El cine de los márgenes.
LAS ARTES EN GENERAL Y EL CINE EN PARTICULAR SOLO CONSEGUIRÁN UNA VERDADERA LIBERTAD DE EXPRESIÓN E IGUALDAD CON LA INDUSTRIA CUANDO ALCANCEN SU INDEPENDENCIA ECONÓMICA. UN BUEN RETO.
Cada vez con mayor frecuencia vamos a oir hablar de un cine que se hace fuera de los grandes circuitos comerciales, razón por la que algunos lo llaman pobre, periférico, de punto de vista, otro cine o una denominación que va consiguiendo cada vez mayor rendimiento y que defiende el historiador de cine Luís E. Parés, el cine de los márgenes, que se sirve de una metáfora que usa la carretera como imagen para ejemplificar que por donde circulan todos no pueden nacer las flores, que proliferan en los bordes, en los márgenes, donde nadie las pisotea.
Se habla mucho en las críticas de cine de productos mainstream o blockbuster, que desaconseja Rose Troches, que confiesa que siempre se ha sentido más cómoda en los márgenes y no quiere permanecer en el centro, ser normal, pero no deja de entender que esta elección condena al cineasta a un cine más pequeño, que exija menos colaboraciones, - al final el cineasta su cámara y los actores necesarios para el relato -, obligándolo a una actitud ludista, de refugio, fragmentaria, que exige reunir todos los trozos, todas las crónicas de diferentes autores, de momento dispersas, para tener un conocimiento más general del mundo en que vivimos. Entre la industria y el margen ¿qué hay? un cine que no puede competir con la industria, pero que también se proyecta en despachos más modestos.
Entre quienes defienden la libertad del creador, por mucho que lo limiten los medios, se encuentra Antonio Padrós, que, al salir de la oficina en la que permanecia desde las 8 horas a las 15, realizaba un cine underground, iconoclasta, alternativo, repleto de 'historias incomprensibles' para cualquier persona distinta de él mismo. En sus películas su cámara contemplaba tes arquetipos de jóvenes ,-maoistas, Peter Panes y hipies-, todos ellos falsos; su prototipo de mujer era la Lolita, la nena-dona, la musa del underground, que tocaba la mala conciencia de l'Eixample, donde se cruzan mundos paralelos que no coinciden nunca.
Kikol Grau, se enfrenta al cine elitista . Javier Rebollo, -educado en un colegio de curas -, confiesa que, cumplidos 41 años, siempre ha estado en el margen del margen. El margen lo define el centro, y cree, junto con Bazin, que el cine no es bueno por lo que muestra, sino por lo que oculta. Claro que habría que preguntarse por qué Francia dio la Nouvelle Vague y España expulsó de su territorio a vanguardistas como Buñuel. Rebollo es partidario del cine 'caballo de Troya', que utiliza el lenguaje del centro solo para triunfar, servirse del género de manera torcida, aceptando una visión poética del mundo, y retos intelectuales y sensoriales.
al hacer la selección del pedazo de mundo que vamos a incluir en nuestro encuadre, focalizamos un pequeño espacio, y contribuimos a construir un gran mosaico de nuestro universo: un tema, un espacio, un lugar en nuestro sistema económico-social. Los hay que han salido a la carretera con muy poco dinero, una cámara y una pistola. Estos directores señalan en el cine americano varias constantes: la masacre de los indios, la especulación y construcción de viviendas en lugares sagrados de los aborígenes, como los cementerios, pero también la avaricia. Todos estos demonios constituyen el background de la mayor parte de las películas de terror, e incluso de ciencia-ficción, thrillers económicos y diferentes subgéneros del drama norteamericano. Pero algunos de estos autores introducen la religión: "Dios pone las cosas a tu disposición para que las disfrutes'. Esta forma de concebir la propiedad parte del mundo pagado. Los romanos divulgaron tarde el verbo posídeo, mientras que para indicar esta idea persistía con fuerza el dativo possivo: hay para mi ,- Homini est similitud coum Deo/Hay para el hombre una semejanza con Dios> El hombre tiene una semejanza con Dios.
Luís Escartín pretende retratar lo que sucede fuera del centro y tratar de determinar que está en una orilla y otra, quiénes somos, qué estamos haciendo. Hay muchos cineastas más que se mueven en estos márgenes, en un país como España que carece de industria, y no debemos confundir este tipo de cine que se hace en países que también está al margen del desarrollo, con el cine español que, con más o menos dificultades, se estrena en las salas y que, si bien no tienen una producción semejante a las de las grandes compañías norteamericanas, que intervienen en todas las fases de realización de una película, no se pueden clasificar como un cine que se hace en los márgenes, stricto sensu.
Antonio Padrós
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