¿Cómo se escribe amor? Marc Lawrence.
LA DRAMATIZACIÓN DE UN INSTANTE
Ficha técnica:
Título original: The Rewrite.
País: Estados Unidos.
Año: 2015.
Duración: 102 minutos.
Dirección: Marc Lawrence.
Guión: Marc Lawrence.
Casting: Ilene Starger.
Dirección de Fotografía: Jonathan Brown, A.S.C.
Música: Clyde Lawrence; supervisor: Linda Cohen.
Edición: Ken Eluto, A.C.E.
Coordinador de arte: Jason Miller.
Decorador del set: Lauren Detita.
Diseño de Vestuario: Gary Jones.
Jefe de Departamento de Maquillaje: Carla White.
Jefe de Departamento de peluquería: Suzzy Mazzarese Allison.
Productor: Liz Glotzer, Martin Shafer
Productor ejecutivo: David Koplan.
Diseño de producción: Ola Maslik.
Compañias productoras: Filmnation Entertainment, Castle Rock Entertainment Production, Time Warner Company, Reserve Room Productions .Distribución: DeAPlaneta
Intérpretes:
Hugh Grant: Keith Michaels,
Whit Baldwin: Doug,
Marisa Tomei: Holly Carpenter,
Allison Janney: Profesor Weldon
Bella Heathcote: Karen Gabney,
J.K. Simmons: Dr. Har Lerner,
Chris Elliott: Jim Harper,
...
Sinopsis:
Un guionista en horas bajas que en el año 1988 ganó un Oscar al mejor guión se ve obligado, por motivos económicos, a aceptar un trabajo como profesor de escritura en una pequeña universidad.
Lo que se dice:
Durante estas vacaciones de fin de año cristiano ( en otras culturas, como la china, que siguen el calendario lunisolar, se produce en primavera ), días en los que los potenciales espectadores recurren a las salas de proyecciones o se recluyen en el cine doméstico, ya sea el que introducen en sus programaciones las televisiones públicas o privadas, que le privan del placer de elegir la historia que quiere 'vivir', o en su aparato de DVD/Blu ray la película que ha seleccionado en su tienda habitual o en otras de segunda mano, especializadas o no (muy interesantes porque, además, nos ponen en contacto con otras personas y sus gustos ), una plataforma privada ha seleccionado esta comedia para ofrecérsela a sus clientes durante este largo periodo de descanso. La película fue bien recibida por la prensa, como revela el Tomatometer de la página Rotten Tomatoes, que ofrece un índice de aceptación de la prensa del 65%, consultadas 60 reseñas periodísticas, un índice que cae al 42%, tras pulsar la opinión de 4,974 espectadores, una valoración que suben un poco (50%) 1700 lectores de Filmaffinity.
No hay críticas españolas, sólo americanas, tanto del cono norte como del sur. Elizabeth Kerr (The Hollywood Reporter) afirma que,aunque no se pueda catalogar como una obra maestra de la política de género o de las relaciones de pareja contemporánea, resulta un film agradable para quienes gustan de romances reposados de madurez; Lou Lumenik (New York Post), aunque advierte de que la película descansa en un guión mediocre y una dirección irregular, es un placer contemplar de nuevo el trabajo de Hugh Grant, rodeado de viejos y buenos profesionales; para Pablo O. Scholz (Diario Clarín) "el comediante está en su salsa en esta comedia romántica sobre un guionista de Hollywood que debe enseñar en una universidad."; Ezequiel Boetti (Diario Página 12) resume en su tagline sus impresiones: "
Una película para quedarse a vivir.
Crítica:
Una voz en off sobre una pantalla negra deja oír una conversación en lo que pronto sabremos que son estudios cinematográficos de diferentes estados, -Spotilight Pictures (Los Angeles, California), Monument Studios,(Hollywood, California) . Paragon Studios (Burbank, California)- . Un corte directo da paso un plano medio de Huh Grant y a contraplanos de diversos personajes, generalmente una pareja de un hombre y una mujer, a los que narra la misma historia, y que con toda probabilidad son funcionarios de las compañías a los que se ha otorgado el poder de decidir si le compran la historia o no, y que con frecuencia se mueven por criterios escasamente profesionales, ya sean de índoles comercial o responsan a vendettas particulares. Defraudado pasa por delante de un cartel que vende un film, 'Paraíso perdido', cuyo guión escribió en un tiempo en que la suerte le sonreía. Rechazada su oferta se ve obligado a aceptar un trabajo de profesor, una profesión de fracasados, en la Universidad de Binghamton, a 4.332 kilómetros de Los Ángeles.
