Mis dobles, mi mujer y yo
Ficha técnica:
Título original: Multiplicity
País: Estados Unidos
Año: 1996
Duración: 117 minutos
Dirección: Harold Ramis
Guión: Chris Miller, Mary Hale, Harold Ramis, Lowell Ganz, Babaloo ;amdel
Dirección de Fotografía: Laszlo Kovacs. Color
Música: George Fenton
Columbia Pictures Corporation
Intérpretes:
Michael Keaton : Doug Kinney,
Andie MacDowell : Laura Kinney,
Zack Duhame : Zack Kinney,
Katie Schlossberg : Jennifer Kinney,
Harris Yulin : Dr. Leeds,
Richard Masur : Del King,
Eugene Levy: Vic,
Ann Cusack : Noreen,
John de Lancie : Ted
Sinopsis:
Doug Kinney (Michael Keaton), un contratista que vive cómodamente, tiene un serio problema: no dispone de tiempo suficiente para dedicarse a su trabajo, sus hijos Zack y Jennifer, su atractiva esposa Laura e incluso a sí mismo. Un experto en genética, el doctor Owen Leeds, le da la solución: clonarse.
Críticas:
La crítica ha saludado con simpatía este film del director de 'Atrapado en el tiempo', calificándolo de gracioso y divertido, e incluso Pablo Kurt le ha dedicado una de sus escasas valoraciones: "A propósito de adelantos en la clonación genética, "Multiplicity" es la única película que, el día que nació una oveja clonada con nombre de cantante de country cuya genética la dotó de una generosa "delantera", dejó de pertenecer al género de ciencia-ficción... para quedarse en una ingeniosa y entretenida comedia de enredo. ¡Ah! También es la única donde el adulterio no está mal visto. Por lo demás, Keaton está muy divertido."
Comentario.
Es curiosa la escasa repercusión que ha tenido una de las mejores aportaciones de la nueva comedia americana, una obra de Harold Ramis con el que tanto nos divertimos en aquel 'día de la marmota' que se repetía sin cesar. En esta ocasión la visión acerada, penetrante sagaz e incisiva del director se torna tolerante en lo que se refiere a la moral sexual y las relaciones dentro del matrimonio, convirtiéndolas en algo divertido y sin mayores consecuencias.
A medida que se hacen copias del personaje va disminuyendo la calidad del producto hasta llegar a la tercera réplica de Doug, un personaje fronterizo que, no obstante, también aprovecha la oportunidad que le proporciona la confiada esposa que atribuye las diferencias de carácter y los cambios de ánimo a un trastorno bipolar o de personalidad múltiple de su marido, a causa del estrés de una sociedad en la que ha primado el consumo sobre cualquier otro valor. De hecho una de las cosas que más enternece a la mujer es que en una ausencia, provocada por un enfado a causa de la situación incomprensible en la que vive la pareja, el marido, con la ayuda de sus clones, redecora y arregla la casa, con lo que conquista definitivamente a su pareja.
Ramis plantea también la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar cuando la mujer trabaja fuera del hogar y los conflictos que crea a un hombre acostumbrado, al menos intelectualmente, a tener resueltas sus necesidades vitales y a dedicar su tiempo libre a satisfacer sus necesidades personales con la práctica de sus hobbies. En la práctica no puede relajarse ni permitir que su mujer salga de casa, razón por la que acepta el ofrecimiento del maquiavélico doctor.
Por último es destacable la inteligencia con la que trata el cómo una verdad a medias puede transformarse en una doble mentira con consecuencias, cuando uno de los clones le dice a una conocida de Laura, que está decepcionado con ella porque se acuesta con otro y ni siquiera sabe que él existe.
Comentario.
Es curiosa la escasa repercusión que ha tenido una de las mejores aportaciones de la nueva comedia americana, una obra de Harold Ramis con el que tanto nos divertimos en aquel 'día de la marmota' que se repetía sin cesar. En esta ocasión la visión acerada, penetrante sagaz e incisiva del director se torna tolerante en lo que se refiere a la moral sexual y las relaciones dentro del matrimonio, convirtiéndolas en algo divertido y sin mayores consecuencias.
A medida que se hacen copias del personaje va disminuyendo la calidad del producto hasta llegar a la tercera réplica de Doug, un personaje fronterizo que, no obstante, también aprovecha la oportunidad que le proporciona la confiada esposa que atribuye las diferencias de carácter y los cambios de ánimo a un trastorno bipolar o de personalidad múltiple de su marido, a causa del estrés de una sociedad en la que ha primado el consumo sobre cualquier otro valor. De hecho una de las cosas que más enternece a la mujer es que en una ausencia, provocada por un enfado a causa de la situación incomprensible en la que vive la pareja, el marido, con la ayuda de sus clones, redecora y arregla la casa, con lo que conquista definitivamente a su pareja.
Ramis plantea también la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar cuando la mujer trabaja fuera del hogar y los conflictos que crea a un hombre acostumbrado, al menos intelectualmente, a tener resueltas sus necesidades vitales y a dedicar su tiempo libre a satisfacer sus necesidades personales con la práctica de sus hobbies. En la práctica no puede relajarse ni permitir que su mujer salga de casa, razón por la que acepta el ofrecimiento del maquiavélico doctor.
Por último es destacable la inteligencia con la que trata el cómo una verdad a medias puede transformarse en una doble mentira con consecuencias, cuando uno de los clones le dice a una conocida de Laura, que está decepcionado con ella porque se acuesta con otro y ni siquiera sabe que él existe.
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