Boys Over Flowers. Yun Ki-sang. Crítica.

 


ESCULTURAS VIVAS QUE SE MUEVEN. KKONMINAM: FLOR +HOMBRE HERMOSO.


Ficha de identificación, sinopsis, lo que se dice Pinchad aquí).


Aunque muchos puedan restar importancia a un film como Boys Over Flowers, atribuyéndole calificativos como cine para adolescentes, no apto para un público maduro, harán mal si no prestan atención y comparan los modelos sociales y la mentalidad que se ha ido instalando de forma más o menos silenciosa en este país, tras la estabilización de su sistema económico y la liberalización del mercado en la década de los 80 de Corea del Sur, en el contesto de una guerra civil cruenta con Corea del Norte (1950-53). Cuando el país se liberaba, comenzaba la construcción de un estado, y  sentaba las bases de su poder, le alcanzó la crisis de 1997; creó corredores de desarrollo, crecimiento verde y descentralización política y social, lo que iba transformar una nación pobre en el centro logístico para el NE de Asia * y una de las potencias más sofisticadas del mundo**, dicho todo esto grosso modo con el objetivo de ubicar temporalmente la serie, de una gran importancia, algo que supieron ver los críticos de todas las latitudes cuando se estrenó. Jasper Kim, Profesor de la Universidad para Mujeres de Ewha, Corea del Sur, denominada así porque sus fundadores, entre ellos, Mary F.Scranton (1832-1909), metodista episcopal y misionera, pensaban que toda mujer debe ser respetada, hace una interpretación interesante del éxito económico, social y cultural de este país del NE de Asia: Corea del Sur al apostar por el recurso que tenía en abundancia, su gente, y realizar una inversión notable en educación (ingenieros y trabajadores industriales), aumentó el capital humano. Lo que podía haber resultado una obstáculo importante, como la fuerte presencia de conglomerados empresariales dominados por familias poderosas, llamadas chaebol, entre las que destaca SAMSUNG, no sólo han logrado desafiar al gigante estadounidense APPLE, sino imponerse en todo el mundo y ocupar las plantas nobles de los almacenes emblemáticos de las clases medias occidentales. Una de estas familias, la de Goo Joon-Pyo, protagoniza 'Boys Over Flowers', joven violento y caprichoso, dominado por la presidenta del grupo, dueños de hoteles e instituciones educativas privadas, su propia madre, son el paradigma de estas fuertes compañías.

Sentadas las bases del crecimiento coreano, muy marcado por la éxito de su economía, se había abonado el terreno para una revolución cultural adecuada al éxito de las empresas, que no despreciaba los éxitos de las viejas potencias occidentales y sumaba a sus tradiciones (wuxia, luchas marciales, en las que, incluidas las mujeres, la población parece bien dotada) los éxitos de Estados Unidos y Europa y sus tradiciones culturales, ya se tratara de obras elitistas en todas sus manifestaciones (música clásica, formación en instrumentos de jazz, blues y rock; uno de los protagonistas toca el saxofón), cine, pintura o literatura, y especialmente las series televisivas y los movimientos musicales de los jóvenes (glam, soap opera...).En la década de los 90 todo cambió con el grupo Seo Taeji and the boys o EXO, que poco a poco ayudó a introducir una masculinidad suave y a la vez varonil, sin connotaciones femeninas, sino híbrida y versátil (Joanna Elfuing, Universidad de Western en Australia) de la que es un claro exponente, -no sólo él, pero si el más evidente -, Kim Hyun-joong, en el papel de Joon Ji-hoo. Partiendo del glam británico de los años 70 y 80 del siglo XX , juegan con la masculinidad y abren posibilidades a los hombres de la calle, una circunstancia que favorece su aceptación en los barrios menos jóvenes y de moda, donde es usual ver este nueva forma de ser hombre, en la que abundan cabellos teñidos, quijadas definidas, piel humefactadas y ojos y labios maquillados. De chico duro a chico bonito; un hecho muy elocuente es que los jóvenes que protagonizan el relato se hacen llamar los 4F (herederos guapos y famosos), todos ellos con el look que acabamos de describir.

En cierta medida se ha producido un cambio de roles, en lo que se refiere a la objetivación, la cosificación de las mujeres, y, si bien, como afirma Joanna Elfuing, el hombre, a pesar de las apariencias, no ha perdido su masculinidad, y ellas mantienen su femineidad en el atuendo, incluidas las minifaldas y los altísimos y finísimos tacones de aguja, son más severas y cortantes que ellos, les cuesta más hacer patentes sus sentimientos y son de pegada fácil; el paradigma de este tipo de mujer es Geum Jan-di, que juega con dos famosos, Goo Joon-Pyo y Ji-hoo, pero mantiene su independencia, su orgullo y su resistencia a ser comprada por nadie. Ella es la chica pobre en un colegio de ricos, que logra hacerse la reina plebeya de los cuatro amos. La lucha de clases está presente en esta dramedia coreana constituida por arquetipos que, a imagen y semejanza de Falcon Crest, aparecen emblematizados en el comienzo de cada capítulo, enmarcados en su medio e idealizados con elementos decorativos kitsch con mucho brilli-brilli. A diferencia de las series norteamericanas la desigualdad de clases domina el relato, en el que unos personajes arquetípicos sitúan al espectador en el contexto de arriba y abajo, de injusticia, de muñeca  rota, pero no enemiga de los poderosos (en un momento determinado los cinco miran desde el mismo lugar al mismo sitio), representados por los 4F, que emulan en su tratamiento poético a los Cuatro Mosqueteros de Dumas, buenos luchadores, pero a la vez auténticos Flowers Boys, militantes de esa masculinidad suave de que hemos hablado, si bien Joon-pyo, aunque vestido con una fantasía poco usual en los hombres, adopta formas con frecuencia muy violentas y protectoras de mujeres que no se dejan proteger. Un hombre de los de siempre.

Una serie muy interesante porque aborda fases desconocidas por los occidentales, correspondientes a tiempos en los que un grupo femenino se llamaba Glam, y que difiere bastante de la moderación en el vestir y el peinar de unos jóvenes centennials que, sin renunciar a pintarse los labios o los ojos, vuelven a peinados más conservadores y aceptables en todo el mundo, logrando exportar sus modelos no solo a Asia, dondele nacen competidores, que todavía no han llegado a los niveles de excelencia de Corea, pero están en camino, sino al resto del mundo, en el que ya se empiezan a incorporar por las grandes marcas este tipo de hombres, modelos profesionales masculinos que venden productos de belleza para las mujeres. La serie se disfruta, está, como es habitual en el cine coreano, bien escrita y mejor desarrollada, a lo que contribuyen actores seleccionados en canteras que abarcan desde las enseñanzas medias a la propia Universidad, que los someten a reglas muy duras para convertirlos en los famosos Idols.




* Seis décadas de crecimiento y desarrollo. Il Sakong, Youn Gsun Kom Editores. CEPAL, Naciones Unidas.
**BBC.com Mundo/Noticias


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