Bienvenidos al fin del mundo
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Título original:
País: Inglaterra.
Año: 2013.
Duración: 109 minutos
Dirección: Edgar Wright.
Guión: Edgar Wright y Simon Pegg.
Casting: Nina Gold y Robert Sterne.
Dirección de Fotografía: Bill Pope, a.s.c.
Música: Steven Price. Supervisor: Mick Angel.
Edición: Paul Machliss, a.c.e.
Diseño desonido:Julian Slater.
Director artístico: Peter Dorme.
Decorador del set: Sara Wan.
Diseño de Vestuario: Guy Speranza.
Diseño de maquillaje y peluquería: Jane Walker.
Productores: Nira Park, Tim Bevan, Eric Fellner.
Co-productor: Mairi Bett.
Productores ejecutivos: James Biddle, Edgar Wright, Simon Pegg, Nick Frost, Liza Chasin.
Diseño de producción: Marcus Rowland.
Compañías: Universal Pictures en asociación con Relativity Media y Working Title Production, Big Talk Pictures.
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Intérpretes:
Simon Pegg: Gary King,
Nick Frost: Andy Knightley,
Paddy Considine: Steven Prince,
Martin Freeman: Oliver Chamberlain, ' Ollie ',
Eddie Marsan: Peter Page,
Rosamund Pike: Sam Chamberlain,
Pierce Brosnan: Guy Shepherds,
David Bradley: Basil,
Darren Boyd: Shane Hawkins,
Michael Smiley: Reverendo Green,
Nicholas Burns: Colaborador,
Mark Heap: Simple 7,
Reece Shearsmith: colaborador,
Bill Nighy: la red.
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Gary King (Simon Pegg) y Andy Knightley (Nick Frost) creían que iba a ser la reunión definitiva, una noche, cinco amigos, doce bares. Una cruzada alcohólica hasta el pub 'El Fin del Mundo', en la que sólo sobrevivirán los más fuertes. Dispuestos a que sea algo niolvidable, están decididos a conquistar el mundo...pero esta noche tal vez tengan que salvarlo. Edgar Wright, el director de Zombies Party y Arma Fatal, nos ofrece una película salvajemente divertida, repleta de humor increíble y acción explosiva, que te hará brindar por el apocalipsis.
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Crítica:
La crítica actual está mostrando unos grados de pusilanimidad absolutamente incomprensibles, tan pacatos y moderados, que parece que sólo se sienten a gusto cuando el film no se implica, al menos en apariencia, en ningún tipo de asunto que pueda resultar conflictivo, aunque sea en un grado menor. Es como cuando para destensar una situación alguien saca el tema del fútbol o de las juergas que se corrieron en la juventud. ¿A quién puede molestar esto? Zombies Party (2004) ponía el foco sobre una generación que tuvo la posibilidad de vivir una infancia y una adolescencia feliz, sin resentimientos, y que en este momento debe enfrentarse a una nueva situación. Los que ahora tienen diez años menos, los veinteañeros, apostaron por un bienestar insostenible, una cultura de masas, teléfonos móviles de ultima generación, ipods, ipads...y la crisis les obliga a desprenderse de todas esas mochilas. Habrá que hacer un seguimiento del cine que refleje su frustración, como se hizo en Zombies Party. De nuevo Edward Wright se coloca en la vanguardia.
La segunda película de la trilogía era bastante más amarga, ya que fue realizada cuando los tambores de la crisis comenzaban a redoblar con fuerza: "Edgard Wright, como en otras ocasiones, nos presenta un film cargado de humor e ironía, cáustico e incluso un poco cínico, que proféticamente conecta con la realidad más actual, en la que los jóvenes, a los que ya no se llama JASP, sino NINJA (ni trabajo, ni emolumentos, ni pensión, ni nada), están más formados que nunca, pero deben esconder sus auténticos curricula. Este es el perfil de Nicholas Angel, licenciado por la Universidad de Canterbury, con doble matrícula de honor en Política y Sociología; estudios en la Academia de Formación Policial Hendon, con la calificación de excelencia; gran capacidad para la ' pacificación urbana y control de revueltas' a mamporros, como muestran las imágenes, una excelencia por la que recibió el galardón de la Gran Porra de Honor; matrícula de honor en el Servicio de Policía Municipal; cultivo del cuerpo, de acuerdo con el lema clásico de mens sana in corpore sano, especializándose en las carreras de automóviles y motos y en maratones, cualidades que fueron premiadas con 9 menciones y tres heridas. En resumen el perfecto bobby británico, tan perfecto que ponía en peligro los empleos de sus compañeros, razón por la que fue enviado por sus jefes lo más lejos posible..." En definitiva un excelente film, que bajo el registro cómico, se permite hacer la denuncia más severa de las relaciones de poder que se entretejen en las poblaciones pequeñas, en las que la comunidad entera se somete física e intelectualmente a los caciques e impone lo que los italianos llaman la omertà, o ley del silencio. Humor inglés a raudales y denuncia social exquisita. (www.cinelodeon.com).
