Golpe de efecto. Robert Lorenz
Ficha técnica:
Título original: Trouble with the Curve.
País: USA.
Año: 2012.
Duración: 111 minutos.
Dirección: Robert Lorenz.
Guión: Randy Brown.
Dirección de Fotografía: Tom Stern. Color.
Música: Marco Beltrami,
Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach.
Productores: Clint Eastwood, Robert Lorenz y Michele Weisler.
Diseño de producción: James J.Murakami.
Compañías: Malpaso Productions para Warner Bross.
Intérpretes:
Clint Eastwood: Gus Lobel,
Justin Timberlake: Jhnny,
John Goodman: Pete Klein,
Robert Patrick: Vince Freeman,
Matthew Lillard: Phillip Snyder,
Scott Eastwood: Billy Clark,
Joe Massingill: Bo Gentry,
Ed Lauter: Max,
Chelcie Ross: Smitty,
Bob Gunton: Watson,
George Wyner: Rosenbloom.
Sinopsis:
Gus Lobel ha sido uno de los mejores cazatalentos de béisbol durante décadas, pero, a pesar de sus esfuerzos por esconderlo, su edad empieza a pasarle factura. A pesar de esto, Gus, que puede decir cómo es un lanzamiento solo por el sonido del bate, se niega a quedarse en el banquillo en lo que podría ser el último trabajo de su carrera.
Críticas y Comentario:
"Cuando todos creíamos que 'Gran Torino iba a suponer, realmente, su canto de cisne como actor, Clint Eastwood nos ha dado la alegría de volver a ponerse ante las cámaras para ejercer como protagonista ( y únicamente como tal) en 'Golpe de efecto'. Y lo cierto es que resulta todo un placer reencontrarse con él como estrella, sobre todo porque nos permite comprobar cómo su magnetismo sigue manteniéndose incólume a pesar del tiempo". ( Tonio L.Alarcón. Un partido perfecto. Dirigido por...Noviembre 2012 ).
Una de las características más notables del cine de Eastwood es que ha ido adaptando su filmografía, en películas protagonizadas por él mismo, como hace Woody Allen, a la vez que corrige su imagen en función de su edad, algo que ya hizo Robert Redford, a medida que se hacía mayor , como ocurrió en Los Fisgones (Sneakers, 1992), película que recuerdo con especial cariño por las circunstancias especiales en que la vi. Hoy, cuando se acusa a ciertos políticos del ala progresista, sometidos a presiones insoportables generalmente de forma irracional, ( a causa de nevadas, tifones...) me viene a la memoria cuando Darren, el personaje interpretado por Dan Aykroyd, un joven muy antinorteamericano, abordado por Marty (Robert Redford) sobre si también culpa a USA del terrible terremoto de Guatemala, y contesta: 'no, porque no tengo pruebas'. Esta actitud bizarra y marciana se ha extendido entre amplios sectores sin decoro.
La evolución de las circunstancias socioeconómicas, como señala Tonio, favorece la dureza extrema de los personajes, como ocurrió con 'Harry el sucio', y cuando esta situación pasa y llega la bonanza económica, hay que reírse de ella y desdramatizarla. La carrera de Clint Eastwood, destacado y atípico militante republicano, al que todos le perdonan sus excesos: defiende el uso de las armas, el tomarse la justicia por su mano, la xenofobia o el racismo, pero en la cercanía con las personas de su entorno no duda en jugarse la vida por 'los rollito primavera' (Gran Torino), enemigos viscerales en las Guerras de Vietnam o Camboya, practicar la eutanasia (Millian Dolar Baby), conjugar la religión con las supersticiones más extendidas entre la población (Más alla de la vida), y ganarse a unos y a otros, pese a su misantropía y misoginia. Pero su pasaporte a la eternidad se lo proporciona, fundamentalmente, el papel menos exquisito pero más penetrante y carismático en la 'Trilogía del dolar' de Sergio Leone, en las que las apariciones y las intervenciones cínicas de 'El Rubio' ilustran las camisetas de muchos jóvenes. Él, sin embargo, está orgulloso de su trabajo como director en la década de los 90, (Sin perdón, 1993, y Los Puentes de Madison, 1996), en los que adopta un papel militante en favor de las mujeres, bien defendiéndolas de los abusos y violaciones de que son objeto por parte de los hombres, bien enamorándose de ellas, ya adultas, con ltodo lo que ello implica.
