Vivir de noche. Ben Affleck. Comentario.





Ficha técnica, sinopsis, carteles, trailer (Pinchad aquí)



Comentario:



ME FUI A LA GUERRA COMO UN SOLDADO Y VOLVÍ COMO UN DELINCUENTE



El film que dirige Ben Affleck y produce Leonardo DiCaprio comienza con una voz en off, la del protagonista de la historia, John Coughlin, que declara abiertamente que, tras su terrible experiencia en la Primera Guerra Mundial, se reafirma en una idea que formula con una expresión de carácter conativo, en la que se impone a sí mismo una actitud vital en el futuro que hace depender de su propia voluntad, similar estructural y sintácticamente a la idea que expresa en voz alta Scarlata O'Hara,  la protagonista de 'Lo que el viento se llevó' (1939), realizada en vísperas de la segunda contienda que desangró Europa: 'Juro que nunca más obedeceré a nadie'.

Esta proclamación de intenciones, unida a un análisis socio-económico de la procedencia de los matones y sicarios de segunda fila y consglieres de las mafias italiana, irlandesa o de cualquier origen, que se mezclan y conviven en promiscuidad con negros, chicanos y con gente de  'baja estofa social', colectivos humanos frente a los que el 45 Presidente de los Estados Unidos quiere levantar un gran muro al igual que el de Israel, aunque viste, paradójicamente, ropa italiana, confecciona los trajes de su marca en México, y luce corbatas que pretenden ocultar la desfiguración de su cuerpo a causa de su edad. Sus aliados naturales de los rednecks de los Midlands o el Westland, donde reside la América profunda que jamás aceptó la pérdida de la Guerra de Secesión y la abolición de la esclavitud. Será, precisamente, un Sheriff dominador, que castiga a su mujer, del que se venga su propia hija, quien se encargará de eliminar a la mujer cubana de Coughlin.

El sustrato social sobre el que se asienta toda la estructura mafiosa está constituido por una población que vive en la época de los colonos y los exploradores, muchos de cuyos miembros forman parte de la organización criminal que cubría su cabeza con capirotes, el Ku Klux Klan, que participaba del negocio ilegal del tráfico de alcohol, prohibido por la Ley Volstead, (llamada así es honor de Andrew Volstead, presidente del Comité Judicial que supervisó la aprobación de la Ley), llamada popularmente Acta de Prohibición o Ley Seca, que derogó el Presidente Roosevelt y acabó con estas organizaciones, que se introdujeron en los negocios del juego y la prostitución, hasta la llegada de la droga, que sktuó a la población mundial en una mucho más dura que la existente durante la época en la que se inscribe el relato de Ben Affleck. En una ocasión en la que el joven gángster, interpretado por Ben Affleck, acude al cine con su hijo, en el pequeño documental que incluye las noticias recientes, que precedía a la película, que en España se llamó NODO, en el que se mostraban imágenes de Hitler,  Joe le dice al pequeño que no tema, que no va a pasar nada, una actitud muy humana que consiste en negar el riesgo cuando lo tiene delante de las narices, cuyo objetivo es tranquilizar al más vulnerable o a sí mismo.

Sobre este contexto de depresiones y de guerra, que, de momento se ha sorteado,a pesar de que atravesamos la crisis del capitalismo más dura de las que se han producido hasta ahora, porque en ella se produce el tránsito hacia una nueva era, basada en nuevos adelantos tecnológicos, que está produciendo la caída de la prensa de papel, y  el desarrollo de los blosg y webs en internet, porque se ha saldados con el empobrecimiento rápido de las masas y la sustitución del welfare por el estado filantrópico, se inscribe el relato de Affleck. No obstante, quien haya tenido oportunidad de oír en una radio española al director del Whasington Post, habrá podido escuchar el aviso a navegantes, es decir, a todos aquellos que creen que los nuevos medios son más democráticos: para hacer perioismo y crear opinión hay que tener dinero; ¿y formación e ideología? Quien trabaja con google + habrá podido observar la veracidad de esta información, cuando ha visto que hace dos días ha suprimido los contadores, y ha dejado a los pequeños blogueros a los pies de los caballos de las grandes empresas, que necesitan mover mucho dinero para obtener resultados muy similares a los de una persona con un ordenador en su casa.

Sobre este contexto deprimente, sobre una sociedad corrupta desde la cúspide hasta la base, en la que, tras principios aparentemente ideológicos (racismo, xenofobia, religión...) se esconden razones económicas, cuyos representantes no dudan en traspasar los límites de la legalidad, incluido el padre de Joe, un 'honesto' agente del orden que no duda en tocar todas las teclas posibles, entre otras cosas porque puede, para salvar a su hijo e impedir que pase la mayor parte de su vida en la cárcel. Sobre este mundo, repito, Affleck construye una historia tradicional de gansters de los célebres años 20, un film de época, con coches del momento, muchos disparos y grandes dosis de impasible crueldad. Una película de género que no ha gustado a ciertos críticos porque inscribe a los personajes en su medio, -emigrantes de todo el mundo y de toda clase y condición, trabajadores de procedencia variada, que apenas distingue si se trata de  ladrones o policías-,  que diluye las fronteras entre el bien y el mal, lo que, de alguna manera, distorsiona las características del género.  La renovación del cine negro, un clásico americano, que ha pretendido no ha sido muy entendida por la prensa que ha influido poderosamente en el público, aunque en Estados Unidos saben bien quién es Ben Affleck y su productor Leonardo DiCaprio. Habrá que esperar la evolución de los acontecimientos

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