Marc Lawrence, ( que ha colaborado con Hugh Grant en sus primeras cuatro películas: Amor a con preaviso, Tú la letra, Yo la música, ¿Y dónde están los Morgan?) presenta la historia como un relato metadiscursivo, cuando todavía hay cierto pudor en algunos creadores de opinión de dotar de significado icónico y creador de mitos de los significantes que introducen en el imaginario colectivo las imágenes que emanan el cine. Se pueden poner muchos ejemplos de ésto, dos muy recientes: Ryan Johnson se ve obligado a ser didáctico con su público y dar su versión de lo que significa la fuerza en la saga de Star War, que tras pedir perdón, películas que ha utilizado un politólogo, una nueva figura que se eleva, junto con los economistas, por encima de los representantes de las diferentes ideologías y partidos, reduciendo la lucha política a una cuestión de manual de bachillerato, muy útil para quienes no ven diferencia entre ir al parlamento o a su lugar de trabajo en un bufete de abogados, que imponen a sus mujeres el jean & jackets y elevadísimos tacones.
Este didactismo que se realiza desde el propio cine contradice incluso a muchos críticos, incluso a los tops de los periódics más importantes, en un film en el que lo que importa es el hecho, muy humano, de que un guionista en horas bajas se vea obligado a aceptar un trabajo en una Universidad pequeña, en la que los profesores desayunan al aire libre en grandes bancadas junto a sus alumnos, y en la que los pequeños reinos de taifas imponen sus reglas estrictas y puritanas. En el contacto con los jóvenes, que da sus frutos en las dos direcciones, siente el viento fresco que aportan los recién llegados, con ideas frescas pero con toda la malformación que imponen los críticos de los diarios más importantes, de que hemos hablado antes. Él enseña a sus alumnos a ver que tan importante o más que el discurso que aflora en la superficie es el subtexto que anida en la estructura profunda, las motivaciones del escritor de guiones que lo han empujado a construir una historia y no otra.
Es cierto que cuando llega a la Universidad de Birghamton Keith no es un modelo de corrección, sino un individuo de los que pululan por la Meca del Cine, un ególatra que prefiere coquetear con una adolescente y no aprecia el senso de una mujer madura, lo que le lleva a cometer errores y levantar ampollas de resentimiento en los más conservadores, que, al fin y la postre, buscan lo mismo que los más jóvenes: que el hombre que tienen contactos con compañías productoras, realizadores y actores sobresalientes les facilite el acceso de sus guiones a quienes tienen poder de decisión, o hagan llegar sus memorias a otros guionistas. La nube en la que viven las gentes del universo del cine, fue denunciada por Nicolas Winding Refn de la forma más cruda en The Neon Demon, inspirada en la película de Dario Argento, Suspiria. Exigencias con frecuencia inhumanas, que demasiadas veces vienen acompañadas de abusos sexuales, un hecho que los recientes escándalos están demostrando que están mucho más extendidos en todo el mundo de lo que parece.
Esta soberbia y altivez del que cree que habita en los cielos superiores de Dante, le provoca roces desde que pone los pies en el aeropuerto y se incrementa en la primera reunión de profesores, en la que se emborracha y se siente legitimado para insultar a los miembros de su departamento, un conjunto de hombres y mujeres mediocres, incluida la Jefa, la Catedrática, experta en Jane Austen. Su visión del papel que deben ocupar las mujeres en los relatos literarios y cinematográficos, muy alejada de las políticas de género de los caucus feministas e incluso de lo políticamente correcto, provocarán un escándalo que lo harán vulnerable cuando cometa su primer error, por pequeño que sea. Cuando entienda que la proximidad a la gente, el poder mirar a las personas cara a cara, observar su comportamiento con la familia y su reacción con los compañeros y los alumnos, podrá encontrar el amor y reconciliarse con su hijo, al que hace más de un año que no llama. Cuando ya no se salte las normas y no conteste al teléfono móvil en clase, una regla que rige para profesores y alumnos, le llamará su hijo y perderá una oportunidad, un instante que, siguiendo su propio consejo, el guionista del film carga de dramatismo. Todos sabemos que ese detalle no puede ser nunca una oportunidad perdida.
Ver trabajar a Hugh Grant en compañía de Marisa Tomey, JK. Simons y otros miembros destacados del elenco, es un verdadero disfrute. Se puede encontrar el film en las diferentes plataformas digitales, públicas o privadas, y, a pesar de no ser una obra maestra, sí es una buena oportunidad de entrar en el universo del guionista.
