Ready Player One. Crítica.




EL REY MIDAS AL FRENTE DE LA MANIFESTACIÓN. STEVEN SPIELBERG MÁS QUE NUNCA; NO SUBESTIMEMOS A QUIEN TODAVÍA TIENE MUCHO QUE DECIR.






Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice, fotografías, cartel y trailer (Pinchad aquí)


Hay  quien en 'Guerra y Paz' de Leon Tolstoi ve una receta de cocina y otros que en el envoltorio de un chicle ven un tratado de filosofía (Lex Luthor ).


Crítica:



Steven Spielger está vivo y peleón, y no sólo realiza un epitome de todos los mitos literarios que marcaron su juventud (Cervantes, la Leyenda Artúrica; el protagonista se llama Parzival) y cinematográficos, sin despreciar lenguajes, género y estilos, propios (Parque Jurásico) y ajenos, tanto se trate de  Merian C.Cooper, Akira Kurosawa,Kurosawa, Brad Bird, Roland Emmerich y tantos otros con sus monstruos, sino que el cineasta septuagenario no ha perdido energía para denunciar que la población ha permanecido estancada, sobrellevando sus desgracias en vez de luchar por combatirlas. En este sentido se basa, para marcar bien la distancia entre la virtualidad en la que se ha instalado el hombre en plena crisis global, en la que vive constantemente experiencias vicarias, y la realidad cotidiana, que lo ha ido recluyendo en grandes estercoleros, montañas de chatarra 'Las Torres', en las que caravanas cochambrosas se apilan provocando un paisaje ruinoso al estilo del que llevan a la pantalla Blomkamp o el último Mad Max de George Miller, al que da servicio una enorme televisión que se puede ver desde inmensas áreas.








Para mostrar las nuevas tecnologías como el nuevo opio del pueblo, pero sin demonizarlas, sino optando por su uso racional y sometido al albedrío humano, se decanta por un juego 'Oasis', del que disfrutan los participantes a través de unas gafas virtuales, que no sólo permiten una inmersión total en el relato, sino que empuja a los participantes a la creación de avatares, dobles de hombres y mujeres reales, realizados para la película mediante capturas de movimiento, que permiten crear la imagen deseada de sí mismo por cada jugador. Aquí y allá, Spielberg va dejando rastros de sí mismo, esa actitud vitalista que lo caracteriza, que le permiten creer que un mundo mejor es posible, al tiempo que nos advierte de que esto no ocurrirá por evolución natural, sino que tendremos que poner algo de nuestra parte. 'El hombre no está solo cuando tiene amigos', recuerda, y puede acabar con las torres de corrupción, estas no construidas con restos de  vehículos oxidados, sino realizadas con cemento y cristal y elevadas al cielo. Un film que nadie debe dejar de ver, y si no conoce todos los referentes (reconocibles por los amantes del género), ha llegado la hora de rendir culto a su época, la que él mismo ha vivido, que ha generado grandes iconos, por ser una de las más convulsas que ha conocido la humanidad. No debemos olvidar las dos guerras mundiales, las frecuentes contiendas locales, las revoluciones del amor, la mujer y ahora la tecnológica. Spielberg atiende a todo ello sin dejar de ser quien es, quien  conoce los mitos del pasado, pero no desprecia los del presente.





Curiosa desacralización de los nuevos millonarios, que son inferiores en número a los de otros tiempos, pero que acumulan todo el poder, como nunca se había conocido hasta ahora. Spielberg convierte a los Steve Jobs, Zuckerbergs, Bill Gates y otros en hombrecillos insignificantes, que se traicionan entre sí, pero que en el fondo son movidos más por el deseo de jugar que por el de ganar. Es fácil decir esto cuando no se es un miembro del numeroso ejército de los perdedores.






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