Demontando a Harry. Comentario.





Ficha técnica, sinopsis y críticas.

Comentario.

Estamos ante la que, quizá, sea la obra más importante de Woody Allen, un cineasta que conecta con amplias capas de la población por razones diversas: es un hombre corriente, de físico poco agraciado, de formas bondadosas, de los que siempre miran al suelo y pocas veces dirige su vista con altivez al cielo. Pero ante todo es un hombre muy cercano a cualquier espectador, un desastre, un desgraciado que sufre insomnio y en ocasiones padece herpes a causa del estrés y el síndrome de fatiga, y que se ha gastado a lo largo de su vida la mayor parte de su sueldo en psiquiatras, abogados y prostitutas.Toda su trayectoria vital, según su propia hermana, se ha basado en el nihilismo, el cinismo, el orgasmo y el sarcasmo.  Y lo que es peor, un judío que se odia a sí mismo y a los suyos e inventa historias terribles sobre ellos.

Si tenemos en cuenta que gran parte de sus películas las ha protagonizado él mísmo, emblematizado en apartamentos neoyorquinos, con paredes repletas de estanterías llenas de libros, buena música y con muros o pilares decoradas con ladrillos caravista, que evocan el gusto povera y el reciclado de viejas fábricas como espectaculares espacios habitacionales, una edición tranquila y una política de autor basada en el encuadre, optando cuando necesita representar la simultaneidad por la profundidad de campo (enfoque/desenfoque al que dota de contenido semántico en esta historia de forma bizarra) o dentro del mismo encuadre, que permite seguir el desarrollo de la historia sin grandes dificultades, comprenderemos fácilmente por qué Allen gusta a un público tan amplio, que acude a cada uno de sus estrenos, por mucho que últimamente haya frustrado muchas expectativas. Pero es curioso que encandile a su público cuando realiza ejercicios metalingüísticos complicados como el de este título, en el que se deconstruye a sí mismo y al espíritu que anima sus producciones, a través de los personajes que ha ido creando tanto en sus guiones como en su traslación al cine de su escritura, que en ocasiones llega de forma borrosa, poco clara y confusa, como ocurre con el personaje que interpreta Robin Williams y en un momento determinado él mismo.

Preguntado por Eric Lax acerca de cómo concibió esta película, contesta claramente que el protagonista es un tipo hecho a su medida, un escritor judío neoyorquino, al que se va conociendo a través de lo que él escribe, de sus relatos y de pasajes de sus novelas. "Me pareció una idea divertida, -dice-, no exenta de ingenio, ya que me brindaba la oportunidad de representar una serie de pequeñas piezas cómicas que no servían para sostener una película entera pero que podían tener su gracia como historias cortas, como el sketch de alguien que está desenfocado y el de la muerte que viene a buscar a la persona equivocada. Simplemente necesitaba algún tipo de mecanismo para ligar las historias." Él mismo. La solución cuando uno 'se desenfoca' no es corregir los propios fallos, sino obligar a los demás a verlo de otra manera, y ponerles unas gafas para conseguir doblegar su voluntad; de esta manera la película reflexiona sobre lo trascendente que puede ser el arte pero lo insufrible que puede ser el artista que lo crea para aquellos que lo rodean. "¡Esperas que el mundo se ajuste a la distorsión en la que te has convertido!", le reprocha uno de sus seis psiquiatras. La acción discurre entre la realidad y la fantasía, entre Harry y una larga lista de ex-mujeres (tres), ex-amantes (docenas) y parientes agraviados, y el retrato que de ellos hace en sus novelas y relatos sin molestarse apenas en disimular sus identidades. (1)

