César debe morir. Crítica





DESDE QUE CONOZCO EL ARTE ESTA CELDA SE HA CONVERTIDO EN UNA PRISIÓN
VERSIÓN LIBRE DE 'JULIO CÉSAR' DE WILLIAM SHAKESPEARE



Ficha técnica, premios, sinopsis, críticas (pinchad aquí)


CRÍTICA


El videoclub de ONO acaba de incorporar a su programación este film realizado en 2011, cuando los hermanos Taviani se sienten interesados por un proyecto que se lleva adelante en una cárcel italiana, la de modelo de Rebibbia en Roma,  a cuyo frente se sitúa el dramaturgo Fabio Cavalli, y el reto es de gran importancia, ya que tiene como objetivo que presos condenados por delitos graves, robo a mano armada, pertenencia a organizaciones criminales y otras faltas importantes,son entrenados cada años para representar obras de gran envergadura. Los Hermanos Taviani eligieron la puesta en escena de 'Julio César' de William Shakespeare, que fue llevada al cine por Joseph K.Mankiewicz, interpretada por Marlon Branco en el papel de Marco Antonio, y James Mason en el de Bruto, corriendo a cargo de estos actores las partes climáticas de la obra: los discursos de Marco Antonio y Bruto. Fue muy valiente por parte de estos hombres a los que se había privado de libertad, la única condición que hace a los de nuestra especie hombres, razón por la que en la Roma antigua no existían cárceles y los reos eran condenados a muerte, pena capital que se ejecutaba en el Tullianum, una pequeña celda con un agujero en el centro a través del cual se arrojaban los cuerpos al Tevere (Tiber en castellano). Esto hace más significativa la elección de una obra como esta para ser representada por aquellos que habían sido condenados a estar encerrados a perpetuidad.¡Oh raciocinio, has ido a refugiarte en los irracionales porque los hombres han perdido la razón!, decía Marco Antonio en sus honras fúnebre, una auténtica acusación de haber cometido el crimen a los Optimates,liderados por Bruto y Casio.

El doblaje habla de 'hombres de honor', que tiene un significado bien diferente y supone  una interpretación  muy particular, bien de los cineastas, bien del crítico, de la alocución o del traductor, que varía algo el significado de la oración fúnebre de Antonio ante los despojos de César, de  la traducción intelectual  que hace Shakespeare de los textos del griego Plutarco, Vidas paralelas, sobre todo  si  unos u otros se refieren a los que asesinaron  a un César, al que sufrían como un  prepotente, identificando ahora  al 'dictador'  con los patriarcas de las humildes casas de los mafiosos que han soportado el desempoderamiento ejercido por los jefes de los clanes, de los  villanos en su rincón. Lo que  parece más evidente es que los presos  comienzan  a entender, parafraseando al propio Rega, que interpreta a Casio, que  sus celdas se han convertido en una auténtica prisión, desde que se han acercado al arte, y que la libertad, como decía Azaña no hace libre al hombre, sino simplemente lo hace hombre. Y esta conclusión es de la mayor importancia, demostrando que el cine no sólo puede ser una crónica, sino que puede ayudar a transformar la realidad. Pero todo no es positivo y los presos que han participado en la experiencia han tenido que soportar con frecuencia las burlas de sus compañeros más toscos.

Pero me gustaría aclarar que en el  magnífico discurso que Shakespeare construye y  hace pronunciar a Marco Antonio, la expresión de 'hombres de honor' (boni u optmates en latín) es peyorativa, (sólo hay que acercarse a los textos)  y hace alusión a la soberbia y prepotencia de los asesinos de Julio César, que en su obnubilación creían que iban a ser proclamados héroes por el  pueblo, ese que comparte con los patricios el lema de Roma, SPQR, que simplemente soportaba los  abusos de los nobles (los 'Buenos', más aún, los 'Mejores),  y veía caer uno tras otros a sus trubuni plebis, sus representantes,  asesinados por bandas de matones a sueldo de los honorables . El resultado no fue el restablecimiento de una república que se habían encargado de prostituir y que ya no podían controlar desde su bunker en la metrópoli, sino una nueva guerra civil. Eso lo entendió  bien Shakespeare y mucho mejor historiadores como  Theodor Mommsem, que ven en el héroe caído al 'monarca', (nunca al rey),  cuyo poder se legitima por el pueblo y no por la gracia de Dios. Fue en su grandeza en la que el dramaturgo inglés se apoyó para dar solidez a la monarquía inglesa, buscando unos ancestros honorables, como hicieran los romanos con  Eneas, el prófugo de Troya.

Si ésto lo han logrado entender los presos de Rebibbia, cuyo destino estaba escrito  desde la cuna, como ilustra Matteo Garrone en su película, tanto Fabio Cavalli como los Hermanos Taviani les habrán hecho el regalo más precioso de su existencia, y de paso han dado una gran lección a los espectadores que deseen acercarse al conocimiento de cómo  se construye la historia, no exenta de matonismos, apaleamientos, crímenes y expolios. Los Taviani poseen una gran ventaja: sólo tienen que mirar a su alrededor para reconstruir su historia desde  la República romana hasta la cárcel de Rebibbia. Curiosamente los antiguos romanos no poseían cárceles, porque consideraban que un hombre no podía ser desprovisto de la máxima condición  humana: la libertad; la alternativa era el exilio o la muerte.


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