Objetivo: La Casa Blanca. Antoine Fuqua.
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Ficha técnica:
Título original:Olympus Has Fallen
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 119 minutos.
Dirección: Antoine Fuqua.
Guión: Creighton Rothenberg y Katrin Benedikt.
Casting: Ryan Glorioso, c.s.a.; Cathy Sandrich Celefond y Amanda MacKey.
Dirección de Fotografía:Conrad W.Hall. Color.
Música: Trevor Morris, Michael Giacchino.
Edición: John Refoua, a.c.e.
Montaje: Eric Zumbrunnen.
Supervisor efectos visuales; Evan Jacobs.
Director artístico: Karen Steward.
Diseñador del set: Linsey Mquer.
Decorador del set: Cathe T. Marshall.
Diseño de Vestuario: Doug Hall.
Jefe de Departamento de Maquilaje: Chris Sincham
Jefe de Departamento de Pelquería: Charlotte A. Parker.
Productores: Todd Black, Jason Blumenthal, Tony Eldridge, Danny Lerner y Alan Siegel, Ed Cathell III, Danny Lerner, Mark Gill.
Productores ejecutivos: Avi Lerner, Danny Dimbort, Trevor Short, Boaz Davidson, John Thompson, HeidiJo Markel.
Productor asociado.Danielle Robinson.
Diseño de producción: Dereck R. Hill
Compañías. Productoras: Milennium Films, Nu Image Films, Gerard Butler y Alan Siegel Ent., West Coast Film Partners.
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Intérpretes:
Gerard Butler: Mike Banning,
Aaron Eckhart: Presidente Benjamin Asher,
Finley Jacobsen: Connor,
Dylan McDemott: Forbest,
Rick Yune: Kang,
Morgan Freeman: Portavoz Trumbull,
Angela Basset: Lynn Jacobs, Melissa Leo: Ruth McMillan,
Radha Mitchell: Leah,
Cole Hauser: Roma.
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Sinopsis:
Tras un accidente en el que sólo consiguió salvar la vida del Presidente Asher (Aaron Eckhart), el agente del Servicio Secreto Mike Banning (Gerard Butler) decide dejar su puesto para trabajar en el Departamento del Tesoro. Pero, cuando un comando norcoreano liderado por Kang (Rick Yune) ataca la Casa Blanca y toma como rehenes al Presidente y a su equipo, Banning se verá obligado a entrar de nuevo en acción.
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Comentario:
Objetivo: La Casa Blanca hace honor a su género desde la secuencia inicial, en la que la primera dama sale de Camp David para celebrar la Navidad y muere en un accidente de tráfico espectacular; el que sea más o menos verosímil la historia que cuenta no ha parecido importar nunca demasiado a un público que asimila sin dificulta el discurso nacionalista y patriotero republicano y las frecuentes imágenes de la bandera de los Estados Unidos, unas veces humillada, otras gloriosa, ondeando al viento. Pero aquí guionista y director se han pasado de frenada y han superado cualquier hipérbole imaginable, en la que un centenar de terroristas norcoreanos, de una maldad esencial, no sólo toma la Casa Blanca y realiza una matanza de gentes de todo tipo que rondan a su alrededor, entre turistas que hacen fotografías, policías, transeúntes o vigilantes de la playa, sino que está a punto de hacer volar los Estados Unidos en bloque, al conseguir los tres códigos necesarios para activar las armas nucleares. Pero estos asiáticos tienen un gran mérito: la experta en decodificar códigos secretos, una hacker excepcional, es una mujer. También cuentan con un aliado procedente de los propios servicios secretos, un resentido que les permite llegar hasta el propio Presidente.
