Hanna. Jose Wright







Ficha técnica:

Título original: Hanna.
País: Estados Unidos.
Año: 2011.
Duración: 107 minutos.

Dirección: Joe Wright
Guion: David Farr, Seth Lochhead, basado en una historia de Seth Lochhead.
Casting: Jina Jay.
Música: The Chemical Brothers.
Editor: Paul Tothill, A.C.E.
Director de  Fotografía: Alwin G. Küchler, B.S.C.

Productores: Leslie Holleran, Marty Adelstein, Scott Nemes.
Co-Productores: Carl Woebcken, Christoph Fisser, Henning Molfenter.
Productor ejecutivo: Barbara A. Hall. 
Productor asociado: Josephine Davies.
Diseño de producción: Sarah Greenwood.
Vestuario: Lucie Bates.
Compañías productoras y distribuidoras: Focus Features, Holleran Productiones, Sechzehnte Babelsberg Film GMBH/Beunte Babelsberg Film GMBH co-production.. Distribución: Sony Pictures Releasing.

Intérpretes:


Saoirse Ronan : Hanna,
Eric Bana: Erik,
Cate Blanchett : Marisa Viegler,
Tom Hollander: Isaacs,,
Olivia Williams: Rachel,
Jason Flemyng : Sebastian,
Jessica Barden : Sophie.

Premios: 


2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor banda sonora
2011: Critics Choice Awards: Nominada a Mejor film de acción y actriz joven (Ronan).

Sinopsis:


Hanna, (Saoirse Ronan, nominada a un Oscar a la mejor actriz secundaria en 2007 por 'Expiación'),  es una adolescente, procedente de un país del Este, de 17 años, que no se parece  nada a otras jóvenes de su edad, como evidencia la única amiga que conoce en su errático ingreso en el mundo, tras su aislamiento polar. Es inteligente, curiosa, atractiva, pero también es una asesina bien adiestrada, que vivió en el Ártico casi toda su vida con su padre (Eric Bana), un ex miembro de la CIA, que la educó  y le enseñó a luchar  en los páramos de Finlandia; ahora debe volver a la civilización, pero una agente de la CIA, Marisa Viegler (Kate Blanchett) la persigue implacablemente para acabar con su vida. Hanna debe luchar para sobrevivir, averiguar por qué se convirtió en una verdadera máquina para matar y eliminar a la persona responsable.

Comentario:


El director de Orgullo y prejuicio, Expiación y  Ana Karénina, en Hanna se decanta por el cine de acción, a cargo de un joven asesina encarnada por Saoirse Roman, entrenada por su padre (Eric Bana) para matar, para satisfacer sus deseos de venganza y liquidar a una espía, Blanchett; en el film se manifiesta la influencia de Park-Chan-wook, Kurosawa o Bresson. Para Fernando Bernal todo tiene el aspecto de un divertimento autoral sano y recuerda aquella infancia en la que uno subido a un columpio pedía que le empujaran con más fuerza (...) para sentir la adrenalina que le producía el movimiento (Cahiers du Cinema, junio 2011).


Joe Wright, el retratista de mujeres, el George Cuckor europeo, que ha dirigido a actrices como Keira Knightley para representar a la protagonista de sus tres últimas películas, todas sobre personajes femeninos, excepto The soloist (2009), opta ahora por Saoirse Ronan, la niña perversa de 'Expiación', para encarnar a Hanna, una adolescente engendrada en un laboratorio en la Polonia rural. Vuelve los ojos a la zona oscura del hombre occidental, la  mentalidad de la guerra fría, en la  que cualquier ciudadano medio del primer mundo, bien adiestrado por los medios, podía creer  sinceramente que al otro lado del telón, una zona europea, no la única, sometida a la dictadura,los científicos  eran capaces de manipular a los seres humanos, sus genes, para crear  soldados perfectos, carentes de sentimientos que debilitaran su espíritu, como el miedo o la compasión. Si el programa fallaba se podía suspender, sin atender a la categoría humana de sus proyectos; Duncan Jones realiza una seria denuncia, no  restringida en su ámbito espacial ni político, en Moon.

El mito de la ciencia y su aplicación con fines espurios no es un tema nuevo en el cine, sino que ha ocupado amplias cuotas de pantalla, siempre atribuible a estados fallidos o amplias áreas en las que  imperaban democracías con apellidos célebres: democracia organica, (franquismo), democracias populares, (comunismo), socialdemocracias (nazismo). A la vista de la frialdad que muestran ciertos poderes públicos en las 'viejas' democracias capitalistas, capaces de llevar a la miseria a millones de hombres, da la impresión de que la distopía de Wright no es tan ficticia (Los juegos del hambre de Gary Ross). El cine se hace eco, desde todas las perspectivas ideológicas, de  lo que ocurre en el mundo, analizado desde todas las caras del prima, - social, intelectual, económica o política -, y la obra completa de los realizadores, cada vez más visibles, nos permite acceder a la comprensión de la realidad que nos circunda, aunque intenten presentar el espectáculo como una evasión, lo que es sólo una forma más de enfrentarse a los problemas. Pero también hay quien  ve posible que uno pueda pasárselo bien sin dejar muchas  huellas de  sí mismo, como Jordi Costa del diario 'El País': "La trama no tarda en delatar que Wright no está buscando aquí otra cosa que pasárselo en grande. Por suerte, sus ganas de fiesta trascienden la pantalla" (Filmaffinity).

El realizador británico inscribe su personaje en una pizarra en blanco, amplias panorámicas minimalistas con muy escasos personajes actuando a un tiempo, lo que permite al espectador centrar todo su interés en la joven protagonista, cuyos contornos pálidos,- piel pálida, pelo rubio, ojos azules, ropa clara-, apenas  sobresalen  en los paisajes blancos o desleídos, lo que no redunda en la reducción de la relevancia del personaje, sino todo lo contrario: Hanna ocupa toda la pantalla y nos absorbe con sus gestos y sus movimientos marciales y no nos permite desviar la mirada hacia otro lado; los escasos ambientes que se impregnan de la calidez humana responden a momentos de intimidad paterno-filial o de aprendizaje de la amistad. Hasta tal punto llega la desnaturalización y despersonalización del contexto, que  apenas sabemos en qué lugar del mundo se encuentra, sirviendo de referencia algún detalle como el de  unas mujeres lavando en un río, unas escaleras de metro desvencijadas o un parque de atracciones ruinoso. Los servicios secretos, los espías y el crimen organizado son hoy tan globabes como la industria del automóvil.


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