37 segundos. Hikari. Ficha técnica y crítica.
CINE INDIE: LA MODA DEL PRIMERÍSIMO PRIMER PLANO. HERMOSO FILM PROTAGONIZADO POR MUJERES.
Ficha técnica:
Título original: 37 Sekanzu
País: Japón
Año: 2019
Duración:115 minutos
Género: Drama
Dirección : Hikari
Guión: Hikari
Casting: Sawako Ohzu
Dirección de Fotografía: Stephen Blahut
Música: ASKA
Edición: Thomas A.Krueger
Decoración del set: Setsuko Shiokawa
Diseño de Vestuario: Meg Mochizuki
Jefe de Departamento de maquillaje: Hiromi Momose
Productores: Hikari, Peter Maestry, Shin Yamaguchi
Productores ejecutivos: Daisuke Sumitomo, Katsuhiro Tsuchiya
Diseño de producción: Takayuki Uyama
Compañías productoras: Hikari Films, Knockonwood, Kamma Pictures, Anarchy Pictures; distribución: Netflix
Intérpretes:
Makiko Watanabe,
Minori Hagiwara,
Mel Kayama: Yuma Takada,
Shizuka Ishibashi,
Misuzu Kanno: Kyoko Takada,
Shôhei Uno,
Shunsuke Daitoh
...
Sinopsis:
Agobiada por las obligaciones sociales y familiares, una joven dibujante de manga se embarca en un particular viaje de liberación sexual y personal. Yuma es una mujer adulta con las obligaciones y deberes que conlleva, pero está incapacitada a causa de un atasco de 37 segundos que le impidió respirar todo ese tiempo; la joven aspira a convertirse en una artista manga, pero la sobreprotección de una madre asustada y la estafa de su mejor amiga y compañera. Su deseo de que el mundo reconozca su talento la llevará por caminos desconocidos para ella. "Fueron 37 segundos el tiempo que tardé en respirar al nacer", le dice a su inestimable lazarillo, y sigue: "Si hubiera nacido un segundo antes hubiera sido libre".
Lo que se dice:
La primera obra conocida en occidente de Hikari (Mitsuyo Miyazaki, realizadora de Tsuyako, 2011, y Where We Begin, 2015), ha sido muy bien recibida por la prensa, un dato que recoge la página española Filmaffinity, que le otorga un 7,3, basado en 23 votos, una nota que Imdb eleva ligeramente a 7,4, apoyada en una modestísima participación de sus usuarios: 345.
Los argumentos que dan los críticos son contundentes: el film es el retrato imparcial y muy original de una auténtica heroína (Deborah Young, The Hollywood Reporter); película delicada e impactante (Lisa Kennedy, Variety); mirada inusual y auténtica de la vida de una persona con parálisis cerebral (Kimber Myers, Los Angeles Times); una pequeña y especial película alentadora (David Nusair, Reel Film); profunda y conmovedora opera prima sobre una joven artista discapacitada (Glenn Sumi, Now Toronto); un drama reconfortante para todos los públicos sobre una joven japonesa con parálisis cerebral que ofrece un final poco convincente, aunque conmovedor (Jonathon Wilson, Ready Steady Cut)...
Netflix ofrece un título importante, bien filmado y con un background más que profundo necesario, con un plus en favor de la plataforma: '37 segundos' es la primera obra conocida de su autora, Hikari (un seudónimo tras el que se esconde Mitsuyo Miyazaki), que, si bien participa formalmente del gusto por los primerísimos primeros planos del indie, y su estilo tranquilo y sereno para narrar con dureza la realidad que se esconde tras una persona víctima de una enfermedad que la invalida para la realización de aquello más elemental que define al ser humano, y la obliga a arrastrarse por el suelo en sus penosos desplazamientos, cumple dos objetivos de gran calado: ponernos a todos nosotros delante del espejo y observar la hipocresía que late detrás de un paternalismo vergonzante y una caridad más vergonzante todavía, que se niega a mirar de frente la insatisfacción de los deseos que dominan al hombre en estas personas y la ignorancia en la que generalmente se las mantiene, así como la imposición al espectador que contempla estas imágenes de reflexionar sobre su constante indiferencia ante el dolor de aquellos por los que constantemente se rasga en público las vestiduras.
