Creed.La leyenda de Rocky. Comentario.










LOA RICOS TAMBIÉN LLORAN. UNA NUEVA VERSIÓN DE 'ROCKY'


Ficha técnica, sinopsis, crítica. trailer. Pinchad aquí.


Crítica:

Han transcurrido más de veinte años desde que Rocky entró en el imaginario colectivo, y por mucho que se empeñen el film de Ryan Coogler, acusa los cuarenta años transcurridos. Este director de cine independiente ganó el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público a la Mejor Película por 'La estación de Fruitvale', producida por Forest Whitaker que hoy es propiedad de The Weinstein Company, que adquirió los derechos por dos millones de dólares. El mismo año la Metro Goldwyn Mayer anunció que había encargado a este joven director de 29 años un spin-off de Rocky. No se puede negar que corrió mucho en poco tiempo.

Coogler demuestra desde el primer minuto de desarrollo del film que no en vano se había dejado en manos de un cineasta tan joven una nueva entrega de la saga de Rocky (seis películas más el spin-off), situando su historia en las antípodas de la que en su día concibiera Stallone, si bien éste bendice el giro radical que introduce en el argumento el director californiano aceptando un papel de importancia en la película, por el que ha sido nominado al Oscar. Sitúa el comienzo de su historia en la ciudad de Los Ángeles, en la costa oeste, justo en extremo opuesto de Filadelfia, donde nació y se hizo grande Rocky Balboa. A partir de ahí se sigue un rosario de diferencias: Adonis Johnson es negro y, a pesar de tener sólo dos años menos que Stallone cuando hizo la primera película, carece de la inocencia y bondad que se desprende del rostro del italoamericano; aunque su infancia fue muy dura,como se encargan de desvelar las imágenes de la primera secuencia, recluido en un orfanato (era huérfano de padre y madre), pronto saldrá de la última de estas instituciones a la que había ido a parar con sus huesos por su afición, al parecer heredada de su padre, de pegarse empleando la mayor violencia con sus compañeros. Rocky, a pesar de trabajar para un usurero y encargarse de cobrar a los insolventes, nunca lograba su objetivo por su carácter pacífico, bondadoso y comprensivo. Adonis es adoptado por la mujer de su padre (el fue el producto de una infidelidad de su progenitor),tiene estudios universitarios, conduce un mustang y vive en una casa que la mayoría de nosotros necesitaría varias vidas para adquirir una semejante. ¿Qué ha quedado pues del tierno y digno Rocky? Parece que el reto en definitiva sea demostrar que los ricos también tienen sus traumas y pueden luchar por alcanzar las mismas metas que los pobres. 

Este planteamiento tiene sus consecuencias: Rocky siempre llevaba una chaqueta de cuero,le encantaban los animales y se entrenaba con un colchón vacío, y cuando deambulaba solo por las calles durante las noches sacaba a las adolescentes del grupo de desocupados mayores que ellas, las amonestaba y las llevaba a casa. Adonis es un joven de cuerpo esculpido en un gimnasio,que ha abandonado su trabajo en una entidad financiera para hacer aquello que le pide el cuerpo: darse hostias con los demás, porque, no nos engañemos, este deporte consiste en que dos hombres se peguen hasta que uno de ellos pierda el conocimiento. En España la Ley del Menor pone límites horarios a las retransmisiones de estas luchas desde los países anglosajones, donde esta afición es mayor, sin embargo los jueces dan el visto bueno a que un torero entre a matar con su bebé en brazos. En una y otra actividad es la pobreza la que arrastra a los individuos a jugarse la vida, algo en lo que insisten varios personajes secundarios de la películas (entrenadores  y púgiles), aunque todos sabemos que hay excepciones.

No desvelo nada al decir que las imágenes de los combates son continuas, que alguno de los contrincantes, no así el protagonista, son modelos a imitar por los veinteañeros, (los menores no pueden), por sus cuerpos ciclados, sus músculos esculpidos y trabajados con las pesas y su piel llena de tatuajes; que oyen rap o hip-hop,- aunque el film termine con el leitmotif de Rocky -, que no fuman, al menos ante las cámaras, que practican el sexo sin problemas y llevan ropa de marca,como casi todos los niños, jóvenes y adolescentes de la década de los 90 que emulaban a las estrellas del basket, (el que no haya caído en la tentación que levante la mano). Pero Coolger, pensando quizás que con estos solos ingredientes la cosa le quedaba un poco sosa, añade unos cuantos más, de los duros de digerir, que voy a evitar enumerar para no caer en el temido spoiler, (algunas secuencias son para huir, aunque no falta quien se muestra encantado),  y termina su película con tal abuso del melodrama y la sensiblería, que acaba rozando el ridículo, la ñoñez y la cursilería. De las pretensiones autorales de las primeras secuencias (apaguen las luces que vamos en serio), se pasa a una absurda réplica de la emotiva secuencia de las bicis voladoras (un poco más pesadas y pegadas al suelo) de ET de Steven Spielberg, en la que el frenesí de la velocidad de vehículos motorizados se interrumpe de pronto para pasar, sin transición ni aparente razón, al uso de unas cámaras lentas inexplicables.

Se podría concluir que Creed (las letras del título del film son una copia de las de Benhur en blanco y negro y simulando piedra envejecida ¿un homenaje al cine clásico?), es  una película muy masculina, en la que la cultura del cuerpo responde más a satisfacer el narcisismo de los hombres que al deseo de agradar a las mujeres, aunque nadie duda de que a muchas féminas les van los machoman. Un trabajo que realiza a la perfección Michael B.Jordan, cuyo mayor problema, el que le causa mayores inseguridades, es no estar a la altura de un padre que machacó varias veces a Rocky Balboa, aunque no le hizo morder el polvo y tragarse su dignidad. En ese aspecto quedarán en tablas. Sin el incordio de la ideología,sin alusión a las clases sociales, excepto cuando los pobres se quejan de que los ricos invadan su terreno, el film supongo que es un buen relato para aquellos que disfrutan con el boxeo y pueden aguantar horas viendo como dos hombres se pegan y su rostro va acusando poco a poco las consecuencias de los golpes: párpados hinchados,cejas rotas, narices fracturadas, lesiones en el hígado y un largo etcétera de bellos recuerdos de una prolongada paliza mutua.

Cierto que también se puede realizar una lectura en clave de metáfora, en la que, generalmente, el triunfo no está al alcance de todos, y son las heridas física y psicológicas las que endurecen a los individuos.

Comentarios

Entradas populares