Pacífic Rim. Ficha técnica ampliada y comentario
Fotografía cedida por BMA House a cinelodeon.com
Ficha técnica:
Título original: Pacific Rim
País: Estados Unidos
Año: 2013
Duración: 120 minutos
Dirección: Guillermo del Toro
Guión: Travis Beacham y Guillermo del Toro, basado en una historia de Travis Beacham
Casting: Margery Simkin ; Toronto: Robin D.Cook; extras: Zameret Kleiman
Director de Fotografía; Guillermo Navarro, A.S.C.
Música: Ramin Djawadi
Edición: John Gilroy, A.C.E. y Peter Amundson
Supervisores efectos visuales: John Knoll : James E.Price
Supervisor animación: Hal Hickel
Coordinador de especialistas: Branko Racki y Robert Racki
Directores artístios: Andrew Li y Sandra Tanaka
Decorador del set: Pete Nicolakakds
Diseñadores del set: Peter Boonarus, David G. Fremlin, Russell Douglas Moore...
Ilustradores: Henry Fong, Fan Hong yVickyPui
Diseño de Vestuario: Kate Hawley
Responsable de peluquería: Teresa Bucciones
Responsable de maquillaje: Pipsan Ayotte
Productores:Thomas Tull y Jon Jashni; Guillermo del Toro y Mary Parent
Productor ejecutivo: Gallum Greene
Co-productor: Jillian Zaks
Diseñadores de producción: Andrew Neskoromny t Carol Spier
ompañías. Productoras: Warner Bros. Pictures y Legendary Pictures/DDY Production. Industrial Light & Magic, Lucas Film Ltd. Company
Intérpretes:
Charlie Hunnam : Releigh Becket
Idris Elba: Stacker Pentecost
Rinko Kikuchi: Mako
Charlie Day: Dr. Newton Geiszler
Ron Perlman: Hannibal Chau
Rob Kazinsky: Chuck Hansen, padre del piloto australiano Herc
Max Martini: Herc Hansen, piloto australiano intrepido y valiente, pero arrogate
Clifton Collins, Jr.: Ops Tendo Choi
Burn Gorman: Gottlieb
Larry Joe Campbell: Construción Worker
Diego Klattenhoff: Yancy Becket
Brad William Henke: Construcción Foreman
Mana Ashida: joven Mako
Santiago Segura: Hehicero
Robert Maillet; Teniente Sasha Kaidanovsky y Heather Doerksen; Teniente Alexis Kaidanovsky, pilotos rusos que mantienen una relación ambigua, antiguos guardias de prisiones poco sofisticados, pero duros de pelar
Sinopsis:
La película está ambientada en un futuro cercano, donde los seres humanos sufren ataques masivos de monstruos de enormes proporciones que surgen misteriosamente de lo más profundo del Océano Pacífico, y a los que se enfrentan con enormes androides. El primer ataque se produjo contra San Francisco, el segundo contra Manila y en el tercero tomaron Ciudad del Cabo...
Comentario:
Una brillante secuencia preliminar establece las líneas discursivas, el subtexto de un film de magnífica ejecución, que respeta las reglas del género, de gran espectacularidad en su puesta en escena, que descansa en la maestría de la ejecución, en el dominio de la edición y en la belleza de los encuadres. La película de Guillermo del Toro evoca la anécdota de la humillación que sintió Verrocchio al percatarse de que su alumno, Leonardo Da Vinci, había superado al maestro; el mejicano se pone en la vanguardia del cine de acción sci-fi, y demuestra su capacidad para dirigir un film que se sirve de las nuevas tecnologías, aunque reserva un papel especial a la nostalgia: el jaeger que salvará a la humanidad es analógico pero, en su caída, superará en el combate a los digitales por su mayor sensibilidad a la colaboración con la capacidad humana de incidir en el resultado. El cineasta, que escribe el guión al alimón junto con Travis Beacham, el hacedor de la historia, lleva a la pantalla un pacto mundial en el que todas las naciones se unen frente a los alienígenas, que, de acuerdo con la tradición cinematográfica norteamericana, no vienen del exterior sino que están fuertemente enraizados en los sótanos de la Tierra (La Guerra de los Mundos, Steven Spielberg), bajo el fuerte liderazgo de Estados Unidos, representados por el Almirante Stacker Pentecost (Idris Elba) y el héroe Releigh Becket ( Charlie Hunnam), piloto de un gran 'mecha' o robot tripulado, el Gipsy Danger, el prototipo americano y el único todavía analógico y nuclear, virtudes que lo convertirán en el máximo protagonista de esta historia.
