El imperio del sol. Steven Spielberg.
Ficha técnica:
Título original: Empire of the sun.
País: Estados Unidos.
Año: 1987.
Duración: 147 minutos.
Dirección: Steven Spielberg.
Guión: Tom Stoppard: Autobiografía de J.G. Ballard.
Casting: Maggie Cartier.
Dirección de Fotografía: Allen Daviau, A.S.C.
Música: John Williams.
Edición: Michael Kahn, A.C.E.
Director artístico: Frederick Hole
Decoradores del set: Harry Cordwell y Michael D.Ford
Vestuario: Bob Ringwood.
Jefe de maquillaje: Paul Engelen
Peluquería: Betty Glasow; supervisor: Vera Mitchell
Producción: Steven Spielberg. Kathleen Kennedy, Frank Marshall.
Productor ejecutivo: Robert Saohiro.
Diseño de producción: Norman Reynolds.
Productor asociado: Chris Kenny.
Warner Bros Picture
Intérpretes:
Christian Bale: Jim.
John Malkovich: Basie
Takatoro Kataoka: Niño-Piloto kamikaze.
Miranda Richardson: Mrs. Victor,
Nigel Havers: Dr. Rawlins
Joe Pantoliano: Frank Demerest,
Leslie Phillips: Maxton,
Rupert Frazer: Padre de Jim,
Emily Rihard: madre de Jim.
Ben Stiller: Dainty.
Zhay Nai She: Yang
Premios (Filmaffinity):
1987: 6 nominaciones al Oscar, incluyendo Dir. artística, Fotografía, Vestuario, BSO
1988: 3 Premios BAFTA: Mejor fotografía, BSO y Sonido. 6 nominaciones
1987: Globos de Oro: 2 nominaciones: Mejor película drama, Banda sonora
1987: National Board of Review: 3 Premios: Mejor película, Director y Actor joven (Bale)
Sinopsis:.
La película de Steven Spielberg 'El imperio del sol' es una superproducción inspiradora y de mucha acción sobre un niño en la guerra mundial. Ese niñio es Jim Graham Ballard, un joven británico cuyo espíritu inconquistable vuela alto y libre sobre los estrechos límites de un campo de concentración japonés durante la Segunda Guerra Mundial. A través de sus ojos vemos la fascinación y el horror de la guerra y cómo se debilita el apego de un niño a la niñez mientras su lucha por sobrevivir crece con más intensidad. Basada en el memorable betseller de J.G.Ballard, esta primera producción de uno de los grandes estudios de Hollywood, rodada en la misma República Popular China, obtuvo en 1987 los premios de la National Board of Review a la Mejor Película y Mejor Director, así como una mención especial por la interpretación Juvenil Revelación de Christian Bale en el papel de Jim.
Steven Spielberg revela en esta película, realizada con el guión de uno de los más grandes dramaturgos ingleses de la actualidad, Tom Stoppard, que no ha olvidado lo que significa ser un niño, ni su capacidad para relacionarse con los suyos, los de su edad, ya sean alienigenas o 'enemigos de guerra', y cómo se produce el fin de la inocencia y la muerte de la infancia. Para construir su poema utiliza recursos mágicos y cargados de una emoción intensa y contradictoria, basada en los sentimientos, no en la razón, aunque la guerra le enseña palabras nuevas como pragmatismo, y locuciones como 'bomba atómica'.
La guerra está contemplada a través de los ojos de este niño, un inglés que vive en un coto privilegiado,un estado dentro de la República Popular, que goza de unas comodidades que se niegan a una marea de chinos pobres que amenaza con desbordar esta isla de bienestar, y que disfruta con los aeroplanos zero-sen japoneses y siente profunda admiración por los pilotos, incluidos los kamikazes, ante los que se cuadra, saluda marcialmente y entona su himno particular; hay momentos cargados de emoción infantil, cuando tres de estos pilotos se despiden de su jefe tomando la última copa de champagne de su vida: pero también se muestra exultante y arriesga su vida en una azotea para saludar a los P-51 Mustang, los llamados 'cadillacs del cielo'. Jim pierde a su madre en la huida de su mansión en Sanghai, precisamente a causa de la recuperación de uno de estos prototipos de juguete.
