Lo que esconde Silver Lake. David Robert Mitchell. Crítica
Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí).
HAY UNA CONSTANTE , UN DEUS EX MACHINA QUE MUEVE LOS HILOS DE LA CREACIÓN Y SE APROVECHA DE ELLA. ESTA ES LA VERDADERA CUESTIÓN.
Crítica:
David Robert Mitchell intenta superarse a sí mismo, convertirse en un mito mediante lo que algunos llaman su 'Next Big Thing' , o su próxima 'gran obra', sirviéndose para ello de un metarrelato, de una reflexión en torno a la industria cinematográfica (algunos símbolos no pueden ser más obvios), mediante un lenguaje autorreferencial , en el que unos han visto la influencia de Hitchcock y el pronunciado voyeurismo que sustenta muchas de sus películas, de David Lynch, por las constantes ensoñaciones de carácter surrealista, o los Hermanos Coen, en la elección de una categoría que fue la base de muchos de sus títulos: la comedia trágica. Desde el primer momento opta por el uso desplazado del lenguaje (símbolos, metonimias, metáforas), que lo aproximan a las terribles fábulas del griego Yorgos Lanthimos, en las que los animales juegan un papel importante, -perros, mofetas, coyotes-, cuya presencia sustituye a aquellos a los que representan, aunque veamos mujeres ladrando, oigamos constantes alusiones a lo mal que huele el protagonista , Sam (Andrew Garfield), o veamos caer despanzurradas las víctimas de las alimañas que pululan por estos lugares.
Mientras una chica limpia los cristales de un bar, suena una canción indie, tranquila, romántica, que da paso a escenas de autentica pulsión escoptofílica, en las que Sam deja transcurrir el tiempo entre conversaciones telefónicas con su madre o espiando con sus prismáticos a las vecinas de cualquier edad, practicando sexo duro e imaginativo y huyendo del casero, incapaz de hacer frente a sus obligaciones más elementales, hasta que conoce a Sarah (Riley Keough), de la que se queda colgado. Cuando ésta abandona la casa con dos compañeras y un hombre extraño con un parche en un ojo, se desatan sus inclinaciones detectivescas y la necesidad de satisfacer sus delirios borgianos sobre las organizaciones secretas que acompañan en su nacimiento a las nuevas tecnologías. Pronto se conocerá la causa de la desaparición de Sarah, de la que es perfectamente consciente Sam, una circunstancia que no desanima al joven sino que lo empuja a proseguir sus pesquisas.
Preocupado por quién rige este mundo incontrolable y aparentemente desordenado que ha nacido con las nuevas formas de comunicación globales, lo que buscará en realidad es la clave que le permita desentrañar la existencia del deus ex machina que gobierna este universo, y en su investigación se apoyará en locos aparentes que hacen fanzines sobre lo que esconde Silver Lake, páginas secretas de Nintendo Power Magazine, planos ocultos en cajas de cereales y otras 'rayadas' del orden, hasta descubrir como se forman las nuevas jerarquías que se han aprovechado, se aprovechan y se seguirán aprovechando de los creadores desde Mozart hasta hoy mismo, y el modo en que conciben su paso a la inmortalidad en las catacumbas de 'Los Ángeles'. En este viaje, en el que se cruzará con grupos compuestos por un rico o un famoso y tres mujeres (Jesús y las tres novias de Frankenstein, entre otros), será guiado por 'el rey de los mendigos'.
Luego los críticos, de acuerdo con su formación hablarán de 'la representación de los escenarios y de las pesadillas que los sostienen, según Luís Martínez, que afirma que David Robert Mitchell cuenta la ciudad de 'Los Ángeles' y se cuenta a sí mismo (diario 'El Mundo'), y engloba todo lo demás bajo un calificativo de sentido muy amplio: lisérgico. Alberto Luchini se basa en Hunter Thompson, el gurú del periodismo, para hablar de la indivisibilidad entre la objetividad y la subjetividad, la percepción y la realidad (diario 'El Mundo'), aunque también podríamos oponer lo que se piensa a lo que se dice, y esto a lo que se hace,que ejemplifica adecuadamente la canción con la que se abre el film y las imágenes subsecuentes.Lo peor es que se ha tomado demasiado tiempo para narrar algo que no es demasiado complicado, un thriller psicológico y muy poético, surrealista y algo inquietante, y con la intención de construir un relato preñado de elementos de extrañamiento, no demasiado fáciles de asimilar por el escaso público que llena una sala de un viernes por la tarde. Algo no va muy bien.
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