Misa de Medianoche. Mike Flanagan.Crítica.



 



Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí).


BERGMAN EN LA SOCIEDAD LÍQUIDA Y TRANSVERSAL.



Crítica:



Mike Flanagan no hace precisamente una serie fácil, aunque si idónea para los tiempos de incertidumbre que vivimos en los que cada uno sobrevive como puede haciendo equilibrios en la fina línea que separa la supervivencia de la exclusión  social, que algunos filósofos niegan, ya que, aunque algunos hombres y mujeres malviven comiendo, haciendo sus necesidades y durmiendo en la calle, forman parte de esa sociedad que los ningunea, jugando cuando anochece al ajedrez con la muerte que los invita a abandonar la vida. En una isla, separada por el mar del continente, un pequeño grupo de vecinos viven en torno a la Iglesia, que no solo es su guía espiritual, sino el único entretenimiento que tienen en el lugar y, como consecuencia, el  párroco tiene un poder absoluto sobre sus parroquianos.

Pero el sacerdote está atormentado por las mismas dudas que los que poblaban las películas del sueco Ingmar Bergman, y tiene un pie en el cielo y otro en el infierno. Este párroco, de inspiración bergmaniana, está rodeado de ángeles caídos, una fanática ayudante que viste túnica, aunque no se aclara su naturaleza, una egotista fanática que empuja al clérigo al abismo, y unos feligreses que como el de personaje de 'Los comulgantes', que se suicida por miedo a una invasión de los chinos, viven por y para su iglesia y necesitan a sus rectores espirituales como el enfermo mental precisa de su psiquiatra. En los márgenes de esta pequeña célula social algún separado del grupo por sus excesos con el alcohol que provoca más de una víctima y sus familias que intentan reconducirlos, algún damnificado a causa de estos delitos, y aquellos que se posicionan, por diferentes razones, fuera de la comunidad religiosa y que representan una ideología que va desde el panteísmo al ateísmo, pasando por el agnosticismo. Finalmente, como sucediera en tiempos históricos con Noé y su familia, Dios salva de su ira a una joven pareja, un chico y una chica adolescentes cuya misión consistirá en refundar la sociedad exterminada.

Interesante el debate que mantienen el joven ex-presidiario, Riley Flynn, que mató a una chica cuando conducía bebido, interpretado por Zach Gilford, y su antigua novia Erin Greene (Kate Siegel) sobre que se siente después de la muerte y que ella recuerda cuando su cuerpo yace inane. La mujer, una creyente que acude asiduamente a la iglesia, cree en Dios, pero su visión del mundo, frente a la de su amante, un joven que se hace ateo en la cárcel es panteísta y defiende que la totalidad del universo es el único Dios; combate el egotismo de la sociedad que entiende la vida, la muerte y el más allá únicamente relacionados con su propia individualidad, sin entender que formamos parte de una totalidad junto con las plantas, los animales, los átomos y todo lo que existe y el destino de todos nosotros es universal. Esta visión nos hace entender el nacimiento de la religión como una forma de contener los excesos de los hombres, un reflexión que Tirso de Molina nos legó en el 'Condenado por desconfiado', una relato en el que un hombre, atormentado por el destino que le esperaba tras su muerte interroga constantemente a Dios. La deidad le responde que se ponga ante la puerta de una iglesia; su destino será el mismo que la del primer hombre que la atraviese, y resulta que el primero que lo hace es un borracho y un blasfemo. El rico decide abandonar su vida piadosa y entregarse a todos los excesos y necesidades del bajo vientre de que hablaba  Cayo Salustio Crispo  cuando hizo el retrato de Catilina. Al final no estaba tan alejado Friedrich Engels cuando escribió 'El origen de la familia, la propiedad y el estado', ni Flanagan al ubicar su historia en una isla apartada de la sociedad, cuyos habitantes, a pesar de gozar del bienestar que proporciona la tecnología actual, viven como en la Edad Media; un ejemplo lo constituye el hecho de que ser monaguillo marca estatus porque visten uniforme.

Muy interesante y un giro importante en la carrera de Flanagan.

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