Puestas las cosas en este punto, en el que las más altas instituciones del Estado, incluido el ejército o el FBI han fallado estrepitosamente; la vuelta la normalidad va a depender de nuevo del héroe individual americano, encargado de restablecer el equilibrio y la normalidad, salvar a su presidente, su patria y los valores que la sustentan. En el combate con sus enemigos va a mostrar su capacidad física e intelectual, y, su protagonista, Gerard Butler, va a demostrar que la hazaña de Leónidas y sus trescientos espartanos se puede repetir una y mil veces. Ahora sin necesidad siquiera de los trescientos guerreros que acompañaron al héroe mítico clásico. Se acusa a Antoine Fuqua, un cineasta que ha demostrado su conocimiento de un género en el que se mueve con destreza e incluso genialidad. de basarse en un subtexto simple y sin sentido, al hacer entrar en acción a un grupo terrorista de Corea del Norte, que arrastra su deseo de venganza al mismo siglo XXI sin otro argumento que la crisis de la bolsa, que no es que carezca de importancia, sino que el descontento derivado de daños económicos que tienen su origen en la avaricia de unos cuanto no circula por estos canales, al menos de momento, y menos en un país emergente como Corea. Javier Ocaña califica la película de "vagamente entretenida y demasiado tópica en su interior secuencial, al acabar pareciendo una especie de Jungla de cristal en la Casa Blanca. Desde luego parece llamativo que en un momento político como este los villanos provengan de Corea del Norte, aunque más sorprendente aún sea que los guionistas ofrezcan una cierta defensa al jefe e ideólogo a través de un pasado trágico familiar relacionado con los daños colaterales causados por los estadounidenses, que las dos únicas razones que se verbalicen para las motivaciones terroristas sean “la globalización y los desmanes de la Bolsa”, e incluso que sean tan tajantes a la hora de denunciar los fallos de seguridad. Lo que convierte a la película en una evidente anomalía dentro de su patrioterismo." (Corea ataca el Olimpo. Diario 'El País' 10 de mayo de 2013).
Pero al fin, el presidente liberado pronuncia un discurso obligado para el 'Premier' de los Estados Unidos ante un ataque exterior en su propio territorio, que independientemente de la ideología de sus ciudadanos debe siempre acabar con una alusión a la religión y a 'Dios', así como la superación de la catástrofe como una forma de catarsis, una oportunidad para crear una sociedad mejor:"Hemos perdido a buenos amigos, a familiares. Todos buenas personas. Héroes, todos y cada uno de ellos. Sus familias están en nuestros corazones y oraciones y siempre serán recordados. Tampoco nos olvidaremos de aquellos que sirven lejos del reconocimiento público, a los que debemos nuestra máxima gratitud. Nuestros enemigos no vinieron sólo a destruir nuestras cosas, vinieron a profanar un estilo de vida a contaminar nuestras creencias, a pisotear nuestra libertad y, al intentarlo, no sólo fracasaron, sino que nos hicieron el mayor regalo de todos, una oportunidad de renacer (mientras unos soldados en una secuencia alternan izan una bandera). Resurgiremos, renovados, más fuertes y unidos. Este es nuestro momento,nuestra oportunidad, de volver a lo que somos de liderar con la ejemplaridad, la dignidad, la integridad y el honor que construyeron este país y que lo volverán a construir.¿ Qué Dios les bendiga, y qué bendiga a los Estados Unidos de América! " No podemos olvidar que más de un resentido, de los que sirven al país lejos del reconocimiento público, colaboró en una tragedia que provocó múltiples víctimas; lo que hace un poco especial el cine de Fuqua es que, a pesar de su exaltación del sentimiento patriótico, como advierten sus críticos, no desaprovecha la ocasión de denunciar a las propias instituciones y su incapacidad, lo que no gusta a todos, que 'sin entrar en el fondo' lo acusan de hortera (Steven Rea del Philadelphia Inquirer), de creador de tópicos, - y lo es-, (Todd MacCarthy , The Hollywood Reporter). A.O.Scott, (The New Yirk Timews), usando la segunda persona impersonal le da más duro:"Tal vez sea demasiado pedir nada más, pero, por otro lado, si te vas a tomar la molestia de intentar hacer estallar la Casa Blanca, deberías intentar mostrar que algo estaba realmente en juego".
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