La ley del silencio.
Ficha técnica:
Título original: On the waterfront
País: Estados Unidos:
Año: 1954
Duración: 108 minutos
Dirección: Elia Kazan
Guión: Budd Schulberg
Casting:
Dirección de Fotografía: Boris Kaufman
Música: Leonard Bernstein
Edición: Gene Milford
Dirección artística: Richard Day
Sonido: Jim Shields
Diseño de Vestuario: Anna Hill Johnstone
Productores: Sam Spiegel y Elia Kazan
Columbia Pictures Corporation, Horizon Pictures
Intérpretes:
Marlon Brando: Terry Mallooy)
Karl Malden: Padre Barry
Lee J.Cobb: Johnny Friendly
Rod Steiger: Charley Malloy
Pat Henning: Kayo Dugan
Leif Erickson: Glover
James Westerfield: Big Mac
Tony Galento: Truck
Tami Mauriello: Tillio
John F.Hamilton: 'Pop' Doyle
Eva Marie Saint: Edie Doyle
...
Sinopsis:
El trabajo de los estubadores del puerto de Nueva York está controlado por Johnny Friendly (Lee J.Cobb), en cuyas filas milita Terry Malloy (Marlon Brando ) un ex-boxeador acabado, protegido por su hermanom miembro destacado de la banda. Todo se complica tras el asesinato de un joven que sitúa a Terry en una situación comprometida, que se enrarece más aún cuando se enamora de la hermana del fallecido.
Comentario:
Si ignoramos las circunstancias en que Elia Kazan realizó esta película, quizás no la entendamos del todo y caigamos en el error de malinterpretar la figura del chivato y el desprecio que provoca entre los integrantes del grupo que se siente traicionado, ya sea el colectivo de obreros o el sindicato del crimen que los explota. Elia Kazan buscaba , al parecer, su propia redención por sus delaciones de compañeros ante el Comité de Actividades Antiamericanas, por las que nunca ha sido perdonado y que pesan y pesarán sobre su obra que siempre estará contaminada por su poco honorable actuación durante el periodo más negro del cine americano. Cuando Friendly llama traidor a Terry, la respuesta de éste quiere dejar claro que la acusación cambia de significado, convirtiendo su acto en heroico, si modificamos la perspectiva: el joven ex-boxeador traicionó a sus compañeros de trabajo cuando calló ante el asesinato de uno de ellos por un grupo de matones, entre los que se hallaba su hermano, que le proporcionaba una vida muelle a cambio de su silencio. Con su delación, animado por el Padre Barry, se redime de su pecado anterior.
Lo que queda en la penumbra es quién impone esa ley del silencio que convierte a los trabajadores del muelle en sordomudos, quien está detrás de los matones, por qué se consiente esta situación. Quizás faltaría un Andy Robinson, (Un reportero en la Montaña Mágica, Ariel 2013) que nos señalara a los Davos Men de la época que se servían de estas mafias, que obtenían suculentas ganancias amedrantando a los trabajadores y dejando en el paro a quien manifestara la resistencia más insignificante a sus procedimientos. ¿Qué ventaja obtenían los empresarios y las autoridades portuarias con estos chantajes? ¿Sólo pretendía Kazan autojustificarse?
En el vídeo de TCM que incorporamos al final, disponible en Youtube, se señala la secuencia del taxi en la que los dos hermanos, Charlie y Terry Maloy, como una de las más importantes y mejor interpretadas de la historia del cine. Filmada en el asiento trasero de un coche, sin nada que se interponga entre el espectador y los personajes, que está interpretando la historia de la traición al cariño fraternal y la única vía posible para la redención de ambos. Así se forjan los mitos, a lo que ayuda bastante un actor como Marlon Brando, que consiguió el Oscar al mejor actor; el film disfrutó también de la unanimidad de casi todos los jurados, que decidieron premiar lo que consideraban una obra maestra en 1954, cuando el cine estaba de luto y guionistas y realizadores iniciaban una diáspora, dirigida especialmente hacia Europa, para no acabar en la cárcel o ayudando a otros compañeros a ingresar en ella.