Dice Jonathon Wilson que el final es poco convincente. Ignoramos a qué se refiere cuando hace esta afirmación, porque, si bien es cierto que Hikari propone un final feliz para su protagonista, y la hace invulnerable a los riesgos que corre con determinadas actitudes, algo por lo que teme la madre, también es cierto que una gran parte de estos temores nunca se realizan, y, que junto a los individuos agresivos y crueles con los desvalidos, hay también buenas personas, incluso dentro del desprestigiado mundo de la prostitución, que jugarán un papel importante en el encuentro de Yuma consigo misma, y esto no es una entelequia, ni estas personas son portadoras del 'gen rojo' del que hablan los defensores de la eugenesia, sino gentes piadosas que se alejan de otras como Sayaka, que hizo una carrera aprovechando las deficiencias de su teórica amiga.
La película aborda los temas más escabrosos porque Yuma es una joven de 23 años como las demás, a pesar de que no pueda mover su cuerpo y necesite un lazarillo constantemente a su lado; su búsqueda de trabajo choca con su falta de experiencia que la incapacita, incluso para oficios en los que se refugian los que han perdido todas sus oportunidades. Legalmente es una persona adulta que realiza su particular road movie vital acompañada por un joven generoso con el que coincide gracias al azar, y que será un buen acompañante, un testigo de su evolución que se limita a hacer posibles sus deseos. Su viaje, que comienza por un descenso a los infiernos de Dante, es un trayecto que la confirmará como lo que es: una buena dibujante de manga, a la que sirven de gran ayuda las nuevas tecnologías, que suplen parte de su incapacidad, del mismo modo que la silla de ruedas eléctrica favorece sus desplazamientos. Hikari mira con generosidad a las mujeres de su película, pero también trata bien a los hombres, con independencia de que unas y otros no siempre acierten en su relación con la chica; atrás quedan los tutores bondadosos, los padres comprensivos que buscan lo mejor para sus hijos, la ternura del bienpensante. Yuma se integra en la vida laboral, familiar e incluso sentimental, después de haber aprendido a vivir en el viaje que comienza por iniciativa propia y contra el parecer de todos aquellos que intentan protegerla, pero acaban asfixiándola.
Es difícil hacer el análisis de un film tan valiente, al que añadiremos otros adjetivos como extraño, conmovedor, impactante, delicado (Yuma ni siquiera puede alzar la voz) y respetar a la vez a los espectadores evitando el temido, por muchos, spoiler, pero,a pesar de ello, me atrevo a recomendar un film que opone a la caridad y el paternalismo, que sirve solo para limpiar la conciencia del que ejerce estas virtudes, el desarrollo, contado de forma descarnada, -por muchos paliativos que se incorporen a este relato -, de una chica cuya movilidad está muy limitada, si bien conserva intacto un talento del que carece Sayaka, que no sólo se aprovecha de Yuma, sino que se exhibe en las redes como una auténtica muñequita manga, hundiendo en la miseria a quien se mantiene inmóvil en la jaula de su propio cuerpo. Una historia narrada desde el punto de vista del que sufre, no del que se compadece,algo poco corriente.
Los argumentos que dan los críticos son contundentes: el film es el retrato imparcial y muy original de una auténtica heroína (Deborah Young, The Hollywood Reporter); película delicada e impactante (Lisa Kennedy, Variety); mirada inusual y auténtica de la vida de una persona con parálisis cerebral (Kimber Myers, Los Angeles Times); una pequeña y especial película alentadora (David Nusair, Reel Film); profunda y conmovedora opera prima sobre una joven artista discapacitada (Glenn Sumi, Now Toronto); un drama reconfortante para todos los públicos sobre una joven japonesa con parálisis cerebral que ofrece un final poco convincente, aunque conmovedor (Jonathon Wilson, Ready Steady Cut)...