Los enormes alienígenas, los Kaiju, salen a la superficie por una 'brecha' entre las placas continentales del Pacífico, zona muy emblemática de las grandes contiendas que ensangrentaron el siglo XX. Esta enorme amenaza se produce durante el gobierno de Barak Obama; cuando se comienza a tener conciencia de que el mal no es pasajero se activa un sistema para combatirlo basado en la superación de la oposición entre los contrarios ideológicos, la creatividad y el orden, la emoción y razón, la formación humanística y la científica, etc. para, mediante un proceso dialéctico, vencer a los monstruos y evitar el Apocalipsis. En este proceso, el ejército pierde su función tradicional y, parafraseando a Pentecost,(Idris Elba), encabeza la revolución dirigido por héroes, dispuestos a dar su vida por la humanidad. Cada máquina o jaeger está conducida por dos pilotos, ubicados en la cabeza del robot, cuyas mentes están unidas por un puente neuronal y asociadas al vehículo antropomórfico, vínculo al que llaman 'deriva'. Dentro de la alianza los diferentes miembros de las tripulaciones conservan sus esencias primigenias, vienen acompañados de los tópicos que los caracterizan: los australianos son intrépidos y valientes; los rusos duros y los norteamericanos poseen una inteligencia emocional superior que les capacita para enfrentarse a cualquier imprevisto, aunque sea en solitario, situaciones de las que son un paradigma Stacker y Becker...
Del Toro construye la película como un gran fetiche, un gran juguete en el que, de la forma más pura, da rienda suelta a su imaginación que se fundamenta en la fantasía y la fascinación alimentada durante su infancia en el cómic anime. Sus 'mecha' imitan las máquinas de la Segunda Guerra Mundial, que han quedado en el imaginario de millones de niños de la edad del cineasta a escala global (Algo en común, Zach Braff), en las que los soldados pintaban marcas por cada aparato enemigo derribado, como hacen los pilotos-jaeger en las suyas, más funcionales. La película busca un clima gótico-medieval tecnológico,'gotech' según la terminología del cineasta, y, siguiendo la moda más extendida, viste su distopía futurista de una capa de herrumbre y óxido, -especialmente en los suburbios 'de huesos', representantes de la cultura carroñera-, que le da un aspecto envejecido, todavía muy alejado del de su hermana 'Elysium' de Neil Blomkamp, pero que intenta evitar el superdiseño y la elegancia que caracterizan un mundo brillante, propio de películas como '2001, Una Odisea del Espacio' de Staley Kubrick. No obstante este universo de colores escasamente saturados, (grises, azules descoloridos, negros y ocres oxidados), está embellecido con luces muy brillantes, muy saturadas, que unifican en definitiva el color, le dan solidez y crean un clima épico y aventurero, basado, paradójicamente, en la super-saturación. La fantasía viene de la mano del código de color de las entrañas de los kaijus, azul iridiscente, translúcido y opalescente, y de la sangre bioluminiscente, que se inspira en los experimentos fosforescentes químicos (Guillermo del Toro).
A pesar de que el cineasta mejicano, afincado en Estados Unidos, ha querido crear un universo icónico propio, rinde sendos homenajes a grandes maestros del cine como George Lucas, en los uniformes de los hermanos Becket, y a Steven Spielberg en esa niña japonesa que corre horrorizada por calles llenas de ruínas, que recuerda a la pequeña que anda desorientada entre las masas que huyen en 'La lista de Schinler', (aunque también a la chiquita vietnamita que corre horrorizada e intenta escapar del napalm americano) , tantas veces evocada en el cine, que lleva los zapatos rojos de Dorita, la heroína de 'El Mago de Oz', y que quedará maravillada cuando vea salir al Almirante, a contraluz, del jaeger. Con esta película Guillermo Del Toro se une a la corriente catastrofista de directores como Neil Blomkamp (Elysium), el film que concreta más y señala con el dedo la reforma sanitaria que persigue Obama o Marc Foster (Guerra Mundial Z), que nos advierte de que la contienda no ha hecho más que empezar, y del riesgo de una seria regresión que conlleva la vuelta del hombre a la esclavitud, ya sea empujado por fuerzas monstruosas que habitan en las entrañas de la tierra, ya sea abandonado por quienes lo han explotado y ahora buscan la felicidad en paraísos construidos en el espacio, una vez agotada la Tierra, cuya consecuencia más grave es la transformación de hombres pacíficos en grandes masas de agresivos 'muertos vivientes'. El protagonista de 'Pacific Rim' , Stacker (Charlie Hunnam), tras la muerte de su hermano, su co-piloto de un jaeger y complemento neurológico, se ve obligado a realizar trabajos duros en un muro que se construye contra el mal, representado por esos horribles kaijus, a cambio únicamente de la comida; los parados que están dispuestos a sustituir las bajas mortales constituyen auténticos ejércitos famélicos, que compiten por dos o tres puestos de trabajo. De este modo, Guillermo del Toro teje sus propias fantasías, sus sueños infantiles habitantes de un universo imaginario creado por él mismo, con los monstruos que atormentan al hombre, de inmensas proporciones, que exigen la unión de todos los habitantes de la Tierra para poder combatirlos y levantar una muralla humana contra ellos, que él mismo construye con una imagen subliminal que apunta a la solidaridad más que incide en las soluciones.