La segunda película de la trilogía era bastante más amarga, ya que fue realizada cuando los tambores de la crisis comenzaban a redoblar con fuerza: "Edgard Wright, como en otras ocasiones, nos presenta un film cargado de humor e ironía, cáustico e incluso un poco cínico, que proféticamente conecta con la realidad más actual, en la que los jóvenes, a los que ya no se llama JASP, sino NINJA (ni trabajo, ni emolumentos, ni pensión, ni nada), están más formados que nunca, pero deben esconder sus auténticos curricula. Este es el perfil de Nicholas Angel, licenciado por la Universidad de Canterbury, con doble matrícula de honor en Política y Sociología; estudios en la Academia de Formación Policial Hendon, con la calificación de excelencia; gran capacidad para la ' pacificación urbana y control de revueltas' a mamporros, como muestran las imágenes, una excelencia por la que recibió el galardón de la Gran Porra de Honor; matrícula de honor en el Servicio de Policía Municipal; cultivo del cuerpo, de acuerdo con el lema clásico de mens sana in corpore sano, especializándose en las carreras de automóviles y motos y en maratones, cualidades que fueron premiadas con 9 menciones y tres heridas. En resumen el perfecto bobby británico, tan perfecto que ponía en peligro los empleos de sus compañeros, razón por la que fue enviado por sus jefes lo más lejos posible..." En definitiva un excelente film, que bajo el registro cómico, se permite hacer la denuncia más severa de las relaciones de poder que se entretejen en las poblaciones pequeñas, en las que la comunidad entera se somete física e intelectualmente a los caciques e impone lo que los italianos llaman la omertà, o ley del silencio. Humor inglés a raudales y denuncia social exquisita. (www.cinelodeon.com).
Según Jordi Costa: "Seis años después del estreno de Arma fatal (2007) -película que utilizaba el esquema de la buddy movie para lanzar cargas de profundidad contra las esencias británicas-, Bienvenidos al fin del mundo cierra una posible trilogía hibridando la comedia dramática de reencuentro y el cine apocalíptico, variante invasión sutil ultra-corpórea. El resultado es sobresaliente: una película que confirma el genio y la identidad única de Wright a la hora de reciclar los mecanismos del cine espectáculo y la tradición de los subgéneros para decir cosas no poco profundas sobre lo humano. (...) La introducción del elemento fantástico, a través de un desencuentro inter-generacional en el lavabo de un pub, define la película como inconfundible producto nacional de esa Gran Bretaña imaginaria donde la tradición de Los Vengadores (John Steed y Emma Peel, por supuesto), el Dr. Who y el Dr. Quatermass se cruza con la libertad cómica de series como The Young Ones, La pareja basura o Spaced, la telecomedia que unió por primera vez los talentos de Wright, Simon Pegg y Nick Frost. ( Jordi Costa. Apocalipsis de mediana edad. Diario 'El País', 29 de Noviembre de 2013).
Edgar Wright cierra su trilogía, llamada 'del cornetto de tres sabores', con la película más compleja de las tres: The World's End (2013), en la que representa el choque generacional entre treintañeros y veinteañeros en la lavabo de un pub, en el que Gary King deconstruirá a golpes a su oponente, un ser motorizado, mecanizado, que forma parte de un sistema más complejo, la red, y que junto a sus iguales constituyen una nueva 'humanidad' a la que llaman 'los simples', 'los robots', esclavos de la tecnología. Gary King, un joven que se acerca a los cuarenta años sin que el tiempo haya hecho mella en él, hecho por el que ha pagado una factura muy elevada, reúne a sus amigos y compañeros de Instituto para repetir una hazaña que no pudieron culminar en la primera juventud. Sus otros cuatro camaradas han seguido un camino más acorde con lo que la sociedad demanda de ellos, no siempre libre de espinas, por lo que muestran cierta resistencia a seguirle en la aventura. Cuando, de una forma u otra, se deciden a acompañar a Gary King, los jóvenes avanzaran decididos, orgullosos, componiendo una imagen de raíces muy británicas, de la que se sirvió Quentin Tarantino en 'Reservoir Dogs' (1992), asumiendo una tradición de los años ochenta, que caracterizaba a los jóvenes orgullosos, dispuestos a comerse el mundo cuando salen de casa con la intención de desmadrarse y beber hasta reventar, que tantas veces ha reproducido en la pantalla, entre otros, Richard Curtis (Radio encubierta, 2011).
