El festín de Babette. Gabriel Axel.
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Ficha técnica:
Título original: Babettes Gaestebud.
País: Dinamarca.
Año: 1987.
Duración: 102 minutos.
Director: Gabriel Axel.
Guión: Gabriel Axel, basado en la novela de Karen Blixen,.
Música: Per Norgard. Montaje: Finn Henriksen.
Dirección de Fotografía: Henning Kristiansen.
Música original: Per
Vestuario: Annelise Hauberg , Karl Lagerferd y Pia Myrdal
Productores: Just Betzer, Bo Christensen.
Diseño de producción: Sven Wichmann,
A Contracorriente Films.
Intérpretes:
Stéphane Audran: Babette Hersant,
Bodil Kjer: Filippa,
Birgitte Federspiel: Martine,
Jarl Kulle: General Lorens Löwenhielm,
Jean-Philippe Lafot: Achille Papin,
Bibi Anderssen: Anna,
Thomas Antoni: Teniente sueco,
Gert Sebastian:hombre pobre.
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Premios:
1987: Oscar: Mejor película extranjera 1988: Globos de oro: Nominada Mejor película de habla no inglesa
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Sinopsis:
Adaptación de una obra de Karen Blixen, alias Isak Dineses, a quien interpreto Meryl Streep en Memorias de África, narra la historia Babette, que encarna en la película Stéphane Audran, viuda de Claude Chabrol, famosa chef del Café Anglais, que huye de la Comuna de París y llega a una pequeña aldea de pescadores de la costa de Jutlandia, dominada por el puritanismo, donde es empleada en la casa de un estricto pastor, ya fallecido, que vivía con sus dos hijas solteras, que, a causa de su rígida educación, renunciaron a los placeres de la vida. 14 años más tarde a Babette le toca la lotería, que le compraba todos los años un amigo francés, y en lugar de regresar a su país, decide organizar un banquete típico parisino (sopa de tortuga, codornices encastradas...), para sus anfitriones daneses en agradecimiento al trato recibido durante todo este tiempo. Se reestrena en 26 salas de España con motivo del 25 aniversario una versión restaurada del film, que se presentó en el reciente Festival de San Sebastián, dentro del ciclo Culinary Zinema (Cine y Gastronomía).
Con motivo de este aniversario la incluimos entonces en nuestro blog; ahora la rescata un periódico español y , aprovechando la ocasión, la recomendamos encarecidamente a nuestros lectores, por muchos motivos que tienen que ver, además de con la calidad del film, y con la necesidad de aportar un poco de estética existencial a nuestras vidas, que buena falta nos hace.
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Críticas y Comentario:
Gabriel Axel fue un director de cine, actor, guionista y productor, que nació en Aarhus, el 18 de abril de 1918, y se marchó definitivamente de este mundo el 9 de abril de 2014, y nos dejó un interesante legado cinematográfico, en el que brilla con especial fulgor su obra maestra, 'El festín de Babette', su último trabajo, realizado a los 83 años.
Carlos Boyero la trata como una obra exquisita. "(...) la historia contiene una profundidad emocional mayor de lo que su superficie narrativa permite entrever. Axel además traslada la obra a la gran pantalla con mucho mimo, calidez y un tierno sentido del humor. (Fotogramas número 2.029. Noviembre 2012).
" (...) la trama nos atrapa en un festín culinario de los más esquistos y refinados platos de la cocina francesa, sin duda alguna nadie puede resistirse al encanto de la buena mesa y el placer de sus sabores y olores.
Martine y Filippa, cuyos nombres responden a líderes espirituales protestantes (Martin Lutero), son las hijas de un pastor intransigente y dominante, que las educó de tal forma que antepusieron su bienestar espiritual y social a los placeres de la vida como el amor a un hombre o a la música, dedicando su vida entera a seguir el camino trazado por su padre. En 1871 se produjo en Francia la insurrección de la Comuna de París, que condujo a la III República; el profesor de música de una de las hijas del pastor, Achilles Papin (un católico papista), propuso a las dos hermanas que acogieran a una amiga que huía de los disturbios en los que habían muerto su hijo y su marido.
Tras catorce años en los que Babette, una mujer de origen desconocido, sirvió a Martine y Filippa, que seguián al frente de una congregación cada vez más reducida, -siete u ocho ancianos que se achacaban antiguas afrentas-, un tiempo en el que, a pesar de no cobrar sueldo alguno de ambas mujeres, Babette mantuvo el estatus de sirvienta y nunca se sentaba a la mesa, algo que ocurria con los muy escasos vecinos de la aldea: el tendero era a su vez el cartero y se ponía el gorro que lo significaba como tal cada vez que tenía que repartir una misiva del correo, y así todos los demas: juntos pero no revueltos.
