Homúnculo. Takashi Shimizu. Ficha técnica y crítica.
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NO NECESITAMOS UN VIRUS, NOS EXTERMINAMOS SOLOS, DIJO ALGUIEN.
Ficha técnica:
Título original: Homúnculus
País: Japón
Año: 2021
Duración: 115 minutos
Dirección: Takashi Shimizu
Guion: Takashi Shimizu, Naruki Matsuhisa, Eisuke Naito, basado en una historia gráfica, manga, de Hideo Yamamoto
Dirección de fotografía: Jun Fukumoto
Sonido: Nick Price
Director efectos visuales: Coichi Hirata
Productores: Harue Miyake, Chikako Nakabayashi
Compañías productoras : Booster Project; distribuidoras: Netflix
Intérpretes:
Gô Ayano: Susumo Nakoshi,
Yukino Kishii: Hombre misterioso,
Ryô Narita: Manabu Ito,
Seiyô Uchino: Kumicho,
Laura Megan Stahl: Nanako,
...
Sinopsis:
Lo verdadero y lo irreal se confunden cuando un vagabundo amnésico se despierta de un tratamiento médico con la habilidad de ver los traumas más profundos de la gente.
Lo que se dice:
El film ha sido valorado muy negativamente, como reflejan los lectores de páginas como la española Filmaffinity que publica una nota media de 4,7, basada en el voto de 82 lectoras, una media que la norteamericana Imdb eleva ligeramente a 5,6, superando la barrera del aprobado, de acuerdo con la valoración de 885 usuarios.
Los argumentos que dan algunos críticos están asociados a la bondad del manga en que se inspira, que es un modo de representación absolutamente diferente, en el que se pueden tener en cuenta otros valores como la capacidad de representación de una manifestación artística bien diferente. A esto se agarran crítico como Karina Adelgaard (Heaven of Horror), que afirma con arrogancia que no es una película apta para todos, olvidando que juzga imagen en movimiento y no una novela gráfica; en el mismo error incurre Juan Pablo Cinelli (Diario Página 12) que sostiene que Takashi Shimizu crea un universo atractivo con momentos de mucho humor. Pero cae en el mismo error quien la denosta el film con el argumento de que "palidece en comparación con el material de origen, (es decir la novela gráfica de manga) , ya que su director se entrega a los efectos especiales perdiendo de vista el drama humano".
Crítica:
Hemos de partir todos de la base de que incluso el que parece situarse por encima del bien y del mal, el que intenta dar la impresión de no querer decir nada, dice tanto como los demás, aunque podamos no compartirlo; Takashi Shimizu nos cuenta la historia de un gerente de relaciones que ha perdido la memoria a causa de un accidente que lo ha traumatizado, lo que explica que viva como un mendigo que dispone de Visa, una película que lleva implícitos múltiples y diversos mensajes, ejecutados, en ocasiones de forma que rozan el ridículo: hombres vacíos, edípicos, débiles, que participan de las características del hombre artificial, -el protagonista llega a ser clarividente y gozar de un sexto sentido gracias a una trepanación, y el artífice de la potenciación de su cerebro se encarama finalmente a la vida desde la torre de Kafka, después de arruinar en parte su obra -, y que se convierten en magnos representantes del relativismo ideológico y moral y del negacionismo imperante, que todos sabemos que se ha impuesto entre las masas, manipuladas por medios populistas.
Manabu Ito (Ryô Narita) , un manojo retorcido de complejos, adoctrina al protagonista, Susumo Nakoshi, (Gô Ayano) intentando hacerle comprender que el mundo es una ilusión conveniente creada por el cerebro (parece que no hemos avanzado demasiado desde la Grecia clásica); cualquiera de nosotros puede ser un humúnculos, representados generalmente en forma de rudo transformer, seres que te muestran lo que quieres ver y que sólo están en tu imaginación; a su vez Susumo quiere demostrar a Ito que ambos son hombres vacíos que durante toda su vida habían ansiado ser vistos para gobernar el mundo. Planteamientos filosóficos ambos realizados con prisas, sin cuidado, demostrando que Japón y los países occidentales que has ahora habían sido el faro cultural del mundo se han quedado paralizados, como las estatuas de sal que se ven en el film, ahogados en su propio cinismo. Visualmente es pretenciosa, como ocurre con otras películas japonesas que exhibe Netflix, entre ellas Followers, aunque ésta con un guion y una ejecución más cuidada.
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