Ojalá estuviera aquí. Zach Braff.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Ficha técnica:
Título original: Wish I Was Here.
País: Estados Unidos.
Año: 2014.
Duración: 106 minutos.
Dirección: Zach Braff.
Guión:Zach y Adam J. Braff,
Dirección de Fotografía: Lawrence Sehr. Color.
Casting asociado: Harrison Nesbit.
Música: Rob Simonsen.
Montaje: Myron I.Kerstein.
Coordinador de especialistas: Jim Vickers,
Coordinador Departamento artístico: Carolyn King,
Decorador del seth: Beth Wooke.
Jefe de Departamento de peluquería: Jeri Baker.
Jefe de Departamento de maquillaje: Heba Thorisdottit.
Productores: Zach J. Braff, Zach Braff, Michael Shamberg y Stacey Sehr.
Compañías. Productoras: Wild Bunch, Double Feature Films, Scond Stix, World View,
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Intérpretes:
Zach Braff: Aidan,
Pierce Gagnon: Tucker,
Kate Hudson: Sarah
Joey King: Grace,
Alexander Chaplin: Rabino Rosenberg,
Jim Parsons: Paul,
Mark Thudium: Terry,
Mandy Patinkin: Gabe,
Josh Gad: Noah,
Allan Rich: Rabino Twersky,
Ashley Greene: Janine,
...
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Sinopsis:
Hay varias sinopsis circulando por ahí, en relación con el film indie dirigido por Zach Braff, que reponden ala ideología del que ve y que da lugar a varias películas, según quien mira:
- La trama gira en torno a un actor que está pasando por un mal momento personal al haber perdido su vocación. El malestar le perjudica tanto, que incluso afecta a las relaciones con su familia y amigos.
- Aidan Bloom, un joven padre de familia, se encuentra al borde de una crisis existencial provocada por la desaprobación de su padre y por las responsabilidades de la edad adulta. Cuando su situación financiera empeora, toma la decisión de hacer algunos cambios para mejorar su vida.
- Podríamos dar una tercera, pero de momento nos vamos a reprimir.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Críticas:
Antes de hacer un repaso a la crítica del cineasta afectado por un 'desorden obsesivo-compulsivo', al que la actividad creativa que desempeña no sólo le ha salvado la vida a él, sino que ha procurado bienestar a su familia y a los que le rodean, nos gustaría comentar hasta qué punto afecta a amplios colectivos humanos los prejuicios de aquellos que se presentan a sí mismo como 'los equilibrados' y que provocan auténtico terror entre los más sensibles ante hechos de tan escasa importancia como la titularidad de los colegios a los que van a llevar a sus hijos, y que ven a los centros públicos como auténticos reformatorios, quizás porque jamás han pisado ninguno de ellos. Aidan Bloom recibe ayuda de su padre ni más ni menos que para pagar el colegio de sus hijos, un centro de orientación judía, como la familia, aunque el joven es más bien ateo, y recoge en un bote de cristal dinero para hacer frente a los gastos de una universidad-privada-por-supuesto a la que irá su hijo cuando sea mayor, una sangría que está restando momentos de felicidad a todo el grupo, al tiempo que engrosa el patrimonio de otros, como el rabino que, cuando su correligionario, el que se hace cargo de los gastos de su institución, enferma de cáncer y debe optar, en un país en el que la sanidad no es universal (ni en lo que se refiere a personas, ni a coberturas), entre someterse a un tratamiento 'nuevo', carísimo, que se muestra ineficaz, o pagar el colegio de sus nietos, deja a éstos en la calle. Lo cierto es que no hay una verdadera opción:si muere tampoco puede seguir sufragando estos gastos. El horror a los colegios públicos (incomprensible en Europa, donde son mayoría), es de tal envergadura, que los niños tiemblan ante la simple posibilidad de acabar con sus huesos en semejante centro de perversión, y prefieren la educación que su padre les pueda impartir en casa. Por todo esto, creemos que el film lanza una seria advertencia a quien crea falsas expectativas y genera miriadas de obsesivos compulsivos.