Miguel Ángel Palomo, del diario El País, pone en evidencia la dificultad de entender este film con los mismos parámetros con que se analizarían otros que plantearan el mismo tema: "Más allá de la bajeza intelectual que supone convertir en la película a los comunistas que él denunció en los inmorales hampones a los que se enfrenta Marlon Brando (...) obra lírica y terrible, cima de la maestría narrativa del autor, además de un sórdido y asfixiante retrato de personajes al límite" (Filmaffinity)
Cuando Terry cruza la puerta del lugar de trabajo en el muelle, seguido de sus compañeros, tras derrotar a los hampones ¿en qué se ha convertido? ¿Estando del lado del grupo al que en principio había traicionado a quien representa? ¿Es la Iglesia la que debe liderar el mundo del trabajo? Parece que estamos ante una confesión, o acusación, según se mire, de un hombre acorralado, el propio Elia Kazan, muy bien contada. Pero parece que aquello que nos quiere contar no corresponde a la etapa de la historia de los Estados Unidos de la que los americanos se puedan sentir más orgullosos de sí mismos.
Si ignoramos las circunstancias en que Elia Kazan realizó esta película, quizás no la entendamos del todo y caigamos en el error de malinterpretar la figura del chivato y el desprecio que provoca entre los integrantes del grupo que se siente traicionado, ya sea el colectivo de obreros o el sindicato del crimen que los explota. Elia Kazan buscaba , al parecer, su propia redención por sus delaciones de compañeros ante el Comité de Actividades Antiamericanas, por las que nunca ha sido perdonado y que pesan y pesarán sobre su obra que siempre estará contaminada por su poco honorable actuación durante el periodo más negro del cine americano. Cuando Friendly llama traidor a Terry, la respuesta de éste quiere dejar claro que la acusación cambia de significado, convirtiendo su acto en heroico, si modificamos la perspectiva: el joven ex-boxeador traicionó a sus compañeros de trabajo cuando calló ante el asesinato de uno de ellos por un grupo de matones, entre los que se hallaba su hermano, que le proporcionaba una vida muelle a cambio de su silencio. Con su delación, animado por el Padre Barry, se redime de su pecado anterior.
Lo que queda en la penumbra es quién impone esa ley del silencio que convierte a los trabajadores del muelle en sordomudos, quien está detrás de los matones, por qué se consiente esta situación. Quizás faltaría un Andy Robinson, (Un reportero en la Montaña Mágica, Ariel 2013) que nos señalara a los Davos Men de la época que se servían de estas mafias, que obtenían suculentas ganancias amedrantando a los trabajadores y dejando en el paro a quien manifestara la resistencia más insignificante a sus procedimientos. ¿Qué ventaja obtenían los empresarios y las autoridades portuarias con estos chantajes? ¿Sólo pretendía Kazan autojustificarse?
En el vídeo de TCM que incorporamos al final, disponible en Youtube, se señala la secuencia del taxi en la que los dos hermanos, Charlie y Terry Maloy, como una de las más importantes y mejor interpretadas de la historia del cine. Filmada en el asiento trasero de un coche, sin nada que se interponga entre el espectador y los personajes, que está interpretando la historia de la traición al cariño fraternal y la única vía posible para la redención de ambos. Así se forjan los mitos, a lo que ayuda bastante un actor como Marlon Brando, que consiguió el Oscar al mejor actor; el film disfrutó también de la unanimidad de casi todos los jurados, que decidieron premiar lo que consideraban una obra maestra en 1954, cuando el cine estaba de luto y guionistas y realizadores iniciaban una diáspora, dirigida especialmente hacia Europa, para no acabar en la cárcel o ayudando a otros compañeros a ingresar en ella.
Miguel Ángel Palomo, del diario El País, pone en evidencia la dificultad de entender este film con los mismos parámetros con que se analizarían otros que plantearan el mismo tema: "Más allá de la bajeza intelectual que supone convertir en la película a los comunistas que él denunció en los inmorales hampones a los que se enfrenta Marlon Brando (...) obra lírica y terrible, cima de la maestría narrativa del autor, además de un sórdido y asfixiante retrato de personajes al límite" (Filmaffinity)
Cuando Terry cruza la puerta del lugar de trabajo en el muelle, seguido de sus compañeros, tras derrotar a los hampones ¿en qué se ha convertido? ¿Estando del lado del grupo al que en principio había traicionado a quien representa? ¿Es la Iglesia la que debe liderar el mundo del trabajo? Parece que estamos ante una confesión, o acusación, según se mire, de un hombre acorralado, el propio Elia Kazan, muy bien contada. Pero parece que aquello que nos quiere contar no corresponde a la etapa de la historia de los Estados Unidos de la que los americanos se puedan sentir más orgullosos de sí mismos.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!