El niño admira a los soldados, se deslumbra ante sus aeroplanos, pero el ser humano que habita en él va perdiendo la inocencia, sustituida por la picardía necesaria para la supervivencia, se convierte en un personaje típico de la picaresca española, un 'Lazarillo de Tormes', que pelea por obtener su ración de alimentos, comercia en especie con sus compañeros de campo de concentración, ayuda en el hospital a cambio de clases de latín, y en ocasiones recita el pretérito perfecto de la voz pasiva del verbo amar: amatus sum, amatus es, amatus est (Yo he sido amado, tú has sido amado, él ha sido amado), para recordar a una madre que un día le quiso, pero a la que, pasado el tiempo, tiene dificultad de recordar. Cuando la encuentra debe tocar el esmalte de sus uñas, el carmín de sus labios y la textura de su cabello, hasta estar seguro de que no se equivoca de persona.
Cuando, hambriento, arrastra la comida que han tirado las tropas aliadas desde sus aviones, almacenada en un paracaídas, y encuentra a soldados norteamericanos, se rinde ante ellos , como había hecho con frecuencia ante los japoneses, y les da de beber leche condensada; cuando el oficial acerca el bote a su boca un resplandor procedente del objeto ilumina su cara. La guerra le arrebata la ilusión, esa misma que le había hecho confundir la luz blanca procedente de la explosión de las bombas atómicas de Hirosima y Nagasaki, y al único amigo, un chico de su edad, un kamikaze japonés, al que por error mata un miembro de la banda de Basie, cuando ya había acabadola guerra.¿Qué había aprendido de los adultos?: Que la gente es capaz de todo por un saco de patatas.
Steven Spielberg nos deja un tremendo legado: el mayor poema que se ha escrito con lenguaje audiovisual sobre la mentalidad, las ilusiones, la capacidad de fantasear con todo lo que se mueve de un niño, para el que la guerra era un juego más, pero ahora de verdad, con el cielo repleto de zero-sen o P-51; las ametralladoras y los carros e combates intercambian disparos con francotiradores, los soldados desfilan marcialmente...; pero a la par descubre que,como los rescates económicos, estas fantasías tienen su contrapartida: la muerte, la enfermedad, el hambre, el abandono, la miseria y, lo que es peor, la liquidación inútil del compañero de juegos. La música de Williams contribuye, junto a las cámaras de Spielberg y la fascinación y seducción que irradia el adolescente Christian Bale, a crear este ambiente hechizado para quien es de momento incapaz de entender la crueldad de la realidad que le circunda, y que necesita su tiempo para entender y que desaparezca la ilusión de su mirada; los campos de concentración japoneses fueron de una gran dureza, pero el espectador los va a contemplar a través de este filtro.
Muchos acusan a Spielberg de blandura en el diseño de sus personajes infantiles, como el protagonista de E.T., pero pocos han sabido captar cómo viven los niños y cómo se adaptan a las peores circunstancias, como él. Hay una imagen que transmite una sensación parecida, sin llegar a la plenitud de las que comentamos: la de las dos niñas del film de Jim Sheridan, En América, que cuando llegan con sus padres, emigrantes irlandeses, a un barrio degradado en Nueva York y acceden al único piso que pueden pagarse, con la techumbre medio destruida y lleno de palomas, lo ven como el lugar ideal de sus juegos y no como el drama que percibimos los adultos.
Comentario:
Steven Spielberg revela en esta película, realizada con el guión de uno de los más grandes dramaturgos ingleses de la actualidad, Tom Stoppard, que no ha olvidado lo que significa ser un niño, ni su capacidad para relacionarse con los suyos, los de su edad, ya sean alienigenas o 'enemigos de guerra', y cómo se produce el fin de la inocencia y la muerte de la infancia. Para construir su poema utiliza recursos mágicos y cargados de una emoción intensa y contradictoria, basada en los sentimientos, no en la razón, aunque la guerra le enseña palabras nuevas como pragmatismo, y locuciones como 'bomba atómica'.
