Le Meraviglie (El país de las Maravillas). Alice Rohrwacher.






Ficha técnica:

Título original: Le meraviglie.
País:  Italia.
Año: 2014.
Duración: 110 minutos.

Dirección: Alice Rohrwacher.
Guión: Alice Rohrwacher.
Dirección de Fotografía: Hélène Louvart.
Música: Piero Crucitti.
Edición: Marco Spoletini.

Diseño de Vestuario: Loredana Buscemi.

Productores: Carlos Cresto-Dina, Karl Baumgartner, Tiziana Soudani, Michael Weber.
Diseño de producción: Emita Frigato.
Compañías. Distribuidora: Karma Films.


Intérpretes:

Maria Alexandra Lungu: Gelsomina,
Sam Louwyck: Wolfgang,
Monica Bellucci: Milly Catena,
Alba Rohrwacher: Angelica,
Sabine Timoteo: Cocó,
Luís Huilca: Logroño: Martín,



Sinopsis:

Gelsomina, protagonista de 'El país de las maravillas', es una joven que vive alejada de todos los demás junto a su familia, ya que su padre quiere que el fin del mundo les pille en la naturaleza. Viven en una granja de miel en la Umbría italiana. Sin embargo, su padre no podrá mantenerla alejada mucho más tiempo, ya que todo cambiará cuando lleguen un joven delincuente de un programa de reinserción social, y un programa de televisión, 'El país de las maravillas', que busca a la familia más tradicional. Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2014, cuenta con la colaboración especial de Monica Bellucci.


Premios (Filmaffinity) :

2014: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado
2014: Festival de Sevilla: Premio Especial del Jurado y Mejor actriz
2014: Festival de Mar del Plata: Mejor guión - Astor de Plata.



Críticas:

Este trabajo modesto y de bajo presupuesto, que no ha sido bien entendido por la prensa norteamericana, ha levantado un auténtico entusiasmo en ciertos medios europeos, como ocurre con Jordi Costa, como revelan sus propias palabras: " (...) hay películas, como este segundo largometraje de la italiana Alice Rohrwacher, capaces de atrapar un mundo en toda su complejidad, explorando cada matiz, levantando su verdad orgánica detalle a detalle… sin que lo parezca. Una obra cuya densidad es resultado de una sabia y sutil sedimentación de hallazgos y revelaciones, descendiente directa de la capacidad de observación al natural del neorrealismo con el punto justo de ensoñación felliniana. El país de las maravillas no lleva escrita la condición de obra maestra en la frente: es una película que se diría ajena a su propia importancia, donde la cámara de la cineasta se mueve sin afectaciones, con la grandeza de una literatura invisible, limpia de barroquismos y retruécanos..." (La miel amarga. Diario 'El País',  27 de febrero de 2015).

Luís Martínez acierta en su análisis cuando denuncia la 'telecracia' que rige nuestros destinos, algo a lo que tendremos que acostumbrarnos para llegar a un punto en que seamos capaces de dirigir nuestros propios destino y a no resignarnos a ser teledirigidos: "¿No estará hablándonos Le meraviglie del choque entre lo nuevo y lo viejo? ¿No estaremos delante de la enésima composición crítica contra el imperio de lo banal que siempre acompaña a la televisión? Tampoco. La película se detiene en la voz de un coro extraño dentro de una cueva, en el plano triste de una playa vacía o en la mirada perdida de una mujer. Le meraviglie, decíamos, se limita a componer un mundo no necesariamente feliz, pero sí real en su alucinación “felliniana”. Se termina el verano en un pueblo en Umbría, Italia, y uno tiene la impresión de que se acaban todos los veranos del mundo." (La máquina de crear universos. Diario 'El Mundo', 27 de febrero de 2015). ¿Estamos, como anuncia Luís Martínez , asistiendo al final de todos los veranos, y entrando en un frío invierno en el que miembros destacados de antiguas formaciones, ayudados por las televisiones, el imperio de lo banal, dan un paso al frente, se vuelven y señalan a todos los demás como representantes de lo viejo?

Para Oti Rodríguez Marchante  el acierto de esta película " tal vez resida en el contraste entre la simplicidad de Gelsomina al mostrar el cambio que sufre (la edad, el sexo, la fascinación, el mundo del más allá?) y la sofisticación de pacotilla del personaje televisivo que interpreta Monica Bellucci y su grotesco «reality», y en esa disparidad entre lo vulgar del trazo grueso y lo poético de ese mundo de miel y picaduras, de docilidad y rebeldía, de primeros planos de rostros abotargados y otros de fino y lírico paseo de abejas por él? En fin, muy apropiada para gustos sencillos pero con un punto de pretensión."(Crítica de "El País de las Maravillas": cruce naif de Fellini y Kusturica. Diario ABC, 27 de febrero de 2015).


Joan Pons incide en señalar como el cine pone cerco a la televisión: "La colección de instantáneas hipersensibles que incluyen, entre otros, un camello regalado, una coreografía amateur en un establo, un jugueteo con un haz de luz, una estrategia de protoseducción con abejas, una festa-concurso de pueblo muy foral o una aparición felliniana de un equipo de televisión (con Monica Bellucci como semidiosa de lo kistch) es el principal aval de una película pesada aunque ligera, compleja pero sencilla, dramática y a la vez alegre, feísta y, sin embargo, preciosa." (Para espectadores que necesitan aire puto. Fotogramas).

Joaquín Torán  da un auténtico vapuleo a la película, tras asociar a la realizadora con Paolo Sorrentino, según su criterio, afanados en contruir castillos en el aire : "La industria de su país les ha empujado a ello para sobrevivir, envejecida, caduca, solo permite imponerse a las nuevas generaciones imitando modos (que no modelos) antiguos. Lo que en su día fue contexto, hoy es vacuidad e inconsistencia." (...) Alice Rohwacher "pagó por su deseo de querer ser trascendente, de ocultar, con dosis de poesía visual, su rostro inexistente. No todo puede ser un envoltorio bonito. El contenido a veces sí que importa (El País de las maravillas. Bajo un envoltorio bonito, la nada.Dirigido por..., marzo 2015).



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