The grandmaster. Wong Kar-Wai. Comentario



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Ficha técnica:

Título original: The Grandmaster
País: Hong-Kong-China
Año: 2012
Duración: 130 minutos

Dirección: Wong  Kar-Wai
Guión: Wong Kar.Wai, u Haofeng y Zou Jingzhi, según un argumento de Wong Kar-Wai
Dirección de Fotografía:  Philippe Le Sourd. Fujicolor
Música: Shigeru Umebayashi y Nathaniel Méchaly
Ediciónb: William Chang

Diseño de Vestuario: William Chang

Productores: Jacky Pang, Yeh Wah y Wong Kar-Wai
Diseño de producción: William Chang
Compañías. Productora: Block 2 Pictures, Jet Tone Films, Bona International Film Group, Sil-Metropole Organisation.

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Intérpretes:

Tony Leung: Ip Man
Zhang Ziyi: Gong Er
Chang Chen: : La Navaja
Wang Quingian: Gong Yutlan
Shang Tielong:  Jiang
Zhao Benshan: Lianshan Ding
Zang Jin: Ma San
Elvis Tsui: Sr. Hung

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Sinopsis:

Biopic sobre el experto en artes marciales Ip Man (Tony Leung) , el hombre que entrenó a Bruce Lee y cuya vida ha sido objeto de de una serie de lujosos biopics producidos en Hong Kong (IP Man, Wilson Yip, 2008); en esta ocasión Kar-Wai utiliza una historia de amor sin consumar, la historia de amor que no fue, entre Gong Er (Zhang Ziyi) y Ip Man (Tony Leung) como catalizador de la futilidad de las emociones en el imposible devenir del tiempo, diluyendo la propia crónica histórica en un mosaico de recuerdos difuminados por las emociones.

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Comentario:

Lo más interesante del cine de Wong Kar-Wai, (Happy Together, 1997, Deseando amar/ In the mood for love, 2000, 2046, 2004) es la observación de las reacciones que provoca cada una de sus películas en ciertos críticos que se erigen en representantes del público más refinado y  que se esfuerzan por retorcer el lenguaje llegando a contraponer conceptos que no son opuestos, sino que están relacionados jerárquicamente como las sensaciones, las emociones y los sentimientos, dando prioridad al impacto emocional sobre las causas que lo producen. Es difícil penetrar, por muy exquisito que uno sea, la idiosincrasia de un pueblo de cultura milenaria como el chino, algo que entiende bien quien fracasó en su aventura americana (My Blueberry Nights), experiencia que le lleva a filmar gran cantidad de material con el objetivo de realizar diferentes montajes del director.

Recordemos lo que decía Carlos F.Heredero en relación a 'In the mood for love' (Deseando amar, 2000): " (...) sus personajes necesitan detener mentalmente el instante y establecer referencias no finitas dentro de un espacio imaginario. Junto con 2046 ,(2004), forma una "trilogía bajo la que circulan personajes a veces ocultos e incluso sumergidos de título en título, una suite de común sustrato melodramático y envolvente cadencia musical que configura una indagación elegíaca en el pulso subyacente de una época pretérita, reinventada y estilizada, sujeto de un fascinante bucle estilístico donde la representación imaginaria toma el lugar de la vida real". 

Viene a ser lo mismo que lo que se esfuerza por transmitir José Arce (La Butaca.net), con un lenguaje menos gomoso, aunque un tanto opaco : "El cineasta propone una obra fiel a su estilo visual ─impecable─ y narrativo ─confuso─ con una historia que atrapa en un arranque brioso, dinámico e incluso ligero dentro de sus parámetros para evolucionar hacia el drama abisal, inmenso, en un lienzo global que abraza y acata los postulados más emocionales, filosóficos y humanos de las distintas disciplinas técnicas que plantea. En una época convulsa e imposible, de fidelidad a un código eterno y de morales inamovibles..."

