El gran azul. Luc Besson.
EL AMOR ES UNA PATADA EN EL CULO QUE NOS MANTIENE UNIDOS. O TAMPOCO.
Ficha técnica:
Título original: Le Grand Bleu.
País: Francia.
Año: 1988.
Duración: 97 minutos.
Dirección: Luc Besson.
Guión: Luc Besson-Robert Garland, Marilyn Goldin, Jacques Mayol, Marc Perrier, basado en una idea original de Luc Besson.
Casting: Nathalie Cheron, Lissa Pillu.
Dirección de Fotografía: Carlo Varini.
Música: Eric Serra.
Edición: Olivier Mauffroy.
Puesta en escena. adaptación: Luc Besson, Robert Garlanda.
Jefe decorador: Dan Weil.
Ingenieros de sonido: PierreBefve, Gerard Lamps.
Diseño de Vestuario: Creation Express
Productor: Patrice Ledoux.
Producción ejecutiva: Les Filmes Du Loup.
Directores de producción: Bernard Grenet, Marc Maurette, Patrick Millet.
Compañías productoras: Gaumont,
Intérpretes:
Rosanna Arquette: Johana,
Jean-Marc Barr: Jacques Mayol,
Jean Reno: Enzo Molinari,
Paul Shenar: Dr, Laurence,
Sergio Castellitelli,o: Nov
Jean Bouise: TíoLuís,
Marc Duret: Roberto,
Andreas Voutsinas: el pope,
Valentina Vargas: Bonita,
Griffin Dunne: Duffy,
Alessandra Vazzoler:
Patrick Fontana: Alfrédo,
Kimberley Beck: Sally,
Geoffroy Carey: el Jefe de Chantier,
Bruce Guerre-Berthelot; Jacques, niño,
Gregory Forstner: Enzo, niño,
...
Sinopsis:
Jacques Mayol y Enzo Molinari, amigos desde la infancia que vivieron en Grecia, comparten una desmesurada pasión por el mar y por la inmersión a pulmón libre. Para Jacques, de carácter más retraído, el mar representa el lugar donde sentirse totalmente libre; para Enzo es un espectacular escenario en el que poder exhibir su ostentosa personalidad. Dos décadas después, Jacques en Francia y Enzo en Italia, siguen unas trayectorias vitales paralelas. Ambos ayudan en rescates submarinos de alto riesgo - con mayor o menor compensación económica por medio - y aspiran a ganar el campeonato mundial de apnea que va a celebrarse en Sicilia.
Comentario:
Esta gran buddy movie, que ha acabado por convertirse en una película de culto, fue rechazada por la crítica de la época, lo que sería más comprensible que se hubiera producido hoy, cuando, a pesar de los avances que se han dado en la igualdad entre los sexos, se siguen manteniendo, casi intactos, los perfiles de una película que Luc Besson dedica a su hija Julieta, a la vida, a sus padres y al submarinismo, una actividad de la que sus padres fueron instructores, que M. Torreiro se (dativo simpatético) despachó con un sustantivo y tres adjetivos: tediosa zambullida existencial-submarinista. La clave de por qué se ha convertido en un film de culto la da un lector de Filmaffinity, que afirma que "en cuanto salió en dvd lo compró y está en su top ten de películas especiales. Esas que nunca estarán entre las listas de críticos del mundo como las mejores de la historia pero que marcan un antes y un después para la gente". Esa es, precisamente, la sensación que deja esta película cuando empiezan a desfilar los títulos finales.