Carlos Tejada se expresa en la línea que hemos señalado: "Cada vez hay más madres que se convierten en la principal fuente de ingresos de la familia, como también son más los padres que se involucran en las tareas domésticas y en la educación de los hijos. Las razones pueden ser numerosas, desde los que se han quedado sin trabajo hasta los que, simplemente, consiguen compaginar horarios. Pero también hay una tipología particular, como la que representa el protagonista de 'Ojalá estuviera aquí', es decir, aquellos que aún piensan que pueden cumplir sus sueños pese a que se acerquen a los cuarenta años de edad y siguen acumulando fracasos. Porque Aidan Bloom, a quien interpreta el televisivo Zach Braff (junto con su hermano Adam y también director del film), no sólo sigue presentándose a castings en su empeño de ser actor, sino que parece resistirse a poner los pies sobre la tierra, mientras su mujer Sarah, a quien pone rostro Kate Hudson, trabaja todo el día en la oficina de una gran empresa. (Ojalá estuviera aquí. Soñadores. Dirigido por, Octubre 2014). He aquí el discurso de que hablábamos en todo su esplendor. Primero, la película demuestra que las mujeres todavía no han alcanzado un nivel de libertad, ni siquiera intelectual, comparable a los hombres: han abandonado la escoba (Oooooh!) y se han puesto a trabajar en oficinas, teniendo que soportar en ocasiones a compañeros que les dicen guarradas, como que hablan con sus penes, y lo peor de todo: no sueñan. Nunca han tenido la fantasía de triunfar escribiendo, pintando, haciendo cine o teatro, ni están dispuestas a seguir luchando por ello y arriesgarlo todo. Los cimientos de la sociedad se están removiendo y ciertas cosas comienzan a no ser ciertas, hasta el extremo de que mujeres libres como Sarah pueden elegir al hombre que quieren y no al que les conviene.
Pero además, esta sociedad puritana extiende la culpa a los padres, como ocurre con el de Aidan y Noah, que en su lecho de muerte oye de su nuera que sus dos hijos no han acumulado grandes galardones, pero son dos chicos excepcionales con los que vale la pena vivir, especialmente porque nadie los ha malogrado ni les ha metido el veneno del resentimiento en el cuerpo. Muerto el padre, descubrimos que Sarah sí tiene un sueño, que, abandonados los prejuicios que atenazan a toda la familia, y, conseguida, de alguna manera, la bendición del padre moribundo, Aidan decide cumplir: saca dinero de la hucha en la que 'ambos' (él también trabaja, porque no es un aspirante a actor fracasado, es un actor que no brilla en el firmamento de las estrellas de Hollywood, como tampoco brillan millones de hombres que se dedican, desde el anonimato, a procurar que el mundo siga dando vueltas), para que su mujer pueda pelear con enormes olas, haciendo surf con su tabla (cueste lo que cueste); la hija se rapa el pelo y se pone pelucas de diferentes colores, imitando a la que, probablemente será el mito de las adolescentes: Chloë Grace Moretz, interpretando a Hit Girl en Kick-Ass, a quien previamente su padre ha hecho perder el miedo al agua y el vértigo a las alturas. El proceso imparable de igualdad de hombres y mujeres hará que esta historia de Zach Braff, incomprensible para sectores todavía demasiado amplios de la sociedad, acabe por adquirir carta de normalidad, más aún en una sociedad que exige cada vez más a los trabajadores que acepten despidos más fáciles y baratos, hecho que se traduce en una mayor precariedad que los acerca a estos'ganapanes'. Aidan consigue completar los ingresos que le proporcionan sus trabajos de actor secundario con unas clases que le oferta un compañero en un casting, porque quien ha dedicado gran parte de su vida a hacer felices a los demás, ya sea desde la literatura, el teatro,el cine, o cualquier actividad creativa, tiene mucho que ofertar. Y hay gente dispuesta a pagar por ello.
Así lo ve el redactor de The Hollywood Reporter, cuando afirma que : Aunque en muchos aspectos es una película similar, peculiar, y conmovedora, con Braff de nuevo como protagonista, un joven que se enfrenta a la muerte de un padre (...), Wish I Was Here, afortunadamente se siente como un trabajo más maduro (que Garden State) y se atreve a abordar temas complejos como la religión y la existencia de Dios ante la muerte y el coste, para un actor que lucha y tiene que colaborar en la manutención de su familia al tiempo que desea hacer valer el derecho a vivir su propio sueño." No todos los sectores sociales norteamericanos contemplan este hecho con tanto respeto; se limitan a adorar a quienes han alcanzado la gloria y jalonan con sus nombres el paseo de las estrellas, que todos quieren pisar o fotografiarse junto a ellas.
Un film de estética indie, sin grandes sobresaltos, pero si grandes denuncias, y un deseo irrefrenable de defender al individuo a cualquier coste, a cuyo frente se coloca un ser sensible que nos hizo vibrar en 'Algo en común (Garden State), film en el que compartía protagonismo con Natalie Portman, sustituida ahora por la guapa Kate Hudson; un film coral en el que nada chirría en exceso, en el que todo está medido y pausado, jalonado por un fino toque de humor. Un tipo de cine que tiene un público afín, al que le gusta que le narren las historias sin sobresaltos.
ter
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!