Esta mirada nostálgica al pasado y el intento de reproducir una experiencia que no puede nunca darse igual porque las circunstancias íntimas y ambientales son cambiantes, servirá para desnudar a los protagonistas, pero también para establecer nuevas conexiones inter-generacionales. Gary King seguirá siendo el rey, admirado por las nuevas generaciones. Edgar Wright utiliza elementos fantásticos para introducir símbolos sobre la diferente naturaleza de los individuos, sus distintos andamiajes para sobrevivir de acuerdo con sus propias inclinaciones y necesidades vitales y la creación de las condiciones que permiten que el ser humano se deslice, de tanto en tanto, a través de crisis mundiales en el túnel de la historia y en contra de la creencia en un progreso ininterrumpido, retroceda varias décadas en su bienestar material. A modo de ejemplo, Andy acabará convertido en un hombre-rata que vive de los desperdicios en un estercolero, con gafas compuestas de los restos de otras, disfrutando de una vida que define como más sencilla, sin echar de menos nada del pasado, a excepción del emblemático cornetto; más no todos seguirán el mismo camino y las soluciones vitales responderán a la naturaleza de los individuos.
Edgar Wright cierra su trilogía, llamada 'del cornetto de tres sabores', con la película más compleja de las tres: The World's End (2013), en la que representa el choque generacional entre treintañeros y veinteañeros en la lavabo de un pub, en el que Gary King deconstruirá a golpes a su oponente, un ser motorizado, mecanizado, que forma parte de un sistema más complejo, la red, y que junto a sus iguales constituyen una nueva 'humanidad' a la que llaman 'los simples', 'los robots', esclavos de la tecnología. Gary King, un joven que se acerca a los cuarenta años sin que el tiempo haya hecho mella en él, hecho por el que ha pagado una factura muy elevada, reúne a sus amigos y compañeros de Instituto para repetir una hazaña que no pudieron culminar en la primera juventud. Sus otros cuatro camaradas han seguido un camino más acorde con lo que la sociedad demanda de ellos, no siempre libre de espinas, por lo que muestran cierta resistencia a seguirle en la aventura. Cuando, de una forma u otra, se deciden a acompañar a Gary King, los jóvenes avanzaran decididos, orgullosos, componiendo una imagen de raíces muy británicas, de la que se sirvió Quentin Tarantino en 'Reservoir Dogs' (1992), asumiendo una tradición de los años ochenta, que caracterizaba a los jóvenes orgullosos, dispuestos a comerse el mundo cuando salen de casa con la intención de desmadrarse y beber hasta reventar, que tantas veces ha reproducido en la pantalla, entre otros, Richard Curtis (Radio encubierta, 2011).
Esta mirada nostálgica al pasado y el intento de reproducir una experiencia que no puede nunca darse igual porque las circunstancias íntimas y ambientales son cambiantes, servirá para desnudar a los protagonistas, pero también para establecer nuevas conexiones inter-generacionales. Gary King seguirá siendo el rey, admirado por las nuevas generaciones. Edgar Wright utiliza elementos fantásticos para introducir símbolos sobre la diferente naturaleza de los individuos, sus distintos andamiajes para sobrevivir de acuerdo con sus propias inclinaciones y necesidades vitales y la creación de las condiciones que permiten que el ser humano se deslice, de tanto en tanto, a través de crisis mundiales en el túnel de la historia y en contra de la creencia en un progreso ininterrumpido, retroceda varias décadas en su bienestar material. A modo de ejemplo, Andy acabará convertido en un hombre-rata que vive de los desperdicios en un estercolero, con gafas compuestas de los restos de otras, disfrutando de una vida que define como más sencilla, sin echar de menos nada del pasado, a excepción del emblemático cornetto; más no todos seguirán el mismo camino y las soluciones vitales responderán a la naturaleza de los individuos.
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