Mr. Holmes. Bill Condon.

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Comentario:

Bill Condon es un director que siempre ha gozado del aplauso de la crítica y de la aclamación del público, tanto cuando hacía guiones, como el de Chicago, película dirigida por Rob Marshall, como cuando se ponía el mismo detrás de la cámara en Kinsei  o Dreamgirls y las dos últimas entregas de la exitosa saga Crepúsculo, o De dioses y hombres,  a lo que se suma el que ha sido beneficiado con numerosos galardones en los certámenes de cine más importantes.

Estas semanas  las plataformas de televisión que incorporan TIVO ofrecen su última película, Mr. Holms, un film esteticista, tranquilo, en el que el cineasta cambia la energía y vivacidad de la juventud que baila en los escenarios o rompe camas en un acto de gran pasión carnal, una expresión máxima del exceso propia del vampiro que llenó los cines de mujeres de varias generaciones, no sólo adolescentes, por el ocaso del hombre y la búsqueda de un disfrute sosegado, entre el mar y la montaña, retirado de las ciudades tumultuosas.

Ahora acompaña a Holmes en los últimos días de su vida, en su retiro en la campiña inglesa, donde se refugia junto a su ama de llaves y su hijo pre-adolescente, fascinado no sólo por su sagacidad para descubrir misterios y crímenes intrincados, sino por su tenacidad para cultivar abejas y el cariño por estos, para él, inofensivos animales. Condon nos presenta a un personaje cansado, que pierde la memoria, pero que rezuma la bondad y la parsimonia de la vejez, que siente especial predilección por enseñar a los que crecen, a los niños que todavía no han perdido la inocencia y tienen necesidad de saber.

Pero el film resulta redundante, moviéndose en círculos que le impiden avanzar, enrocándose en sí mismo, en la soledad, en el recuerdo, en la pérdida de aptitudes, y en la desmitificación del hombre, la negación de la veracidad del atuendo que lo caracterizó tanto tiempo. Ya no queda nada de Mr. Holmes, ni siquiera Watson está con él , y cuando acude en su ayuda, no tarda en morir. 93 años son muchos y uno se va quedando solo en la vida, con sus recuerdos hasta que el Sr. Alzheimer decida también llevárselos. Entre ellos el último caso fallido que atormenta al anciano. Sólo la contemplación de los acantilados blancos le proporciona cierto solaz. Los críticos de los periódicos han coincidido no sólo en este análisis sino en el elogio al trabajo realizado por Ian  McKellen, una fantástica representación del detective en los postreros días del mito.

No falta tampoco quien ha disfrutado de esta película plácida, serena, sosegada, que nos muestra el lado humano del famoso detective, cuando es más vulnerable y se siente más solo, cuando más cariño necesita. Así lo siente José Manuel Cuéllar: " Condon ha hecho un retrato fundamentalmente elegante, muy virtuoso, aunque quizás algo acaramelado y poco vigoroso si bien, como suele suceder con esta clase de actores, McKellen lo levanta con un poderío que le da sus 76 años de continuas genialidades en el mundo del arte. Mirada de lupa, la de Sherlock Holmes." ( 'Critica de Mister Holmes': El entrañable esplendor de Ian McKellen, Diario ABC, 21 de agosto de so15). Alberto Luchini recuerda, acertadamente, que más que de fabular se traba de reconstruir, aquí es un personaje de ficción, Sherlock Holmes, lo que da a los autores del filme (tan autor es el intérprete como el realizador) absoluta libertad para jugar con su imaginación, tomando como punto de partida la novela de Mitch Cullin A Slight Trick of the Mind." (El ocaso del detective, diario El Mundo, 20 de septiembre de 2015).