El único contacto que mantenía Babette con Francia era con una persona que le compraba cada año un billete de lotería, hasta que un año es agraciada con un premio de 10.000 francos, y decide gastárselos en una cena francesa, en la que consume la totalidad del dinero que le ha caído del cielo. Las dos hermanas están atemorizadas y creen que todo es una obra del diablo para tentarlas, pero cuando saborean los mejores condimentos y licores, dulces y frutas, todos los comensales se sienten como dioses y sus malos sentimientos se tornan en amor hacia su semejantes. Unos años después Alfonso Arau llevará al cine una adaptación de Laura Esquivel, con un subtexto similar, 'Como agua para chocolate', que consigue trasladar los sentimientos de la cocinera a los comensales.
Bebette es una auténtica artista, la mejor gourmet, que trabajaba en el restaurante más elegante de París. Preguntada por las hermanas sobre cuando piensa regresar a París, ahora que es rica, contesta: 'No tengo nada me lo he gastado en la cena'. Ellas escandalizadas le reprenden diciéndole que ahora vuelve a ser pobre, pero Babette tiene claro lo fundamental: "Un artista jamás es pobre", y lo más lamentable es que la sociedad no permita que los que están capacitados para hacelarla feliz le hagan posible compartir con los demás el placer que proporciona el trabajo bien hecho, en el que se ha ejercitado el 'artista' durante toda su vida, incluso cuando hace un simple pan de cerveza para los más pobres.
La sociedad, incapaz de entender una cosa tan sencilla, prefiere vivir su vida con rudeza, sin placer y despreciando a quienes son capaces de crear algo. Las dos hermanas, muy religiosas, que han renunciado a todos estos placeres, la consuelan con el argumento que se dan a sí mismas: cuando vaya al cielo ¡Qué felices van a ser los ángeles! Grabriel Axel logra la belleza con unas cuantas personas mayores, cuatro casa de una aldea, el cielo estrellado y el arte de Babette, y lo cierto es que lo consigue.
Tras catorce años en los que Babette, una mujer de origen desconocido, sirvió a Martine y Filippa, que seguián al frente de una congregación cada vez más reducida, -siete u ocho ancianos que se achacaban antiguas afrentas-, un tiempo en el que, a pesar de no cobrar sueldo alguno de ambas mujeres, Babette mantuvo el estatus de sirvienta y nunca se sentaba a la mesa, algo que ocurria con los muy escasos vecinos de la aldea: el tendero era a su vez el cartero y se ponía el gorro que lo significaba como tal cada vez que tenía que repartir una misiva del correo, y así todos los demas: juntos pero no revueltos.
El único contacto que mantenía Babette con Francia era con una persona que le compraba cada año un billete de lotería, hasta que un año es agraciada con un premio de 10.000 francos, y decide gastárselos en una cena francesa, en la que consume la totalidad del dinero que le ha caído del cielo. Las dos hermanas están atemorizadas y creen que todo es una obra del diablo para tentarlas, pero cuando saborean los mejores condimentos y licores, dulces y frutas, todos los comensales se sienten como dioses y sus malos sentimientos se tornan en amor hacia su semejantes. Unos años después Alfonso Arau llevará al cine una adaptación de Laura Esquivel, con un subtexto similar, 'Como agua para chocolate', que consigue trasladar los sentimientos de la cocinera a los comensales.
Bebette es una auténtica artista, la mejor gourmet, que trabajaba en el restaurante más elegante de París. Preguntada por las hermanas sobre cuando piensa regresar a París, ahora que es rica, contesta: 'No tengo nada me lo he gastado en la cena'. Ellas escandalizadas le reprenden diciéndole que ahora vuelve a ser pobre, pero Babette tiene claro lo fundamental: "Un artista jamás es pobre", y lo más lamentable es que la sociedad no permita que los que están capacitados para hacelarla feliz le hagan posible compartir con los demás el placer que proporciona el trabajo bien hecho, en el que se ha ejercitado el 'artista' durante toda su vida, incluso cuando hace un simple pan de cerveza para los más pobres.
La sociedad, incapaz de entender una cosa tan sencilla, prefiere vivir su vida con rudeza, sin placer y despreciando a quienes son capaces de crear algo. Las dos hermanas, muy religiosas, que han renunciado a todos estos placeres, la consuelan con el argumento que se dan a sí mismas: cuando vaya al cielo ¡Qué felices van a ser los ángeles! Grabriel Axel logra la belleza con unas cuantas personas mayores, cuatro casa de una aldea, el cielo estrellado y el arte de Babette, y lo cierto es que lo consigue.
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