Soul Kitchen. Fatih Akin.




Ficha técnica:


Título original: Soul Kitchen
País: Alemania
Año: 2009
Duración: 99 minutos

Dirección: Fatih Akin
Guión: Fatih Akin y Adam Bousdoukos
Casting: Monique Akin
Dirección de Fotografía: Rainer Klausmann (B.V.K.)
Música: Varios; Miss Leema Dj Vito, Terrace Hill; supervisor: Klaus Maeck
Montaje: Andrew Bird
Sonido: Kai Lüde (bvft)
Director artístico: Seth Turner
Decorador del set: Tamon Kunz
Coordinador de especialistas: Ronnie Paul

Diseño de Vestuario: Katrin Aschendorf
Maquillaje: Nica Faas, Maike Heinlein

Productores: Klaus Maeck y Fatih Akin; Ann-Kristin Homann
Co-Productores: Fabienne Vonier, Alberto Fanni, Flaminio Zadra y Paolo Colombo
Diseño de producción: Tamo Kunz
Productor ejecutivo: Christian Springer
Compañías. Productoras: Corazon Internacional, Dorje Film, Norddeutscher Rundfunk (NDR), Pyramide Productions.


Intérpretes:


Adam Bousdoukos
Moritz Bleibtreu
Pheline Roggan
Anna Bederke
Birol Ünel
Dorka Gryllis
Wotan Wilke Möhring
Lucas Gregorowicz
Demir Gökgöl
Cem Akin
Marc Hoseman
Catrin Striebeck
Ugur Yücel
Udo Kier
Monica Beibtrell (en cuya memoria se hace el film)


Sinopsis:


Un joven griego, Zinos, posee un restaurante en Hamburgo, pero no puede progresar con una serie de lastres que le impiden avanzar: su novia Nadine lo ha abandonado y se ha ido a trabajar a Sanghai; su cocinero revolucionario espanta a los clientes, y su hermano, Illias, acaba de salir de la cárcel. Pero, además, deben enfrentarse a los especuladores inmobiliarios que pretenden derribar el local donde se ubica su negocio para construir viviendas.



Premios:


2009: Precio especial del jurado de Venecia de 2009
2010: Nominada Mejor Película en los Premios de Cine Europeo.


Críticas:


Incluso Carlos Boyero, distinguido por su escasa simpatía por los festivales de cine, recibe con simpatía esta película del turco Fatih Akin: "Akin logra hacerte sonreír y reír en bastantes momentos, aunque el guión no se distinga por la sutileza ni la mordacidad. A pesar de esas carencias, los personajes tienen cierto encanto y los buenos sentimientos no resultan cargantes. Imagino que la Mostra se ha atrevido a exhibir una comedia en la sección oficial porque viene firmada por un director tan reconocido como Fatih Akin, ya que este género debe de parecerle una frivolidad intolerable a los melifluos seleccionadores que vuelcan sus anhelos artísticos en el ser y la nada." (Fatih Akin también hace reir. Diario 'El País')

Pero hay quien ve el film con mayor acritud, como Javier Ocaña, quien, en ocasiones, se sitúa por encima del bien y del mal: "Que un joven director (36 años) decida variar el rumbo de su carrera con una película festiva, cuentista, casi cercana a las screwball comedies americanas, carentes de trascendencia y repletas de situaciones inverosímiles, es motivo de elogio. Eso sí, en determinados pasajes de su nueva obra, las desventuras del dueño de un restaurante de fritanga en un Hamburgo entre lo industrial y lo sofisticado, no siempre ganan la sutileza, la altura cómica y las soluciones originales, y sí lo chusco y las ideas del montón


Comentario:


