Hollywood: Departamento de Homicidios. Ron Shelton.
Ficha tércnica:
Título original: Hollywood Homicide.
País: Estados Unidos.
Año: 2003.
Duración: 111 minutos.
Dirección: Ron Shelton
Guión: Ron Shelton y Robert Souza.
Casting: Ed Johnston,
Dirección de Fotografía: Barry Peterson.
Música: Alex Wurman. Supervisión: Dawn Solér, Kathy Nelson.
Edición: Paul Seydor, A.C.E.
Productor: Lou Pitt y Ron Shelton
Productor-ejecutivo: Joe Roth, David Lester
Co-productores: Robert Souza, Allegra Clegg, Scott Bernstein.
Diseño de producción: Jim Bissell.
Vestuario: Bernie Pollack.
Producción: Revolution Studios, Pitt/Shelton Production
Intérpretes:
Harrison Ford: Joe Gavilan,
Josh Harnett: K.C. Kalde,
Lena Olin: Ruby
Keith David: Leon,
Lolita Davidovich: Cleo,
Bruce Greenwood: Bennie Macko,,
Martin Landau: : Jerry Duran,
Isahia Washington: Antoine.
Dr.Dre,
Robert Wagner: Robert Wagner,
Smokey Robinson.: Gabbie,
Sinopsis:
En Hollywood nadie es quien desea ser. El veterano policía Joe Gavilan (Harrison Ford) y su compañero novato K.C.Calden (Josh Hartnett) no son ninguna excepción. Entre la inmobiliaria que intenta montar Joe y la incipiente carrera de actor y de monitor de yoga de K.C. tienen que vérselas con un importante caso de asesinato. Los malabarismos que tienen que hacer para combinar sus dos carreras dan pie a esta comedia repleta de acción muy divertida.
Comentario:
Comedia muy divertida, con una buena interpretación del policía joven y el policía viejo, que precisan completar sus pobres ingresos con otras actividades que constantemente se interfieren en sus actividades profesionales, favorecidas por el lugar de trabajo, la Meca del Cine, La Ciudad de los Ángeles, y especialmente la colina donde se encuentra Beverly Hills y donde viven los artistas, que compran y venden casas y coches y donde los jóvenes buscan oportunidades de ascender al universo de las estrellas. Jos Hanett, realiza un gracioso homenje a Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams.
Clima de secrewall, locas carreras de policías y ladrones, managers que asesinan a los grupos que han triunfado y quieren cambiar de productor, lios de faldas y múltiples divorcios que obligan al pluriempleo de los policías 'edecentes', que combaten violentamente con los corruptos de altos vuelos. Un film para pasar un buen rato, sin pretensiones.
Nos ha interesado porque contempla un aspecto diferente del cine: la delincuencia dentro de su seno. Nuestros policías se desenvuelven en el marco, frecuentemente representado por la noche, más glamuroso de la ciudad de Los Ángeles, en ese balcón de Sunset Boulevard, al que se asoman las cámaras y nos muestran, en pleno día, las enormes letras que anuncian Hollywood, colinas que sobrevuelan helicópteros de la policía, pero también de la prensa, ante la loca persecución que protagonizan un maduro Harrison Ford, con la socarronería que caracteriza a Indiana Jones, y un impulsivo y atractivo Joss Harnett, que machaca a Tennessee Williams.
El hip-hop y el rap crean el clima hollywoodiense de 2003 y constituyen el background de esta historia, en la que importa más incidir en la precariedad en que se mueven los agentes de la ley, que sufren constantemente el tormento de Tántalo , ver abundancia de comida y no poder comer, y quieren su trozo de pastel. Se ha seleccionado el ambiente de esta música, que tuvo orígenes muy nobles y ahora crea millonarios, como podía haberse elegido otra; David Lynch se centró en Mulholland Drive en el mundo de las estrellas, entre las que sobresalen los músicos que trabnajan para las grandes productoras. Los dos policías viven pendientes de sus móviles, que les conectan con actividades al margen de su cometido funcionarial, que están convencidos de que les permitirán ascender de nivel económico. Esto sucede cuando el dinero es el rector de la sociedad, y el medio elegido, la ciudad de Los Ángeles, es el más emblemático.
Magnífica secuencia en la que el joven K.C. secuestra el coche de una ciudadana, que viaja con sus dos niños, algo a lo que, al menos en el cine, parece que se siente legitimados a hacer los policías. Mientras los niños gritan aterrados que van a morir, el joven agente les responde filosóficamente quesi, que todos vamos a morir, incrementando cada vez más el temor de los pequeños. Cuatro años antes de que estallara la gran burbuja inmobiliaria vemos a Harrison Ford intentando hacerse rico vendiendo casas.
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