Estos personajes dan su visión de su autor y le apoyan en sus sueños. Uno de ellos dice a los espectadores que el mensaje del autor es conocerse a sí mismo, no engañarse, aceptar sus limitaciones y seguir adelante. "El autor, visto como un personaje más es un tío muy interesante, un tío que no funciona bien en la vida, que solo funciona en el arte, triste y divertido. Todos sus libros parecen tristes, por eso me gusta deconstruirlos porque dentro son muy alegres, aunque él no se de cuenta." Este es el mejor sueño que ha tenido en meses." " Me encanta,- dice otro-, es un personaje demasiado neurótico para funcionar en la vida;  sólo puede funcionar en el arte." A través de Harvey Stern, (interpretado por Tobey Maguire), sabemos que se casó muy joven, pero no por amor sino con el objetivo de huir de casa de sus padres, lo que le obligaba a trabajar con desgana en una zapatería durante el día. Por la noche resplandecía ante su Remington portátil, debiendo soportar los reproches de la joven esposa que no entendía sus aspiraciones y reclamaba lo que ella creía que era su derecho, razón por la que pronto dejó de sentirse atraido por su propia mujer, aunque estaba siempre deseoso de sexo con todas las demás. La suerte se puso de su parte, pues un amigo tuvo un accidente y le dejó su apartamento, donde se inició con una prostituta; más tarde se enamoró de su psiquiatra, se casó con ella y después de tener un hijo la mujer entró en una crisis post-parto, lo que fue causa de una nueva ruptura,  y así de mujer en mujer no llegó a crear una familia sólida, aunque Harry logre hacer su trabajo pase lo que pase en su vida, la única característica que une al Allen ficticio y el real, que no se ha bloqueado nunca, no ha secuestrado jamás a sus hijos, no bebe, no contrata prostitutas y no recoge los premios que le otorgan.

A pesar de lo dicho hasta ahora, 'Desmontando a Harry' no es la película favorita de Allen. En principio pensó en titularla 'El peor hombre del mundo', ya que Harry Block, el personaje que interpreta, "es un escritor ruin, superficial y obsesionado con el 'sexo' que apenas novela su vida y su trabajo y se gana a pulso la enemistad  de quienes un día lo amaron " y que, a pesar de quienes se empeñan  en ver en él un sosias del cineasta, éste niega constantemente cualquier relación entre este hombre y él mismo. Tras este repaso a su obra se desbloquea la imaginación de Harry y comienza a tomar notas para una nueva novela, de la que nos adelante un posible inicio: Rifkin llevaba una existencia fragmentada e inconexa y hacía tiempo que había llegado a esta conclusión: todos conocemos la misma verdad y nuestra vida depende de cómo la distorsionamos; sólo tuvo serenidad al escribir. Escribir, en más de un aspecto, le salvó la vida. Si en todo lo demás Harry no es Woody Allen, cuesta creer que en este último aspecto no coincida con su personaje un hombre que piensa seguir escribiendo y dirigiendo películas mientras la fuerza la acompañe, y este es un don del que gozan algunas personas que les permite vivir la última etapa de su vida como aconseja otro gran escritor, que escribió un famoso canto a la vejez: Marcus Tullius Cicero, que nos recordó que no hay nada tan apacible como una ancianidad dedicada al estudio y la contemplación. Woody Allen es el ejemplo vivo de esta actitud vital. Pocos de los que han dedicado su vida a la reflexión son capaces de abandonar la actividad que les ha dado fuerzas para seguir viviendo, a pesar de las adversidades. Como una premonición Woody Allen termina su película tecleando en su vieja máquina de escribir, un hecho que se traduce en un mensaje de esperanza para la humanidad. No es extraño que sus películas agraden a tanta gente, la que ya ha llegado a su edad y la que desea hacerlo en sus condiciones.

Ahora que, con dinero o sin él, con trabajo o en el desempleo, todos tenemos algo de tiempo libre, no estaría mal detenernos un poco y disfrutar de películas de todos los tiempos que no sólo nos permiten aprovechar nuestro tiempo, inasible, por lo que no debemos dejarlo pasar, y reflexionar, con la ayuda de estos cineastas con talento, sobre aquello que nos interesa. Desmontando a Harry nos da las piezas separadas de un personaje que nosotros debemos unir y construir, de acuerdo con nuestra propia visión de la vida y nuestras experiencias, para crear uno nuevo a nuestra imagen y semejanza. Pensar si nuestras insatisfacciones se curan con falsas soluciones, como le ocurre a Harry, un escritor que opta por huir de sus propios sueños, aunque será precisamente la coherencia consigo mismo la que lo salve. Más, como nos recordaba Tarkovski, toda elección impone un sacrificio.

(1) Conversaciones con Woody Allen. Eric Lax. Lumen,  pág. 77)

Comentarios

  1. Magnífica ejercicio de Woody Allen en la deconstrucción de un personaje, que muchos cinéfilos y críticos han asociado con él mismo,algo que él niega rotundamente, y que, sin embargo, permite conocer un poco más al cineasta.

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