En occidente entendemos bien qué significado tiene el concepto de moral inamovible, no siempre con carga positiva, pero no cómo puede ser asimilado por un hombre de las latitudes de Wong Kar-Wai; lo que resulta chocante es la incidencia de muchos en el impacto emocional de su cine, una constante de su línea autoral, como contrapuesto al universo de las sensaciones, previas y desencadenantes de las emociones, todavía  prelógicas. Ángel Sala cuando se refiere al protagonismo de las artes marciales en el film lo justifica de esta manera: "Todo ello sin renunciar a  secuencias de artes marciales impresionantes (la emboscada en la lluvia, la lucha en la estación...) pero que tienen más impacto emocional que de sensación." Cuando son precisamente las  sensaciones que producen las texturas visuales, el sonido, los roces, etc. que genera el relato cinematográfico las que deben despertar nuestras emociones.

Wong Kar-Wai se introduce en el tortuoso camino de la reflexión filosófica sobre la imposibilidad de detener el tiempo, (tempus fugit) y la mirada proustiana que proyectamos sobre nuestro pasado, visto desde el sentimiento de pérdida  de los mejores momentos del pasado, apoyándose en una historia de amor platónico, sin consumar, como "catalizador de la futilidad de las emociones en el imposible devenir del tiempo." el discurso de Wong Kar-Wai sigue con elucubraciones filosóficas sobre el microcosmos y el macrocosmos, como dice el propio Ip Man al principio y el fin de la película, entendiendo el cosmos como una totalidad ordenada, donde se equipara  lo oriental y lo horizontal, el arriba y abajo, que orienta la comprensión del Ser en el Cosmos y del Cosmos en el Ser, y constituye una unidad indisoluble en la formación del espíritu humano que se forja a través del sacrificio. Metafísica hermética que enseña que  si se comprende la naturaleza y el origen del universo si se halla la “Fuente Original”, la esencia primera, situada fuera del espacio y del tiempo, se comprenderá el Uno, presente en el seno de la diversidad. Es decir llegaremos a reconocer la moral inamovible que subyace en cada pueblo, aunque no podemos asegurar que todos entendemos el concepto de la misma manera.

Si bien Ángel Sala asocia la elección de la música de Ennio Morricone con la creación de un universo irreal, onírico, propio de la ensoñación, creado con la proliferación de cámaras lentas, planos de detalle significativos..., también se podría interpretar como un intento de acercarse a esa alma universal, para favorecer, al menos en el montaje para occidente, qué lleva a David Aaron, Noodles (Robert De Niro) y  a Gong Er (Zhang Ziyi) a entregarse a la tradición del opio, desde diferentes universos culturales.

Otro cineastas han trasladado a las pantallas esta preocupación por esculpir el tiempo, detenerlo, adaptarlo, inspirados por sentimientos, (superada la etapa de las sensaciones y emociones primarias), como la nostalgia, el sentimiento de pérdida, el espíritu de sacrificio, como Andrei Tarkovski. Dependerá de la sensibilidad del espectador inclinarse por las reflexiones de unos y otros. Carlos Boyero termina pronto con el debate, al que riega con el más absoluto desprecio y acusaciones serias que se contrapone a los discursos elegiásticos dominantes: "Wong Kar Wai, ilustre presidente de un jurado en el que le acompaña entre otros gente con presumible criterio como el actor Tim Robbins y la directora Susanne Bier, ha sido el encargado de inaugurar la Berlinale con su película The grandmaster. Y sospecho que ha descolocado a muchos espectadores que consideran Deseando amar como una de las experiencias más líricas y turbadoras que han tenido en el cine. Al final de The grandmaster creo haber escuchado el tímido conato de aplauso de un par de espectadores (no quiero pensar que pertenecieran a la productora, la distribuidora o el departamento de marketing de la película) pero no ha tenido efecto contagioso. El silencio ha sido glacial e imagino que obedece al desencanto."

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