La felicidad nunca viene sola. Comentario.
LA VIDA ES EL ÚNICO ESPECTÁCULO EN QUE ME GUSTA ESTAR EN PRIMERA FILA
Ficha técnica:
País: Francia.
Año: 2012.
Duración: 112 minutos.
Dirección: James Huth.
Guión: Sonja Shillito y James Huth.
Casting :Antoinette Boulat, , Elsas Pharaon, Anne Barber.
Música: Bruno Coulais. Creaciones de piano: Pierre - Yves Plat; supervisor musical: Elise Lugern
Dirección de Fotografía: Stéphane Le Parc.
Dirección artística: Pierre Queffelean.
Montaje: Joëlle Hache.
Sonido: Pierre André, Alan Feat, Nicolas Dambrose, Cyril Holtz.
Vestuario: Oliver Bériot.
Jefe de peluquería: Frédérique Arguello.
Maquillaje: Marie Luiset.
Producción: Richard Grandpierre y Jerome Seydoux.
Productores ejecutivos: Frederic Don Guian, Sonja Shillito.
Director de Producción: Eduard Dupont.
Director de postproducción: Doris Yoba.
Co-Productor: Roman Le Grand.
Compañías: Pathé, ESKWAD, TF1 Films Production, Captain Movies, Canal+ . Cine + y TF1, Distribución: DeAPlaneta.
Intérpretes:
Sophie Marceau: Charlotte Posche,
Gad Elmaleh: Sacha Keller,
Maurice Barthélemy: Laurent Helewa.
François Berléand: Alain Poshe,
Michaël Abiteboul: Lionel Ronssin,
Mpñéna Chiron: Suzy,
Timothé Gauron: Louis,
Timéo Leloup,
Sinopsis:
La felicidad nunca viene sola plantea el tema de las parejas desiguales, en la que Sacha (Gad Elmaleh) es un joven que adora a sus amigos, toca el piano en un club de jazz y le gusta salir de marcha por las noches y seducir a chicas jóvenes y atractivas. Vive el momento, disfruta de la vida y pasa de despertadores, de anillos de compromiso y de impuestos. Charlotte (Sophie Marceau) tiene tres hijos, dos ex maridos y dirige una fundación de arte contemporáneo. En su vida no hay lugar para el romance. Pero Sacha y Sophie, aunque son polos opuestos y no tienen nada en común están hechos el uno para el otro.
Comentario.
Parece que la nueva screwball comedy, o comedia loca, el film de evasión francés, apto para la nueva situación de tristeza generalizada creada por la crisis actual,es aquella en la que el juego consiste en unir parejas que, en principio, son incompatibles. Casi al mismo tiempo se estrena otra comedia francesa con el mismo tema, Los nombres del amor de Michel Leclerc.
Unas manos aporreando un piano, inician este film acerca de un joven que se encuentra a gusto con su vida, no quiere crecer, odia a los niños (como responsabilidad se entiende), sale con mujeres perfectas para noches perfectas, sin futuro, sin despertador, sin anillo de boda, sin obligación de declarar a Hacienda. Un músico que toca en locales nocturnos en sus horas de ocio, (su actividad principal es hacer música para spots publicitarios ); su madre le lava la ropa y le hace la comida. ¿Qué más puede pedir? Ante todo tiene que orillar dos cosas: a sus amigos burgueses y adocenados que no soportan la visión de un hombre libre, y encontrar a la mujer de su vida, que le echará encima todas las responsabilidades que no ha querido asumir. Una fémina que pertenece a la alta burguesía ilustrada, que precisa tener a su lado a un hombre que no sólo le ofrezca amor, sino estatus y comodidad para sus hijos, que tenga, por tanto, dinero y vote a la izquierda; en su vida no caben patanes. Su ropa interior es tan delicada como su aspecto exterior y le tiene reservada una gran sorpresa al libertino Sacha. En los momentos más aciagos siempre tiene algo a favor: su música; ella, al anochecer, se sienta con sus hijos en torno al piano y cantan canciones como los personajes de Capra. Sacha se muestra orgulloso de las mujeres de su familia judía, que le empujan a buscar su destino en su propia cuna, Broadway; su abuela le pide que n busque un lugar hacia el este de Europa, para poder visitarlo. Las razones son obvias.
James Huth es un realizador practicamente desconocido en España, algo extraño porque realiza comedias románticas, como esta, con bastante dignidad, en las que, de forma consciente o inconsciente revela la herencia recibida de la Nouvelle Vague, aunque sea sin manifiesto, y expresa, con inmensos carteles, su amor por el musical norteamericano, emulando al gran Jacques Demy. De las paredes de su casa, a las que se accede por una escalera en la que la pintura muestra grandes desconchones, algo muy francés, cuelgan inmensos carteles en los que se homenajean películas como 'Cantando bajo la lluvia', 'West Side Story' o 'Casablanca' No debe escandalizar que para hacer posible lo imposible, y dar una oportunidad al amor romántico eterno, tenga que jugar como lo hacen los cuentos tradicionales, convirtiendo en príncipe al sapo, usando las mejores canciones que han hecho enternecerse a los más duros, todas compuestas en el otro lado del Atlántico; Damien Chazelle le seguirá en el intento de conseguir la simbiosis de ambas culturas. Sacha es un músico de verdad, que desea vivir como un hombre y al que la sociedad le exigirá un compromiso, una familia, y un yugo. Su entrada lorquiana en la ciudad de los rascacielos le hará sentirse asesinado por el cielo como al poeta de Fuente Vaqueros.
