Doctor Sueño. Mike Flanagan. Crítica.
Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí). Trailer en Youtube.
Crítica:
Mike Flanagan , director consumado del género de terror, estrena película.El cineasta americano, calificado por algunos como un lúcido integrante del cine de 'terror comercial', que cuenta con cierto prestigio entre sus fans, adquirido con películas como 'Oculus:el espejo del mal', estrenada el 8 de Septiembre de 2013 en el Festival Internacional de Toronto, 'Somnia' (2016) y 'Ouija, el origen del mal' (2016), ha recibido el mismo trato que sus compañeros, militantes del género de terror, cuyas obras no fueron muy bien recibidas por la crítica y un sector del público que no soportan el protagonismo de las bandas sonoras en la creación de un clima de tensión, ni el uso de metáforas con significado social. Estos mismos sectores tampoco llevan bien el cine que milita en el realismo social, mostrándose más proclives a denuncias de tipo documental con protagonistas burgueses, que quieren oír las verdades del barquero, ma non troppo, especialmente cuando cuestionan la sociedad occidental, miradas críticas mejor toleradas en el cine de los márgenes, por mucho que diseñen su historias de la forma más cruda. ¿Es esta una postura aporofórica?
Flanagan concibe su difícil reto (adaptar a Stephen King y continuar el relato de Stanley Kubrick) en Doctor Sueño, film protagonizado por Ewan Mc Gregor, un personaje que utiliza su don para ayudar a los enfermos terminales a morir dignamente, la arista mas sobresaliente del film, como una especie de spin off , que desarrolla el personaje más inquietante del film del británico con aportaciones nuevas: el Hotel Overlook, un establecimiento ficticio,una casa encantada, que ha tenido sus réplicas en la vida real, en forma de hoteles y Escapes Rooms, lugares en los que los más jóvenes buscan liberar energías a través del miedo; un icono del terror instalado en el imaginario colectivo. Pero hace falta construir un relato que conduzca a este establecimiento, cuando la montaña esté nevada y el laberinto presente la imagen que los espectadores reconocen, y que, a la vez, justifique la llegada de algunos personajes, los buenos, -Danny Torrance, interpretado por Ewan McGregor, y Abra Stone, (Kayliegh Curran)-, al lugar, y permitan al guionista amontonar los hitos más importantes, los sustos más sobresalientes del original, al comienzo y al final de la película, una acumulación que pierde toda su eficacia y que, en determinados momentos provoca risa. No hay peor cosa que rozar, aunque sea ligeramente, el ridículo.
La trama, que acaba siendo tediosa y aburrida, está narrada con un lenguaje y una estética indie, minimal y con sets que reproducen habitáculos de la clase media, que son, además, los portadores del 'resplandor', una entelequia difícil de precisar, aunque los amantes del género saben que favorece la comunicación entre los que poseen este don. Casi tres horas conviviendo con unos personajes, miembros de una curiosa secta, que aspiran ¿un vapor? de sus víctimas, les roban su esencia vital ? una especie de vaho que exhalan al morir. Muy atractiva la jefa, interpretada por Rebecca Ferguson, en un papel que no perturba en absoluto, más desastrado el resto del grupo de 'buscadores de 'el resplandor'.
Algunos críticos han revelado, una batalla de egos entre el escritor (que cobra derechos de autor y no reconoce ninguna autonomía al director) y el cineasta. La causa del disgusto de Stephen King con el cineasta británico, Stanley Kubrick, radica en que el segundo introdujo en su película el Hotel Overlook y el famoso laberinto, en contra del criterio del escritor que lo había eliminado en su texto, a la par que lo convertía en un icono del terror inolvidable y dejaba ciertas claves que hacían referencia (relato de Jack a su hijo Danny cuando se dirigen por primera vez al hotel) al exterminio de la población indígena americana, una constante del cine norteamericano y de otras artes, como la pintura de Hartung, y el holocausto nazi, así como la posibilidad de que la llegada del hombre a la luna fuera un engaño. Lo cierto es que hay más de un referente cierto de carácter cinematográfico en la puesta en escena de Kubrick, el film de Alain Resnais, 'El año pasado en Marienbad'. Parece que Flanagan, consciente de la importancia del film que tiene como protagonista la oscura mansión, y del estrecho margen que le dejaba la pelea entre el libro del afamado escritor de relatos de terror y el autor de 'La naranja mecánica', no renuncia a entrar en el caserón proscrito por King, y hacer frente a una contradicción que parece atarle las manos. A pesar de todo, su adaptación de la secuela, Doctor Sleep, que gira en torno al descendiente del mítico personaje, que publicó en 2013 el escritor, parece haber satisfecho al mismo, o quizá se ha resignado y acepta unas imágenes que están indisolublemente unidas a 'El resplandor'. Mucho parece haberle dolido que le torcieran el brazo en el siglo pasado.
