La casa del fin de los tiempos.
Ficha técnica:
Título original:
País: Venezuela.
Año: 2013.
Duración: 97 minutos.
Dirección: Alejandro Hidalgo.
Guión: Alejandro Hidalgo.
Director de casting: Guillermo Londoño.
Dirección de Fotografía: Cezary Jaworski.
Música: Yoncarlos Medina.
Edición: Judilan Goncalvez, Miguel Ángel García, Alejandro Hidalgo.
Maquillaje de Efectos especiales: Alex Mathews.
Efectos visuales: Evans Briceño.
Director de sonido: Josue Saavedra.
Directora de arte: Evadne Mullinos
Diseño de Vestuario: Dubraska Vergara, Iris Amaola Gutierrez.
Maquillaje: Alex Mathews
Productor: Alejandro Hidalgo.
Productores ejecutivos: José Ernesto Martínez, César Rivas Serrani, Alejandro Hidalgo.
Diseño de producción: Daniela Hinestroza.
Compañías: Epica, Jemd Films, Rojo Producciones, con el apoyo de República Bolivariana de Venezuela, Plataforma de Cine y Medios Audiovisuales. Xenon Films en co-producción con Rodando Films y la colaboración de Blue Films e Idear Audio, Tres, Especial Creativo, con la colaboración de Cameo, Chirimoya, La Mitad del medio. Distribuidora: Primer Plano Film Group.
Intérpretes:
Ruddy Rodríguez: Dulce,
Gonzalo Cubero: Juan José,
Rosmel Bustamante: Leopoldo,
Guillermo García: Sacerdote Mario,
Héctor Mercado: Rodrigo,
Alexander Da Silva: Policía López,
Amanda Rey: Sarai Adulta.
Sinopsis:
Una mujer extenuada está tendida en el suelo y cuando se levanta ve con horror que a su lado hay un cadáver. El escenario de este espeluznante suceso transcurre en una vieja casona habitada por Dulce, quien no puede dar crédito a lo que ven sus ojos, por su marido y por los dos pequeños hijos del matrimonio. Muy pronto ella experimenta aterradores encuentros con apariciones en la oscuridad. El fantasma de una anciana le deja una serie de mensajes advirtiéndole que su marido matará a sus vástagos y, desesperada, intentará hacer todo lo posible para evitar esta profecía. Sin embargo, una terrible tragedia está por desatarse, ya que Dulce es acusada de asesinar a ese hombre que apareció muerto junto a ella. Condenada a la pena máxima de prisión por un crimen que no cometió es recluida en la cárcel durante 30 años. Ya en libertad y envejecida ella regresa a esa ahora casi derruida mansión para tratar de esclarecer su trágico pasado. (Adolfo C. Martínez. La Nación)
Críticas:
La cadena Buzz ofrece un film venezolano, realizado en 2013, que por razones extradiegéticas adquiere gran interés en momentos como los que se están viviendo a escala global y la forma de enfrentarnos a ellos desde las diferentes latitudes. El canal nos ofrece la que se vende como la película más taquillera de la historia venezolana, que no parece despertar grandes entusiasmos en la prensa del Cono Sur del continente americano.
Diego Brodersen encabeza su artículo con un título que, al menos los españoles, entienden bien: "No hay nada como la familia unida', una introducción marcada ideológicamente y que permite presumir el cariz que va a tomar la reflexión del crítico en torno a esta película dirigida por Alejandro Hidalgo y que resume la entradilla de la misma: "El módico interés que genera la primera película venezolana de horror es exclusiva cortesía de la falta de miedo al ridículo de una historia que comienza a tomar giros inesperados y que coquetea no sólo con la ciencia-ficción sino también con el culebrón." (...) Mas adelante continúa: "La sospecha de que hay allí algo interesante, novedoso o, al menos, eficaz, se ve confirmada modestamente por la misma película, deudora en parte de la añeja tradición de las casas embrujadas y los terrores góticos, reelaborados con cierto ingenio a partir de un quiebre narrativo que la acerca más al terreno de la ciencia-ficción estilo Twilight Zone. La novedad y/o lo interesante del film, entonces, surge en gran medida de su carácter de pastiche y de la viveza a la hora de mezclar viejos y probados ingredientes en una cocción ligeramente dispar." Finalmente concluye: "Con La casa del fin de los tiempos, el cine de terror latinoamericano continúa su derrotero de búsquedas, pequeños grandes logros y estrepitosas caídas. Expresión de deseo: el “latam-horror” sólo será verdaderamente libre el día que rompa definitivamente con las cadenas que lo atan a los clichés como un condenado a una maldición. O cuando logre crear con esos mismos grilletes otro objeto, distinto y reluciente." (1)