No es una buddy movie perfecta, es 'la buddy movie' por excelencia, tanto por la época en que se hizo, -cuando al siglo le quedaba algo más de una década, un momento en el que el movimiento feminista está en plena vigencia-, como por el hecho de plasmar de forma tan poética, (espectacular secuencia aérea, que intensifica la emoción con cámaras circulares), la relación de dos pre-adolescentes, Jacques Mayol, interpretado por Jean-Marc Barr, y Enzo Molinari, encarnado por el actor fetiche de Besson: Jean Reno. Ambos representan en la pantalla una parte importante de la biografía del cineasta francés, la pasión por viajar, primero Grecia, en 1965, Sicilia en 1988; luego los Andes y finalmente de nuevo Sicilia, un lugar paradisíaco en el que pondrá el broche final a su historia. Estos dos hombres mantienen un nexo más fuerte que la vida, que se manifiesta en unas relaciones de amor/odio, competitividad, pasión por el deporte de la apnea, una sentimiento que domina la historia hasta convertir el relato en un producto difícil de encasillar, que combina aspectos del drama romántico, entre dos hombres y dos hombres y dos mujeres, la acción y la aventura. Pero ante todo la sensación que transmite que deriva en un sentimiento muy intenso, es el amor de dos hombres por una actividad que los define como tales, y que como afirman ambos, cuando se está en el fondo del mar, con frecuencia no se encuentran razones para volver.
Frente a esta exposición tan poética, exquisita y humana, de la relación de Enzo y Jacques, a los que une una pasión, aunque difieren extraordinariamente en su manera de ser, - el primero es un italiano ruidoso, estentóreo, tosco; Jacques es un joven con un pasado cruel, abandonado por su madre y huérfano de un padre que se tragó el mar -, está el papel que cumplen las mujeres, que tradicionalmente se han dedicado al 'cuidado' de sus familias e incluso fuera del hogar. Tuve la suerte de presenciar una charla de una psicóloga de las oficinas de empleo, en la que se pidió a mis alumnos que se decantaran por las profesiones a que pensaban dedicarse: la mayoría de las chicas eligió la medicina, la docencia, la asistencia social, el comercio, la hostelería, etc., y fueron muy pocas las que mostraron su inclinación por la producción de bienes y, como consecuencia, por una profesión relacionada con las carreras tecnológicas y la formación profesional más dura; los chicos invirtieron las expectativas, aunque la crisis ha hecho más por la igualdad, (se entiende dicho peyorativamente y en el peor de los sentidos, ya que lo que ha hecho es reducir oportunidades a ambos sexos, especialmente si proceden de la clase trabajadora) que cualquier otro esfuerzo: ellos y ellas aceptan lo que se les ofrece. Aquí despunta la 'mamma' italiana, pilar fundamental de la sociedad en la depresión (no sólo en Italia), pero casi lo único que la diferencia de las novias de sus hijos y el amigo, Enzo, su hermano, y Mayol es la edad. Johana quiere a Jacques, lo que para ella significa tener una casa, un coche, un hijo y un perro en común. La chica es una mujer moderna, una neoyorquina que trabaja en una empresa de seguros, pero que es incapaz, como lo son la mayoría en la realidad, de quedarse en casa esperando que cada vez que su amante se sumerja, salga con vida, mientras él no puede vivir sin bajar a las profundidades del mar y convivir con los peces que lo habitan. Un dilema difícil de resolver, que Luc Besson plantea con meridiana claridad; sus padres se dedicaron al submarinismo (no a la apnea, en la que los submarinistas se sumergen a pulmón libre), pero practicaron el oficio los dos a la vez; la madre de Mayol no pudo resistir la actividad de su marido y volvió a su ciudad natal, dejándolo solo con el hijo; poco después este hombre perdió la vida.
No es un film gratificante que busca complacer a nadie, es una película realista, dura y cruel, que analiza, como pocas, el lado oscuro de los que han nacido para ser libres, competir y crear, algo muy difícil de entender para gente más adocenada y acostumbrada a que el día siguiente se parezca al de ayer, a realizar su crítica y cobrar a final de mes. A medida que se implanta el coste marginal cero, en el que muchos trabajan y no cobran o reciben un salario que no les permite vivir, estas barreras se van diluyendo, aunque no siempre la situación es buscada, sino, generalmente, impuesta por las circunstancias. No son pocos los adolescentes que sueñan con que su vida va a transcurrir de esta manera y no fichando cada día.
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