El ascensor. Dick Maas.
Ficha técnica:
Título original: De Lift.
País:Holanda.
Año: 1983.
Duración: 95 minutos.
Dirección: Dick Maas.
Guión: Dick Maas.
Casting: Hans Kemna.
Música: Dick Maas.
Dirección de Fotografía: Marc Felperlaan.
Efectos especiales:Leo Cahn.
Sonido: George Bossaers.
Montaje:Hans Van Dongen.
Dirección artística: Harry Ammer Laan.
Decorador: Hans Voors.
Diseño de Vestuario:Jany Hubar.
Maquillaje y peluquería: Nancy Baudoux.
Productor: Matthijs Van Heijningen, Jos Van der Linden.
Compañías: First Floor Features, Sigma Film Productions. Tuschinski Filmdistributions.
Intérpretes:
Huub Stapel: Felix Adelaar,
Willeke Van Ammelroy:Mieke de Beer,
Josine Van Dalsum: Saskia Adelaar,
Piet Römer: Beheerder,
Gerard Thoolen: guardia de noche
Manfred De Graaf: Makelaar,
Onno Molenkamp: Blinde man,
Siem Vroo: Inspector de policía,
Carola Gijsbers:camarera,
...
Sinopsis:
Una noche,durante una tormenta violenta, cuatro personas quedan atrapadas en un moderno edificio de oficinas. El mecánico que manda la compañía para arreglarlo no encuentra nada extraño en él , Pero, a partir de ese momento,el comportamiento de la máquina comienza a ser cada vez más errático y peligroso.
Crítica:
El guionista, cineasta, productor de cine y creador de vídeos musicales alemán se enfrenta a un temor muy extendido entre la población capitolina del mundo desarrollado: el de quedarse encerrado en un ascensor y no poder salir con vida de ese féretro móvil, que en alguna ocasión queda detenido en las peores circunstancias. Maas alcanzó notoriedad con sus vídeos musicales para la banda holandesa Golden Earring, que incluían "Twilight Zone" y el controvertido "When The Lady Smiles", y sus películas "De Lift" (1983), "Amsterdamned" (1988) y "Flodder" (1986). Poco o nada sabemos en estos lares del cine de Dick Maas, por lo que el comentario se deberá centrar en el análisis de este film concreto, sin posibilidad de compararlo con otras creaciones que van marcando su trayectoria.
Su historia se inscribe en un restaurante de lujo, llamado Icarus (el hijo de Dédalo, el constructor del Labaerinto de Creta, que lo dotó de alas de cera, que usó de forma imprudente), situado en la azotea de un hotel, anunciado como próximo a las estrellas. Dos parejas que asisten a una convención, al parecer política, extienden su cena y los excesos posteriores hasta bien entrada la noche, con la consecuente incomodidad de los empleados que tienen que estar aguantando tralla hasta que sus clientes decidan poner fin a sus excesos. Cuando por fin deciden acudir a sus habitaciones el ascensor se venga de ellos y está a punto de asfixiarlos en su interior. Maas va dosificando los sustos a lo largo del metraje, algunos previsibles, e incluso vistos en posteriores realizaciones que se inspiraron en el film del alemán, hasta llegar al desenlace de esta historia de ciencia-ficción, muy particular.
Maas, un cineasta de estética muy germana, prescinde de cualquier recurso poético que contribuya a embellecer o quitar fuerza a una historia narrada con un lenguaje directo, duro, gris, conceptual casi hasta el conceptismo que podría definirse, exagerando los términos, enfrentado al culteranismo del cine mediterráneo y norteamericano, en el que la confrontación de todo lo matérico con lo orgánico y vivo resulta muy contundente y confronta al espectador con sus peores presagios. Pero, a la vez, demuestra lo rápido que avanza la investigación científica en el contexto de la revolución tecnológica, en la entrevista que mantiene Felix Adelaar ( Huub Stapel ) y la periodista que lo ayuda en sus investigaciones con un profesor universitario que les habla entusiasmado de chips y transistores y de la posibilidad de llegar a construir esos elementos con material biológico, dotándolos de vida propia, con la posibilidad de aplicar estos instrumentos en la recuperación de enfermos irrecuperables en la década de los 80. Hoy, cuando volvemos sobre el film, vemos que el futuro real ha superado al futuro ficticio.
A pesar de lo dicho el film continúa siendo muy efectivo y asegurando sustos importantes a quien recurre a la ciencia-ficción en búsqueda de emociones, facilitando su inmersión en la historia sin grandes desviaciones ni embellecimientos que Maas considera innecesarios. Una historia desnuda que, precisamente por el lenguaje descarnado de que se sirve, resulta muy efectiva y soporta bien el paso del tiempo. Mucho cine norteamericano, con una imaginación desbordante, crea universos imposibles con un nivel tecnológico inimaginable, razón por la que se da un tiempo en apariencia razonable (Blade Runner, 2049), que con frecuencia cae en un error más profundo que el alemán. Un buen ejemplo es "2001, una odisea del espacio" (1968) del británico Stanley Kubrick. Han pasado casi 17 años desde el marco temporal en el que el realizador ubicó su historia y los viajes espaciales, interrumpidos, han quedado reducidos a aquella cápsula de los Apolo en la que apenas cabe dos o tres astronautas. "Figuras ocultas" (2017) ubica el estado de la ciencia en la década de los 70, constituyendo una buena crónica de la era espacial en plena guerra fría con el bloque comunista, el primero en lanzar un satélite al espacio, el Sputnik 1, colocado en órbita el 4 de octubre de 1957.
Podéis encontrar la película completa en Youtube. (En bastantes buenas condiciones)
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