Según Adolfo C. Martínez: " Dulce (una muy buena labor de Ruddy Rodríguez) volverá, con la ayuda de un sacerdote, a indagar en su pasado para esclarecer lo que ha ocurrido en realidad y poder, así, sentir que su atormentada vida comenzará a cambiar. Concebido como drama de suspenso, el film explora los paradigmas de ese género tan específico a menudo confundido con el cine de terror, y elabora una trama más cercana a la dimensión paralela de Sexto sentido, de M. Night Shyamalan (2001), y de Los otros, de Alejandro Amenábar (2001), que a la maldad demoníaca de La noche de los muertos vivientes, de George Romero (1968), o de El exorcista, de William Friedkin (1973, por nombrar sólo algunos clásicos de la pantalla." (2)
Ernest Garrat la califica de muy buena, tras afirmar que :" No se deje engañar por los prejuicios. Esta gran película de terror venezolana es una sorpresa por donde se la mire. Puede que su look de bajo presupuesto lo engañe. Pero a medio andar su portentoso guión será capaz de envolverlo. En los años 80, Ruddy Rodríguez (actriz de teleseries y modelo venezolana) es Dulce, una atribulada dueña de casa que mira con espanto cómo fenómenos raros y fuera de una explicación racional asolan a su hogar y a su familia: un marido distante y dos hijos pequeños. El director y guionista Alejandro Hidalgo se atreve, y logra con éxito explorar un género tan difícil como el terror desde la vereda latinoamericana." (3)
El relato cinematográfico, como cualquier otro, siempre está constituido por un texto y un subtexto, una estructura superficial y otra profunda que sustenta el background, que no siempre es fácil desvelar, bien porque el autor lo quiera así, o porque la historia es tan enrevesada que al espectador le cuesta decodificarla y entenderla, así como deducir la razón que ha impulsado al guionista-director a contarla a su público. Pero, además la tecnología avanza a pasos agigantados y se acerca cada vez más al mito de Frankenstein, definido por Mary Shelley, y desarrollado por Noël Burch en 'El tragaluz del infinito', como la necesidad de crear un mundo paralelo que emule al creado por 'dios', del que la ciencia es su pertinaz competidora, desde que Prometeo dio a los hombres el fuego y fue castigado terriblemente por ello. La representación de la realidad avanza con la constante investigación de texturas escritas y audiovisuales capaces de crear sensaciones y emociones, como el miedo, un instinto que se da en todos los animales cuando perciben cualquier amenaza o situación de riesgo, que puede desembocar en el sentimiento de terror, el miedo en su fase máxima. Alejandro Hidalgo no puede generar este sentimiento en unos espectadores que lo han visto casi todo (menos ésto, desde luego) sólo con la composición de un ambiente sórdido a base de una sensación constante y cutre de pobreza y escasez de recursos, Ésto también lo hemos visto demasiado ya.
Se ha querido comparar el film de Alejandro Hidalgo con las películas de Shyamalan, con las historias de The Twilight Zone y el cine fantástico realizado en otros países europeos y en especial en Estados Unidos, mas la descripción de una situación en los límites de la realidad que mezcla la vida cotidiana más cruda (falta de recursos económicos para mantener a los hijos e incluso darles de cenar, a pesar de residir en una mansión que se intuye palaciega, un edificio exento de varios pisos, cripta y sótano), una casa que se ilumina con velas ( a pesar de ubicarse en un país rico en productos energéticos básicos, en especial el petróleo), con elementos oníricos y extrasensoriales exige un toque de magia del que este título carece. Falla el director cuando combina los factores que pretenden crear el clima de las casas encantadas, - ser capaz de deconstruir los elementos básicos del terror -, los viajes en el tiempo para modificar la realidad indeseada, la religión y los curas exorcistas. En definitiva, un film sin miedo al ridículo, como lo califica el crítico Diego Brodersen, de quien hemos hablado al principio.
No sabemos si da más miedo el resultado de los intentos fallidos de emular a directores como James Wan y su saga de Insidious, o la parte que apela a las dificultades de una familia para salir adelante, en la que se apuntan miserias económicas, superstición, ignorancia y un esfuerzo por poner remedio a todo esto con la ayuda de Dios, a través de un viaje en bucle por el tiempo que no nos atrevemos a calificar, en el que Dulce es auxiliada por un sacerdote. El final sencillamente no lo entendemos. Parece que esta película es la más taquillera de la historia de Venezuela, y no nos debe extrañar, puesto que en España las sagas de apellidos (vascos y catalanes) han llenado las faltriqueras de sus promotores, mientras los DVD y Blu-ray duermen el sueño de los justos, a precio de saldo, en las estanterías de las tiendas; una cuestión que interesa a algunos sectores españoles, pero que deja indiferente a la mayoría dentro y fuera del país.