A pesar de lo dicho, este film, en cierta medida incoherente y desigual, parece haberle dado a Flanagan, finalmente, el reconocimiento merecido por su dominio del género, que convierte el montaje en sujeto de la enunciación, del que ya había hecho gala a lo largo de su carrera. Bienvenido sea este reconocimiento, aunque sigue llevando la etiqueta minorizadora de 'comercial'.
Flanagan concibe su difícil reto (adaptar a Stephen King y continuar el relato de Stanley Kubrick) en Doctor Sueño, film protagonizado por Ewan Mc Gregor, un personaje que utiliza su don para ayudar a los enfermos terminales a morir dignamente, la arista mas sobresaliente del film, como una especie de spin off , que desarrolla el personaje más inquietante del film del británico con aportaciones nuevas: el Hotel Overlook, un establecimiento ficticio,una casa encantada, que ha tenido sus réplicas en la vida real, en forma de hoteles y Escapes Rooms, lugares en los que los más jóvenes buscan liberar energías a través del miedo; un icono del terror instalado en el imaginario colectivo. Pero hace falta construir un relato que conduzca a este establecimiento, cuando la montaña esté nevada y el laberinto presente la imagen que los espectadores reconocen, y que, a la vez, justifique la llegada de algunos personajes, los buenos, -Danny Torrance, interpretado por Ewan McGregor, y Abra Stone, (Kayliegh Curran)-, al lugar, y permitan al guionista amontonar los hitos más importantes, los sustos más sobresalientes del original, al comienzo y al final de la película, una acumulación que pierde toda su eficacia y que, en determinados momentos provoca risa. No hay peor cosa que rozar, aunque sea ligeramente, el ridículo.
La trama, que acaba siendo tediosa y aburrida, está narrada con un lenguaje y una estética indie, minimal y con sets que reproducen habitáculos de la clase media, que son, además, los portadores del 'resplandor', una entelequia difícil de precisar, aunque los amantes del género saben que favorece la comunicación entre los que poseen este don. Casi tres horas conviviendo con unos personajes, miembros de una curiosa secta, que aspiran ¿un vapor? de sus víctimas, les roban su esencia vital ? una especie de vaho que exhalan al morir. Muy atractiva la jefa, interpretada por Rebecca Ferguson, en un papel que no perturba en absoluto, más desastrado el resto del grupo de 'buscadores de 'el resplandor'.
Algunos críticos han revelado, una batalla de egos entre el escritor (que cobra derechos de autor y no reconoce ninguna autonomía al director) y el cineasta. La causa del disgusto de Stephen King con el cineasta británico, Stanley Kubrick, radica en que el segundo introdujo en su película el Hotel Overlook y el famoso laberinto, en contra del criterio del escritor que lo había eliminado en su texto, a la par que lo convertía en un icono del terror inolvidable y dejaba ciertas claves que hacían referencia (relato de Jack a su hijo Danny cuando se dirigen por primera vez al hotel) al exterminio de la población indígena americana, una constante del cine norteamericano y de otras artes, como la pintura de Hartung, y el holocausto nazi, así como la posibilidad de que la llegada del hombre a la luna fuera un engaño. Lo cierto es que hay más de un referente cierto de carácter cinematográfico en la puesta en escena de Kubrick, el film de Alain Resnais, 'El año pasado en Marienbad'. Parece que Flanagan, consciente de la importancia del film que tiene como protagonista la oscura mansión, y del estrecho margen que le dejaba la pelea entre el libro del afamado escritor de relatos de terror y el autor de 'La naranja mecánica', no renuncia a entrar en el caserón proscrito por King, y hacer frente a una contradicción que parece atarle las manos. A pesar de todo, su adaptación de la secuela, Doctor Sleep, que gira en torno al descendiente del mítico personaje, que publicó en 2013 el escritor, parece haber satisfecho al mismo, o quizá se ha resignado y acepta unas imágenes que están indisolublemente unidas a 'El resplandor'. Mucho parece haberle dolido que le torcieran el brazo en el siglo pasado.
A pesar de lo dicho, este film, en cierta medida incoherente y desigual, parece haberle dado a Flanagan, finalmente, el reconocimiento merecido por su dominio del género, que convierte el montaje en sujeto de la enunciación, del que ya había hecho gala a lo largo de su carrera. Bienvenido sea este reconocimiento, aunque sigue llevando la etiqueta minorizadora de 'comercial'.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!