Un mundo que se antoja duro, difícil de penetrar, privado de poesía, en el que, una vez traspasadas las fronteras, se llegan a dar situaciones de convivencia  y cierta solidaridad entre jóvenes  de diferentes nacionalidades, no integrados en la sociedad consumista, que, en este caso son griegos, pero en producciones anteriores del director turco ostentaban la nacionalidad del realizador, constituye un background que aborda el  mestizaje en un universo underground hambugués, que se reflejaba en el cine de Rainer Werner Fassbinder (Todos nos llamamos Alí, 1974, que situaba la acción en una ciudad  alemana indeterminada ), o en las realizaciones del propio Akin , Al otro lado, 2007, film en el que unos cadáveres, fruto de la intransigencia de los sectores más duros de ambas orillas, cruzaban en ambas direcciones la estrecha frontera de agua que separa el continente europeo de la  Península de Anatolia. Mestizaje que se refleja en unos títulos de crédito en el que los puestos técnicos, las tareas artísticas y las interpretaciones de los actores, muestran esta cohabitación, más propia de sectores nihilistas, muy críticos con la distribución de la riqueza. Marjane Satrapi  recogió esta sensibilidad en su encantadora 'Persépolis', también de 2007, aunque la convivencia no está exenta de aristas duras en los medios más populistas de la sociedad y  se pueden observan en todo el mundo germano, incluidos países como Austria, en los que los turcos tienen sertias  dificultades de adaptación e inclusión.

Fatih Akin ha logrado lanzar ese discurso de mestizaje intelectual, reforzar ese cine turco-alemán, casi un género diferenciado, en el que vemos a unos jóvenes turcos enzarzados en cuestiones más propias de conflictos cotidianos (deudas de juego, deslealtades amorosas...), que víctimas de discriminación racial. El protagonista de Soul Kitchen, propietario de un negocio de restauración étnico en principio, escondido generalmente en su capucha, víctima de una hernia discal de la que no puede ser intervenido por carecer de seguridad social o de cualquier otro seguro privado, que corre el riesgo de quedar discapacitado, pero que, en realidad, pierde gran parte de su patrimonio por la inclinación al juego de su hermano, un ex-presidiario, que acabará en la cárcel, compartiendo penitenciaría con su contrincante germano. Nos vienen a la memoria la suerte de Yeter y Lotte y el reencuentro de la progresista Susanne y la revolucionaria Ayten, propiciada por el profesor turco de la Universidad de Hamburgo, Nejat, todos ellos hombres y mujeres de cultura y formación universitaria; en Soul Kitchen no sólo cambia la tragedia por la comedia, sino que desciende a pie de calle, a garitos clandestinos y a los negocios de los emigrantes, en este caso griegos, de la ciudad de Hamburgo.

Fatih Akin noidealiza la ciudad, ni embellece el contexto en el que se va a desarrollar la historia, sino que desciende a la 'corte de los milagros' alemana, en la que las deudas, la extorsión, la falta de atención médica y el sueño de desclasamiento a través del juego, son la norma. La prosa realista de Fatih Akin logra de nuevo atraerse al público y la crítica y conjurar las descalificaciones de que son víctimas otros realizadores que frecuentan los festivales y que, buscando un modo de representación alternativo, con frecuencia de carácter étnico,  descienden a otros infiernos y nos muestran la otra cara de los mal llamado milagros económicos, de la que también son víctimas los oriundos de los paises receptores de emigrantes, incluídos los landers germanos, cuyos jóvenes son también castigados con empleos sin futuro y con un escuálido suelto, para la que un minijob puede ser una solución vital sin perspectivas de progreso.

Muchos jóvenes españoles, muy bien formados,  han huido de nuestro país y se están refugiando en Alemania. Son conocedores de este mundo que nos acerca a las pantallas el realizador turco Fatih Akin. Su percepción de las dificultades de integración en la sociedad alemana, no muy fáciles en general,pueden enriquecer la información que nos llega de un país que muchos conciben como un paraíso. Música dura, estética feísta, sets  desnudos de atrezzo, almacenes con apariencia de abandonados, nos muestra un país escasamente brillante, en el que, en ocasiones se impone a la población desfavorecida con la fiereza que retrató Reiner Werner Fassbinder, y que recoge, con su sensibilidad turca Fatih Akin. Muy interesante.




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