antepasado', con el nombre artístico de Mauricio D'Ancora; un imperio en el que se abre una brecha por la mala gestión de unos personajes que malgastan los réditos de su negocio en casas (una de ellas el único ático de Milán, el templo de la moda con piscina incorporada), joyas, coches, relojes. arte..., un espacio por el que se introduce un personaje vulgar, procedente de empresas que juegan su papel y que tienen conexiones con la mafia siciliana. El resultado es el asesinato del hijo de Rodolfo Gucci, Mauricio, por encargo de su esposa, Patrizia Reggiani (Lady Gaga), cuyo padre tiene una compañía de transportes que se dedica a ¿? ; el padre del joven Gucci lo relaciona con la recogida de basuras, que debe tener en Italia connotaciones que no conocemos bien, pero que conducen a vendettas que se llevan por delante a quien se cruza en su camino. Esta interconexión de ambos universos empresariales puede haber levantado ampollas en ciertos sectores de la prensa.

Ridley Scott hace bueno el axioma de que la forma es el fondo, y, para introducirse en este mundo hostil y tenebroso, opta por una fotografía, una música e, incluso, un montaje muy clásico, que nos va llevando por los diferentes lugares en los que tienen propiedades los Gucci (Saint Moritz y sus pistas de esquí, Milán...), poniendo en evidencia que hasta el educado, contenido y disciplinado Mauricio sabe como escapar de una persecución policial para refugiarse en otro país, en uno de sus retiros dorados, esquiando, al tiempo que huye de la justicia, después de meter a su tío en la cárcel y arruinar al hijo de este, su primo hermano, que lo habían ayudado a él y a su esposa a acercarse al padre que había roto sus relaciones con él tras casarse con la vulgar Patrizia. Como ocurrió con Al Capone, no se le pudieron demostrar sus crímenes, pero se le encarceló por fraude fiscal e irregularidades contables. Desde la primera secuencia, Scott pone el 'cadáver' de Mauricio en el imaginario del público, en ese paseo desde el aparcamiento hasta la oficina prefabricada de la 'empresa de transportes' del padre de Patrizia, una joven grosera, ordinaria, que provoca con sus movimientos grotescos los deseos de los 'trabajadores', los supuestos conductores de los camiones que no vemos en funcionamiento. A partir de esta premisa el espectador irá tejiendo los hilos de la trama, apoyado en conocimientos extradiegéticos de las diferencias entre el Norte y el Sur de Italia, a cuyo conocimiento ha contribuido en gran manera el cine, y cuando llegue a la conclusión final, a la que nos conduce el objetivo del autor, estará preparado para entender el asesinato del joven Mauricio que acabó con la familia Gucci, y no sentirá extrañeza ante este resolución del conflicto tan drástica y poco inteligible fuera de estos ámbitos.

Es cierto que el director no ha querido ser explícito en algunos aspectos, que se deducen muy claramente de la narración que hace su cámara, de cómo capta los gestos de cada uno de los protagonistas, desde los principales a los secundarios, de la aparente frialdad de Mauricio a la espontaneidad, rayando la desvergüenza, de Patrizia que se gana a todos con adulaciones mientras prepara su exterminio. Sólo una imagen nos muestra cómo es su familia, sin dejarnos entrar en la casa, muy diferente a los palacios de los Gucci,al menos en el exterior. Quizá podría haber iluminado las razones del comportamiento de la pitonisa Pina, interpretada por Salma Hayek y de qué forma intima con la mujer de Mauricio y por qué, sin embargo no creo que sea demasiado larga la película, que discurre con fluidez, a pesar de dar pocos datos,  de algunos de los cuales he hablado, que se pueden intuir con facilidad por los espectadores. Lo importante es la fricción corrosiva que se produce cuando un miembro de una gran familia, a la que se puede encarcelar con facilidad tan pronto como alguien hace estallar la lata de gusanos, -desde dentro, desde fuera al parecer tampoco se puede -, un joven culto, almidonado, que estudia derecho, se une a la retoña de otro tipo de empresario, que tiene camiones (¿Cuántos? lo imaginamos por el comentario del padre de Mauricio), y que procede de un mundo muy relacionado con el crimen organizado.  Este film se caracteriza por el imperio de las elipsis, que alguno, más desorientado o que intenta desorientar, atribuye a fallos de guion. Viejo es Pedro para cabrero, dice el refrán; podrá gustarte más o menos el film, pero no hay indisciplina, sino todo lo contrario: deseo de esconder todo lo que despiste al espectador del background del film y lo distraiga de su comprensión y que tiene que ver con la relación del mundo de los negocios y la justicia, a la que demasiadas veces se acusa de ser ciega, pero no en el sentido de no tener en cuenta el estatus de los acusados, sino de no ver lo que no quiere ver. Creo que tiene razón, curiosamente, Owen Gleiberman (Variety), cuando afirma que puede que estemos ante la mejor película de Ridley Scott desde Gladiator. La que mejor ha creado una forma que se adapte a lo que nos quiere contar y que elude todo lo que el espectador, acostumbrado a ver cine puede deducir; no hace falta que al primer plano de un personaje no muestre su cuerpo, nuestro subconsciente está preparado para completar la imagen, como demostró Andy Warhol en sus pinturas pop; si fragmentamos la imagen, como decía Godard, podemos también fragmentar el lenguaje y creo que todos hemos entendido a dónde nos quería llevar Ridley Scott.



Se puede ver en Prime Video.

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