(1) No hay nada como la familia unida.www.pagina12.com.ar (2) Un hábil drama de suspenso. Diario 'La Nación', 29 de enero de 2016.
(3) Crítica a cinco películas. El Mercurio, 22 de enero de 2016.Ernest Garrat la califica de muy buena, tras afirmar que :" No se deje engañar por los prejuicios. Esta gran película de terror venezolana es una sorpresa por donde se la mire. Puede que su look de bajo presupuesto lo engañe. Pero a medio andar su portentoso guión será capaz de envolverlo. En los años 80, Ruddy Rodríguez (actriz de teleseries y modelo venezolana) es Dulce, una atribulada dueña de casa que mira con espanto cómo fenómenos raros y fuera de una explicación racional asolan a su hogar y a su familia: un marido distante y dos hijos pequeños. El director y guionista Alejandro Hidalgo se atreve, y logra con éxito explorar un género tan difícil como el terror desde la vereda latinoamericana." (3)
Comentario:
El relato cinematográfico, como cualquier otro, siempre está constituido por un texto y un subtexto, una estructura superficial y otra profunda que sustenta el background, que no siempre es fácil desvelar, bien porque el autor lo quiera así, o porque la historia es tan enrevesada que al espectador le cuesta decodificarla y entenderla, así como deducir la razón que ha impulsado al guionista-director a contarla a su público. Pero, además la tecnología avanza a pasos agigantados y se acerca cada vez más al mito de Frankenstein, definido por Mary Shelley, y desarrollado por Noël Burch en 'El tragaluz del infinito', como la necesidad de crear un mundo paralelo que emule al creado por 'dios', del que la ciencia es su pertinaz competidora, desde que Prometeo dio a los hombres el fuego y fue castigado terriblemente por ello. La representación de la realidad avanza con la constante investigación de texturas escritas y audiovisuales capaces de crear sensaciones y emociones, como el miedo, un instinto que se da en todos los animales cuando perciben cualquier amenaza o situación de riesgo, que puede desembocar en el sentimiento de terror, el miedo en su fase máxima. Alejandro Hidalgo no puede generar este sentimiento en unos espectadores que lo han visto casi todo (menos ésto, desde luego) sólo con la composición de un ambiente sórdido a base de una sensación constante y cutre de pobreza y escasez de recursos, Ésto también lo hemos visto demasiado ya.
Se ha querido comparar el film de Alejandro Hidalgo con las películas de Shyamalan, con las historias de The Twilight Zone y el cine fantástico realizado en otros países europeos y en especial en Estados Unidos, mas la descripción de una situación en los límites de la realidad que mezcla la vida cotidiana más cruda (falta de recursos económicos para mantener a los hijos e incluso darles de cenar, a pesar de residir en una mansión que se intuye palaciega, un edificio exento de varios pisos, cripta y sótano), una casa que se ilumina con velas ( a pesar de ubicarse en un país rico en productos energéticos básicos, en especial el petróleo), con elementos oníricos y extrasensoriales exige un toque de magia del que este título carece. Falla el director cuando combina los factores que pretenden crear el clima de las casas encantadas, - ser capaz de deconstruir los elementos básicos del terror -, los viajes en el tiempo para modificar la realidad indeseada, la religión y los curas exorcistas. En definitiva, un film sin miedo al ridículo, como lo califica el crítico Diego Brodersen, de quien hemos hablado al principio.
No sabemos si da más miedo el resultado de los intentos fallidos de emular a directores como James Wan y su saga de Insidious, o la parte que apela a las dificultades de una familia para salir adelante, en la que se apuntan miserias económicas, superstición, ignorancia y un esfuerzo por poner remedio a todo esto con la ayuda de Dios, a través de un viaje en bucle por el tiempo que no nos atrevemos a calificar, en el que Dulce es auxiliada por un sacerdote. El final sencillamente no lo entendemos. Parece que esta película es la más taquillera de la historia de Venezuela, y no nos debe extrañar, puesto que en España las sagas de apellidos (vascos y catalanes) han llenado las faltriqueras de sus promotores, mientras los DVD y Blu-ray duermen el sueño de los justos, a precio de saldo, en las estanterías de las tiendas; una cuestión que interesa a algunos sectores españoles, pero que deja indiferente a la mayoría dentro y fuera del país.
(1) No hay nada como la familia unida.www.pagina12.com.ar (2) Un hábil drama de suspenso. Diario 'La Nación', 29 de enero de 2016.
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