Y esta sumisión a la comedia romántica y el abandono de la comedia slapstick y la screwball desenfrenada, un tono con el que da comienzo a su película es el núcleo de la crítica de Javier Ocaña, que tras un recorrido por estos dos 'subgéneros' cómicos, concluye afirmando que '"la felicidad nunca viene sola" es " una película que, lamentablemente, hacia la mitad de un metraje excesivo en duración, prefiere decantarse por las reglas de la más convencional comedia romántica, en lugar de seguir explorando las posibilidades marcadas por el slapstick y la comedia desenfrenada americana de los treinta. De hecho, el encuentro inicial de la pareja protagonista es pura screwball comedy en su desvergüenza..." Y una que ya no cree en romanticismo se siente atrapada por la belleza de las imágenes, de la música y la verosimilitud con que se enfrenta a la posibilidad de que tal sentimiento pueda existir en la realidad. A Sergio F.Pinillas le aburren las citas cinéfilas, aunque se muestra condescendiente por el principio insólito del film-
Unas manos aporreando un piano, inician este film acerca de un joven que se encuentra a gusto con su vida, no quiere crecer, odia a los niños (como responsabilidad se entiende), sale con mujeres perfectas para noches perfectas, sin futuro, sin despertador, sin anillo de boda, sin obligación de declarar a Hacienda. Un músico que toca en locales nocturnos en sus horas de ocio, (su actividad principal es hacer música para spots publicitarios ); su madre le lava la ropa y le hace la comida. ¿Qué más puede pedir? Ante todo tiene que orillar dos cosas: a sus amigos burgueses y adocenados que no soportan la visión de un hombre libre, y encontrar a la mujer de su vida, que le echará encima todas las responsabilidades que no ha querido asumir. Una fémina que pertenece a la alta burguesía ilustrada, que precisa tener a su lado a un hombre que no sólo le ofrezca amor, sino estatus y comodidad para sus hijos, que tenga, por tanto, dinero y vote a la izquierda; en su vida no caben patanes. Su ropa interior es tan delicada como su aspecto exterior y le tiene reservada una gran sorpresa al libertino Sacha. En los momentos más aciagos siempre tiene algo a favor: su música; ella, al anochecer, se sienta con sus hijos en torno al piano y cantan canciones como los personajes de Capra. Sacha se muestra orgulloso de las mujeres de su familia judía, que le empujan a buscar su destino en su propia cuna, Broadway; su abuela le pide que n busque un lugar hacia el este de Europa, para poder visitarlo. Las razones son obvias.
James Huth es un realizador practicamente desconocido en España, algo extraño porque realiza comedias románticas, como esta, con bastante dignidad, en las que, de forma consciente o inconsciente revela la herencia recibida de la Nouvelle Vague, aunque sea sin manifiesto, y expresa, con inmensos carteles, su amor por el musical norteamericano, emulando al gran Jacques Demy. De las paredes de su casa, a las que se accede por una escalera en la que la pintura muestra grandes desconchones, algo muy francés, cuelgan inmensos carteles en los que se homenajean películas como 'Cantando bajo la lluvia', 'West Side Story' o 'Casablanca' No debe escandalizar que para hacer posible lo imposible, y dar una oportunidad al amor romántico eterno, tenga que jugar como lo hacen los cuentos tradicionales, convirtiendo en príncipe al sapo, usando las mejores canciones que han hecho enternecerse a los más duros, todas compuestas en el otro lado del Atlántico; Damien Chazelle le seguirá en el intento de conseguir la simbiosis de ambas culturas. Sacha es un músico de verdad, que desea vivir como un hombre y al que la sociedad le exigirá un compromiso, una familia, y un yugo. Su entrada lorquiana en la ciudad de los rascacielos le hará sentirse asesinado por el cielo como al poeta de Fuente Vaqueros.
Y esta sumisión a la comedia romántica y el abandono de la comedia slapstick y la screwball desenfrenada, un tono con el que da comienzo a su película es el núcleo de la crítica de Javier Ocaña, que tras un recorrido por estos dos 'subgéneros' cómicos, concluye afirmando que '"la felicidad nunca viene sola" es " una película que, lamentablemente, hacia la mitad de un metraje excesivo en duración, prefiere decantarse por las reglas de la más convencional comedia romántica, en lugar de seguir explorando las posibilidades marcadas por el slapstick y la comedia desenfrenada americana de los treinta. De hecho, el encuentro inicial de la pareja protagonista es pura screwball comedy en su desvergüenza..." Y una que ya no cree en romanticismo se siente atrapada por la belleza de las imágenes, de la música y la verosimilitud con que se enfrenta a la posibilidad de que tal sentimiento pueda existir en la realidad. A Sergio F.Pinillas le aburren las citas cinéfilas, aunque se muestra condescendiente por el principio insólito del film-
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