Del Toro construye la película como un gran fetiche, un gran juguete en el que, de la forma más pura, da rienda suelta a su imaginación que se fundamenta en la fantasía y la fascinación alimentada durante su infancia en el cómic anime. Sus 'mecha' imitan las máquinas de la Segunda Guerra Mundial, que han quedado en el imaginario de millones de niños de la edad del cineasta a escala global (Algo en común, Zach Braff), en las que los soldados pintaban marcas por cada aparato enemigo derribado, como hacen los pilotos-jaeger en las suyas, más funcionales. La película busca un clima gótico-medieval tecnológico,'gotech' según la terminología del cineasta, y, siguiendo la moda más extendida, viste su distopía futurista de una capa de herrumbre y óxido, -especialmente en los suburbios 'de huesos', representantes de la cultura carroñera-, que le da un aspecto envejecido, todavía muy alejado del de su hermana 'Elysium' de Neil Blomkamp, pero que intenta evitar el superdiseño y la elegancia que caracterizan un mundo brillante, propio de películas como '2001, Una Odisea del Espacio' de Staley Kubrick. No obstante este universo de colores escasamente saturados, (grises, azules descoloridos, negros y ocres oxidados), está embellecido con luces muy brillantes, muy saturadas, que unifican en definitiva el color, le dan solidez y crean un clima épico y aventurero, basado, paradójicamente, en la super-saturación. La fantasía viene de la mano del código de color de las entrañas de los kaijus, azul iridiscente, translúcido y opalescente, y de la sangre bioluminiscente, que se inspira en los experimentos fosforescentes químicos (Guillermo del Toro).
A pesar de que el cineasta mejicano, afincado en Estados Unidos, ha querido crear un universo icónico propio, rinde sendos homenajes a grandes maestros del cine como George Lucas, en los uniformes de los hermanos Becket, y a Steven Spielberg en esa niña japonesa que corre horrorizada por calles llenas de ruínas, que recuerda a la pequeña que anda desorientada entre las masas que huyen en 'La lista de Schinler', (aunque también a la chiquita vietnamita que corre horrorizada e intenta escapar del napalm americano) , tantas veces evocada en el cine, que lleva los zapatos rojos de Dorita, la heroína de 'El Mago de Oz', y que quedará maravillada cuando vea salir al Almirante, a contraluz, del jaeger. Con esta película Guillermo Del Toro se une a la corriente catastrofista de directores como Neil Blomkamp (Elysium), el film que concreta más y señala con el dedo la reforma sanitaria que persigue Obama o Marc Foster (Guerra Mundial Z), que nos advierte de que la contienda no ha hecho más que empezar, y del riesgo de una seria regresión que conlleva la vuelta del hombre a la esclavitud, ya sea empujado por fuerzas monstruosas que habitan en las entrañas de la tierra, ya sea abandonado por quienes lo han explotado y ahora buscan la felicidad en paraísos construidos en el espacio, una vez agotada la Tierra, cuya consecuencia más grave es la transformación de hombres pacíficos en grandes masas de agresivos 'muertos vivientes'. El protagonista de 'Pacific Rim' , Stacker (Charlie Hunnam), tras la muerte de su hermano, su co-piloto de un jaeger y complemento neurológico, se ve obligado a realizar trabajos duros en un muro que se construye contra el mal, representado por esos horribles kaijus, a cambio únicamente de la comida; los parados que están dispuestos a sustituir las bajas mortales constituyen auténticos ejércitos famélicos, que compiten por dos o tres puestos de trabajo. De este modo, Guillermo del Toro teje sus propias fantasías, sus sueños infantiles habitantes de un universo imaginario creado por él mismo, con los monstruos que atormentan al hombre, de inmensas proporciones, que exigen la unión de todos los habitantes de la Tierra para poder combatirlos y levantar una muralla humana contra ellos, que él mismo construye con una imagen subliminal que apunta a la solidaridad más que incide en las soluciones.
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