Algo en común. Zach Braff






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Ficha técnica:

Título original: Garden State.
Año 2004.
Duración: 109 minutos.
País: EE.UU.

Director: Zach Braff
Guión: Zach Braff
Casting: Avy Kaufman, c.s.a.
Música: Chad Fisher; supervisores: Amanda Scheer Demme y  Buck Damon
Fotografía: Lawrence Sher
Editor: Myron Kerstein
Director artístico: Laura Ballinger
Decorador del set: Heather Loeffler

Diseño de Vestuario: Michael Wilkinson
Responsable de maquillaje: Evelyne Noraz
Responsable de peluquería: Gianna Sparacino

Productores: Pamela Abdy y Richard Klubeck; Gary Gilbert y Dad Halsted
Productores ejecutivos: Danny DeVito, Michael Shamberg y Stacey Sher
Productor en línea: Ann Ruark
Co-Productor: Bill Brown
Diseño de producción: Judy Becker
Compañías. Productora: Fox Searchlight Pictures, Miramax Films, Camelot Pictures, Jersey Films/Double Feature Films Production



Intérpretes:

Zach Braff : Andrew Largeman,
Natalie Portman : Sam,
Peter Sarsgaard : Mark,
Ian Holm : Gideon Largeman ,
Ron Leibman: Doctor Cohen
Method Man: Diego
Jean Smart: Carol
Ann Dowd: Olivia
Denis O'Hare: Albert
Geoffrey Arend: Karl Benson
Alex Burns: Dave,
Jackie Hoffman: Tía Sylvia Largeman
Armando Riesco: Jesse


Web oficial.



Sinopsis:

Andrew Largeman (Braff) vuelve a su casa natal, en Nueva Jersey, después de diez años de ausencia para asistir al funeral de su madre. Allí rememora su pasado y conoce a una chica, Samantha (Portman), que quizá pueda cambiar su vida. Largeman, que acaba de dejar los antidepresivos que ha estado tomando durante años, comienza a redescubrirse a sí mismo, lo que incluye enfrentarse a su padre, psicólogo, y ayudar a Samantha a superar sus propios problemas pisicológicos.

  

Comentario:

Algo en común es un film de culto indie, sobrevalorado por la crítica independiente y financiado con veinticinco millones de dólares, lo que prueba que la etiqueta responde más a una forma de hacer, a un gusto determinado, que a la independencia de los productores económicos y los managers. El nuevo talento es un actor de teleserie (Scrubs) convertido en guionista y director. Estoy de acuerdo al cien por cien con Pablo Kurt (Filmaffinity) cuando sospecha que "la escasa "cosecha" de nuevos creadores en los últimos años del cine USA tenga algo que ver en este aclamado y sobrevalorado bautizo, pues en el fondo no es sino una simpática anécdota, simplona y correcta, de ritmo tranquilo y pretensiones trascendentales. Braff ha hilvanado unas cuantas historietas excéntricas llenas de humor "judío" (que Woody Allen y Seinfeld me perdonen) enmarcadas en un par de ideas globales (la vuelta al hogar, el descubrimiento del amor) totalmente carentes de emociones, y con la desacoplada banda sonora de las canciones preferidas del joven autor".


Todo el equipo, incluidos los actores, parecen haber sido abducidos y privados de emociones humanas, también la gran actriz Natalie Portman. Desde la primera secuencia, en la que Andrew Lagarman (Braff) va en un avión aparentemente despresurizado, pues no se explica la razón del terror colectivo y su posterior aparición en una cama tan blanca como las paredes de un ¿hospital?, mientras el protagonista está en Babia, me parece un juego de 'universitarios pijos' sin gracia, Buscan un estilo visual específico, con grandes angulares, grandes composiciones y más grandes pretensiones. El antojo de Braff de introducir una moto con sidecar que evoque la segunda guerra mundial, en realidad un Dineprs de Rusia, no se sabe bien a qué tipo de capricho personal del protagonista/director obedece; tampoco es 'desdeñable' la anécdota de la familia de Sam que ha adoptado a un negrito de los que las ONGs te hacen creer que apadrinas por la módica cuota de veinte dólares al mes, que había llegado a Estados Unidos por sus propios medios y la familia lo encontró estudiando derecho; en la casa hay un cementerio de mascotas, la mayoría peces...y así continuamente.

Zach afirma que el film es en buena medida autobiográfico, y la verdad es que el director se interpreta a sí mismo. No sabemos si actúa más en el making off o en el film, pero sí observamos que le resulta muy penoso cambiar el registro de su expresión facial, algo muy chic y propio de quien sabe dominar sus emociones, que al resto le importan un pito. Un joven actor que lleva años alejado, forzosamente, de su ciudad natal tras haber dejado a su madre en un silla de ruedas, y haber sido ingresado en un internado a causa de su peligrosa actitud, evita encontrarse con su padre, un psiquiatra que le medica con litio y le llena de barbitúricos hasta las cejas. Muerta su madre, regresa a Nueva Jersey para asistir al entierro, y encuentra a unos amigos de su infancia, que ahora trabajan en oficios varios; Mark ( Peter Sarskgaard) es el  enterrador de un cementerio judio,  light, nada gótico, y del que ha desaparecido toda idea romántica de la muerte, y en el que uno puede tomar unas copas y hablar de las cosas más intrascendentes del mundo, sin que nadie le recuerde que el  'tempus fugit'. La misma noche que regresa al pueblo para asistir al entierro y funeral  de su madre, atontado, va de fiesta con estos amigos de la infancia.


En esta vuelta transitoria al hogar, acude a una consulta médica donde conoce a Sam (Natalie Portman), una joven que padece epilepsia y  le ayuda a superar el pasado y descubrirse a sí mismo. Imperdonable la secuencia en la que la joven hace unos gestos ridículos con los brazos con el fin de pasar a la historia por ser la primera que ha realizado semejante acción.Al fin encuentra el amor, pero que nadie se haga ilusiones, aunque haya lágrimas no hay pasión. El joven Andrew no tiene estrés, ni magia, ni emociones, ni expresividad en el rostro. Pero quizás se trata de esto. Cierto género indie, que no independiente, debe consistir en que nada altere tus neuronas, mientras estás emparrado colocándote con lo que te apetezca, ya sea agua, litio o marihuna. ¡Ah! y los tatuajes escondidos en el torso. Es un film que prueba que ser joven no significa siempre lo mismo. Ha sido muy valorada la banda sonora a cargo de Coldplay, Remy Zero y los Shins.


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