Crítica:
Netflix ofrece un título importante, bien filmado y con un background más que profundo necesario, con un plus en favor de la plataforma: '37 segundos' es la primera obra conocida de su autora, Hikari (un seudónimo tras el que se esconde Mitsuyo Miyazaki), que, si bien participa formalmente del gusto por los primerísimos primeros planos del indie, y su estilo tranquilo y sereno para narrar con dureza la realidad que se esconde tras una persona víctima de una enfermedad que la invalida para la realización de aquello más elemental que define al ser humano, y la obliga a arrastrarse por el suelo en sus penosos desplazamientos, cumple dos objetivos de gran calado: ponernos a todos nosotros delante del espejo y observar la hipocresía que late detrás de un paternalismo vergonzante y una caridad más vergonzante todavía, que se niega a mirar de frente la insatisfacción de los deseos que dominan al hombre en estas personas y la ignorancia en la que generalmente se las mantiene, así como la imposición al espectador que contempla estas imágenes de reflexionar sobre su constante indiferencia ante el dolor de aquellos por los que constantemente se rasga en público las vestiduras.
Dice Jonathon Wilson que el final es poco convincente. Ignoramos a qué se refiere cuando hace esta afirmación, porque, si bien es cierto que Hikari propone un final feliz para su protagonista, y la hace invulnerable a los riesgos que corre con determinadas actitudes, algo por lo que teme la madre, también es cierto que una gran parte de estos temores nunca se realizan, y, que junto a los individuos agresivos y crueles con los desvalidos, hay también buenas personas, incluso dentro del desprestigiado mundo de la prostitución, que jugarán un papel importante en el encuentro de Yuma consigo misma, y esto no es una entelequia, ni estas personas son portadoras del 'gen rojo' del que hablan los defensores de la eugenesia, sino gentes piadosas que se alejan de otras como Sayaka, que hizo una carrera aprovechando las deficiencias de su teórica amiga.
La película aborda los temas más escabrosos porque Yuma es una joven de 23 años como las demás, a pesar de que no pueda mover su cuerpo y necesite un lazarillo constantemente a su lado; su búsqueda de trabajo choca con su falta de experiencia que la incapacita, incluso para oficios en los que se refugian los que han perdido todas sus oportunidades. Legalmente es una persona adulta que realiza su particular road movie vital acompañada por un joven generoso con el que coincide gracias al azar, y que será un buen acompañante, un testigo de su evolución que se limita a hacer posibles sus deseos. Su viaje, que comienza por un descenso a los infiernos de Dante, es un trayecto que la confirmará como lo que es: una buena dibujante de manga, a la que sirven de gran ayuda las nuevas tecnologías, que suplen parte de su incapacidad, del mismo modo que la silla de ruedas eléctrica favorece sus desplazamientos. Hikari mira con generosidad a las mujeres de su película, pero también trata bien a los hombres, con independencia de que unas y otros no siempre acierten en su relación con la chica; atrás quedan los tutores bondadosos, los padres comprensivos que buscan lo mejor para sus hijos, la ternura del bienpensante. Yuma se integra en la vida laboral, familiar e incluso sentimental, después de haber aprendido a vivir en el viaje que comienza por iniciativa propia y contra el parecer de todos aquellos que intentan protegerla, pero acaban asfixiándola.
Es difícil hacer el análisis de un film tan valiente, al que añadiremos otros adjetivos como extraño, conmovedor, impactante, delicado (Yuma ni siquiera puede alzar la voz) y respetar a la vez a los espectadores evitando el temido, por muchos, spoiler, pero,a pesar de ello, me atrevo a recomendar un film que opone a la caridad y el paternalismo, que sirve solo para limpiar la conciencia del que ejerce estas virtudes, el desarrollo, contado de forma descarnada, -por muchos paliativos que se incorporen a este relato -, de una chica cuya movilidad está muy limitada, si bien conserva intacto un talento del que carece Sayaka, que no sólo se aprovecha de Yuma, sino que se exhibe en las redes como una auténtica muñequita manga, hundiendo en la miseria a quien se mantiene inmóvil en la jaula de su propio cuerpo. Una historia narrada desde el punto de vista del que sufre, no del que se compadece,algo poco corriente.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!