La guerra está contemplada a través de los ojos de este niño, un inglés que vive en un coto privilegiado,un estado dentro de la República Popular, que goza de unas comodidades que se niegan a una marea de chinos pobres que amenaza con desbordar esta isla de bienestar, y que disfruta con los aeroplanos zero-sen japoneses y siente profunda admiración por los pilotos, incluidos los kamikazes, ante los que se cuadra, saluda marcialmente y entona su himno particular; hay momentos cargados de emoción infantil, cuando tres de estos pilotos se despiden de su jefe tomando la última copa de champagne de su vida: pero también se muestra exultante y arriesga su vida en una azotea para saludar a los P-51 Mustang, los llamados 'cadillacs del cielo'. Jim pierde a su madre en la huida de su mansión en Sanghai, precisamente a causa de la recuperación de uno de estos prototipos de juguete.
El niño admira a los soldados, se deslumbra ante sus aeroplanos, pero el ser humano que habita en él va perdiendo la inocencia, sustituida por la picardía necesaria para la supervivencia, se convierte en un personaje típico de la picaresca española, un 'Lazarillo de Tormes', que pelea por obtener su ración de alimentos, comercia en especie con sus compañeros de campo de concentración, ayuda en el hospital a cambio de clases de latín, y en ocasiones recita el pretérito perfecto de la voz pasiva del verbo amar: amatus sum, amatus es, amatus est (Yo he sido amado, tú has sido amado, él ha sido amado), para recordar a una madre que un día le quiso, pero a la que, pasado el tiempo, tiene dificultad de recordar. Cuando la encuentra debe tocar el esmalte de sus uñas, el carmín de sus labios y la textura de su cabello, hasta estar seguro de que no se equivoca de persona.
Cuando, hambriento, arrastra la comida que han tirado las tropas aliadas desde sus aviones, almacenada en un paracaídas, y encuentra a soldados norteamericanos, se rinde ante ellos , como había hecho con frecuencia ante los japoneses, y les da de beber leche condensada; cuando el oficial acerca el bote a su boca un resplandor procedente del objeto ilumina su cara. La guerra le arrebata la ilusión, esa misma que le había hecho confundir la luz blanca procedente de la explosión de las bombas atómicas de Hirosima y Nagasaki, y al único amigo, un chico de su edad, un kamikaze japonés, al que por error mata un miembro de la banda de Basie, cuando ya había acabadola guerra.¿Qué había aprendido de los adultos?: Que la gente es capaz de todo por un saco de patatas.
Steven Spielberg nos deja un tremendo legado: el mayor poema que se ha escrito con lenguaje audiovisual sobre la mentalidad, las ilusiones, la capacidad de fantasear con todo lo que se mueve de un niño, para el que la guerra era un juego más, pero ahora de verdad, con el cielo repleto de zero-sen o P-51; las ametralladoras y los carros e combates intercambian disparos con francotiradores, los soldados desfilan marcialmente...; pero a la par descubre que,como los rescates económicos, estas fantasías tienen su contrapartida: la muerte, la enfermedad, el hambre, el abandono, la miseria y, lo que es peor, la liquidación inútil del compañero de juegos. La música de Williams contribuye, junto a las cámaras de Spielberg y la fascinación y seducción que irradia el adolescente Christian Bale, a crear este ambiente hechizado para quien es de momento incapaz de entender la crueldad de la realidad que le circunda, y que necesita su tiempo para entender y que desaparezca la ilusión de su mirada; los campos de concentración japoneses fueron de una gran dureza, pero el espectador los va a contemplar a través de este filtro.
Muchos acusan a Spielberg de blandura en el diseño de sus personajes infantiles, como el protagonista de E.T., pero pocos han sabido captar cómo viven los niños y cómo se adaptan a las peores circunstancias, como él. Hay una imagen que transmite una sensación parecida, sin llegar a la plenitud de las que comentamos: la de las dos niñas del film de Jim Sheridan, En América, que cuando llegan con sus padres, emigrantes irlandeses, a un barrio degradado en Nueva York y acceden al único piso que pueden pagarse, con la techumbre medio destruida y lleno de palomas, lo ven como el lugar ideal de sus juegos y no como el drama que percibimos los adultos.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!