Viva la libertad. Roberto Andò
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Ficha técnica:
Título original: Viva la libertà
País: Italia
Año: 2012
Duración: 94 minutos
Dirección: Roberto Andò
Guión: Roberto Andò y Angelo Pasquini, basado en la novela de Roberto Andò "Il trono Vuoto"
Dirección de Fotografía: Maurizio Calvesi. Technicolor
Música:
Montaje: Clelio Benevento
Dirección artística: Giovanni Carluccio
Productor: Angelo Barbagalio
Compañías. Productoras: Bibi Film, RAI Cinema.
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Intérpretes:
Toni Servillo: Enrico Oliveri/Giovanni Ernani
Valerio Mastandrea: Andrea Bottini
Valeria Bruni Tedeschi: Danielle
Michela Cescon: Anna
Gianrico Tedeschi: Furlan
Eric Nguyen: Mung
Andrea Renzi: De Bellis
Judith Davis: Mara
Renato Scarpa: Arrighi
Anna Boniaiuto: Evelina Pileggi
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Sinopsis:
Enrico Oliveri, (Toni Servillo),el líder del principal partido de la oposición pierde apoyos y, tras ser duramente criticado en un mitin, se retira a Francia y se refugia en casa de una amiga. Su organización política cree encontrar la solución poniendo a su frente a un hermano bipolar de Enrico, recién salido de un psiquiátrico, que logrará recuperar la confianza perdida del electorado.
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Críticas:
"Cada vez que el cine italiano retrata la política - y lo hace muy a menudo - el espectador contiene el aliento, abrumado. Hay siempre algo expectante, algo irresistible, en su tratamiento cinematográfico. Algo que no conoce parangón en ninguna otra cinematografía: las cloacas de la política tienen en el cine italiano un estatuto de grandilocuencia, de solemnidad, una aureola mítica que es en parte una genética asumida, inherente, incoherente. Italia es incomprensible sin su "casta" y esta a su vez resulta desconcertante. En el país de Maquiavelo, la política, más que un arcano, es un arte." De esta forma comienza Joaquín Torán su interesante crítica del film de Andò, que termina con un lamento "Póngannos a prueba, señores políticos: tengan sensibilidad para tocar al piano a Bach, para recitar en un mitin a Bertol Brecht, para bailar un tango con una canciller extranjera, y saldrán - saldremos - de las sombras." (Viva la libertad. ¡Votad a Servillo!. Joaquín Torán. Dirigido por...Mayo 2014)
Pero si algo transmiten las críticas es que "(...) los políticos son mediocres porque sus electores también lo son. Suena fuerte pero, me temo, que es una verdad como un puño. En semanas tendremos la oportunidad de situar la mediocridad de nuestro espectro político más alta o más baja, una oportunidad para no perder. Como la de ver una de las películas más inteligentes, divertidas y mejor interpretadas del año, Viva la libertad (y, de paso, viva también el cine) ". (Carlos Loureda. Viva la libertad (Viva la libertà) . Cine Invisible. Fotogramas.es. Abril, 2014).
Porque, si a la vista del sufrimiento que se extiende por amplias capas de la población a la que se ha desahuciado, expropiado y devuelto a las condiciones de la primera revolución industrial, en los albores del cambio tecnológico que ha permitido una globalización mundial de la información, que ha hecho caer a papas y está poniendo al descubierto las cuentas opacas en paraísos fiscales, necesitamos un líder que baile tangos y recite a Bertold Brecht (al que admiramos profundamente, pero que no viene al caso), un bipolar que escuche ensimismado a Bach, señores ¡Aviados estamos! Y en esto, no me cabe la menor duda, Italia, a pesar de sus grandes miserias humanas, es un país en el que todavía se respira el aliento de uno de los grandes pensadores, útil para todos los tiempos: Maquiavelo. Muchos han olvidado sus consejos, y así les va. Pero habrá que tener en cuenta que en los países del sur de Europa que han crecido y se han desarrollado con las burbujas económicas, sin que tengan un proyecto de futuro en la nueva sociedad, la población añore los momentos en que se les permitió acumular una mayor parte del excedente, aunque ahora se lo hayan arrebatado todo de cuajo.
Porque, si a la vista del sufrimiento que se extiende por amplias capas de la población a la que se ha desahuciado, expropiado y devuelto a las condiciones de la primera revolución industrial, en los albores del cambio tecnológico que ha permitido una globalización mundial de la información, que ha hecho caer a papas y está poniendo al descubierto las cuentas opacas en paraísos fiscales, necesitamos un líder que baile tangos y recite a Bertold Brecht (al que admiramos profundamente, pero que no viene al caso), un bipolar que escuche ensimismado a Bach, señores ¡Aviados estamos! Y en esto, no me cabe la menor duda, Italia, a pesar de sus grandes miserias humanas, es un país en el que todavía se respira el aliento de uno de los grandes pensadores, útil para todos los tiempos: Maquiavelo. Muchos han olvidado sus consejos, y así les va. Pero habrá que tener en cuenta que en los países del sur de Europa que han crecido y se han desarrollado con las burbujas económicas, sin que tengan un proyecto de futuro en la nueva sociedad, la población añore los momentos en que se les permitió acumular una mayor parte del excedente, aunque ahora se lo hayan arrebatado todo de cuajo.
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