Marc Lawrence, ( que ha colaborado con Hugh Grant en sus primeras cuatro películas: Amor a con preaviso, Tú la letra, Yo la música, ¿Y dónde están los Morgan?) presenta la historia como un relato metadiscursivo, cuando todavía hay cierto pudor en algunos creadores de opinión de dotar de significado icónico y creador de mitos de los significantes que introducen en el imaginario colectivo las imágenes que emanan el cine. Se pueden poner muchos ejemplos de ésto, dos muy recientes: Ryan Johnson se ve obligado a ser didáctico con su público y dar su versión de lo que significa la fuerza en la saga de Star War, que tras pedir perdón, películas que ha utilizado un politólogo, una nueva figura que se eleva, junto con los economistas, por encima de los representantes de las diferentes ideologías y partidos, reduciendo la lucha política a una cuestión de manual de bachillerato, muy útil para quienes no ven diferencia entre ir al parlamento o a su lugar de trabajo en un bufete de abogados, que imponen a sus mujeres el jean & jackets y elevadísimos tacones.
Este didactismo que se realiza desde el propio cine contradice incluso a muchos críticos, incluso a los tops de los periódics más importantes, en un film en el que lo que importa es el hecho, muy humano, de que un guionista en horas bajas se vea obligado a aceptar un trabajo en una Universidad pequeña, en la que los profesores desayunan al aire libre en grandes bancadas junto a sus alumnos, y en la que los pequeños reinos de taifas imponen sus reglas estrictas y puritanas. En el contacto con los jóvenes, que da sus frutos en las dos direcciones, siente el viento fresco que aportan los recién llegados, con ideas frescas pero con toda la malformación que imponen los críticos de los diarios más importantes, de que hemos hablado antes. Él enseña a sus alumnos a ver que tan importante o más que el discurso que aflora en la superficie es el subtexto que anida en la estructura profunda, las motivaciones del escritor de guiones que lo han empujado a construir una historia y no otra.
Es cierto que cuando llega a la Universidad de Birghamton Keith no es un modelo de corrección, sino un individuo de los que pululan por la Meca del Cine, un ególatra que prefiere coquetear con una adolescente y no aprecia el senso de una mujer madura, lo que le lleva a cometer errores y levantar ampollas de resentimiento en los más conservadores, que, al fin y la postre, buscan lo mismo que los más jóvenes: que el hombre que tienen contactos con compañías productoras, realizadores y actores sobresalientes les facilite el acceso de sus guiones a quienes tienen poder de decisión, o hagan llegar sus memorias a otros guionistas. La nube en la que viven las gentes del universo del cine, fue denunciada por Nicolas Winding Refn de la forma más cruda en The Neon Demon, inspirada en la película de Dario Argento, Suspiria. Exigencias con frecuencia inhumanas, que demasiadas veces vienen acompañadas de abusos sexuales, un hecho que los recientes escándalos están demostrando que están mucho más extendidos en todo el mundo de lo que parece.
Esta soberbia y altivez del que cree que habita en los cielos superiores de Dante, le provoca roces desde que pone los pies en el aeropuerto y se incrementa en la primera reunión de profesores, en la que se emborracha y se siente legitimado para insultar a los miembros de su departamento, un conjunto de hombres y mujeres mediocres, incluida la Jefa, la Catedrática, experta en Jane Austen. Su visión del papel que deben ocupar las mujeres en los relatos literarios y cinematográficos, muy alejada de las políticas de género de los caucus feministas e incluso de lo políticamente correcto, provocarán un escándalo que lo harán vulnerable cuando cometa su primer error, por pequeño que sea. Cuando entienda que la proximidad a la gente, el poder mirar a las personas cara a cara, observar su comportamiento con la familia y su reacción con los compañeros y los alumnos, podrá encontrar el amor y reconciliarse con su hijo, al que hace más de un año que no llama. Cuando ya no se salte las normas y no conteste al teléfono móvil en clase, una regla que rige para profesores y alumnos, le llamará su hijo y perderá una oportunidad, un instante que, siguiendo su propio consejo, el guionista del film carga de dramatismo. Todos sabemos que ese detalle no puede ser nunca una oportunidad perdida.
Ver trabajar a Hugh Grant en compañía de Marisa Tomey, JK. Simons y otros miembros destacados del elenco, es un verdadero disfrute. Se puede encontrar el film en las diferentes plataformas digitales, públicas o privadas, y, a pesar de no ser una obra maestra, sí es una buena oportunidad de entrar en el universo del guionista.
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