Una prueba de esta simpatía que el acor/director concita entre los críticos de todas las sensibilidades es la defensa que hace Tonio L. Arlarcon de Golpe de efecto, impregnada del romanticismo que siempre le acompaña y del humanismo que destila su filmografía, del poder del instinto y la subjetividad, del que actúa por impulsos individuales, del que prefiere la empatía y la caridad a los derechos de los hombres a una vida digna, lo que implica un engrosamiento del estado para hacerlos efectivos, cuando los liberales están empeñados en la aneroxia de las instituciones. ¿Quién es más conservador o quién es más atrevido, en esta crisis que estamos atravesando, el que se pega a las cifras o el que se deja llevar por lo emocional? , se pregunta Tonio L.Alarcon. La respuesta es sencilla: depende de qué lado estés, de aquel desde el que se ejerce la caridad o del que la recibe? Muchos prefieren morir de hambre a humillarse, probablemente el propio Clint Eastwood, al que nadie se imagina suplicando.
No parece casual, desde luego, la utilización de imágenes del propio Eastwood en su juventud para ilustrar el pasado de Lobel: más allá de su función expresiva, también enriquecen y fortalecen este subtexto crítico, que enfrenta sobre la pantalla el paso del tiempo sobre el personaje/actor, tanto a nivel físico, como a su función dentro de la sociedad (Tonio L.Alarcón). Especialmente en un film excesivamente clásico y encorsetado que descansa en el carisma del icono que es Clint Eastwood, que goza de la aceptación universal, tanto de los defensores como de los 'detractores'.
Una de las características más notables del cine de Eastwood es que ha ido adaptando su filmografía, en películas protagonizadas por él mismo, como hace Woody Allen, a la vez que corrige su imagen en función de su edad, algo que ya hizo Robert Redford, a medida que se hacía mayor , como ocurrió en Los Fisgones (Sneakers, 1992), película que recuerdo con especial cariño por las circunstancias especiales en que la vi. Hoy, cuando se acusa a ciertos políticos del ala progresista, sometidos a presiones insoportables generalmente de forma irracional, ( a causa de nevadas, tifones...) me viene a la memoria cuando Darren, el personaje interpretado por Dan Aykroyd, un joven muy antinorteamericano, abordado por Marty (Robert Redford) sobre si también culpa a USA del terrible terremoto de Guatemala, y contesta: 'no, porque no tengo pruebas'. Esta actitud bizarra y marciana se ha extendido entre amplios sectores sin decoro.
La evolución de las circunstancias socioeconómicas, como señala Tonio, favorece la dureza extrema de los personajes, como ocurrió con 'Harry el sucio', y cuando esta situación pasa y llega la bonanza económica, hay que reírse de ella y desdramatizarla. La carrera de Clint Eastwood, destacado y atípico militante republicano, al que todos le perdonan sus excesos: defiende el uso de las armas, el tomarse la justicia por su mano, la xenofobia o el racismo, pero en la cercanía con las personas de su entorno no duda en jugarse la vida por 'los rollito primavera' (Gran Torino), enemigos viscerales en las Guerras de Vietnam o Camboya, practicar la eutanasia (Millian Dolar Baby), conjugar la religión con las supersticiones más extendidas entre la población (Más alla de la vida), y ganarse a unos y a otros, pese a su misantropía y misoginia. Pero su pasaporte a la eternidad se lo proporciona, fundamentalmente, el papel menos exquisito pero más penetrante y carismático en la 'Trilogía del dolar' de Sergio Leone, en las que las apariciones y las intervenciones cínicas de 'El Rubio' ilustran las camisetas de muchos jóvenes. Él, sin embargo, está orgulloso de su trabajo como director en la década de los 90, (Sin perdón, 1993, y Los Puentes de Madison, 1996), en los que adopta un papel militante en favor de las mujeres, bien defendiéndolas de los abusos y violaciones de que son objeto por parte de los hombres, bien enamorándose de ellas, ya adultas, con ltodo lo que ello implica.
Una prueba de esta simpatía que el acor/director concita entre los críticos de todas las sensibilidades es la defensa que hace Tonio L. Arlarcon de Golpe de efecto, impregnada del romanticismo que siempre le acompaña y del humanismo que destila su filmografía, del poder del instinto y la subjetividad, del que actúa por impulsos individuales, del que prefiere la empatía y la caridad a los derechos de los hombres a una vida digna, lo que implica un engrosamiento del estado para hacerlos efectivos, cuando los liberales están empeñados en la aneroxia de las instituciones. ¿Quién es más conservador o quién es más atrevido, en esta crisis que estamos atravesando, el que se pega a las cifras o el que se deja llevar por lo emocional? , se pregunta Tonio L.Alarcon. La respuesta es sencilla: depende de qué lado estés, de aquel desde el que se ejerce la caridad o del que la recibe? Muchos prefieren morir de hambre a humillarse, probablemente el propio Clint Eastwood, al que nadie se imagina suplicando.
No parece casual, desde luego, la utilización de imágenes del propio Eastwood en su juventud para ilustrar el pasado de Lobel: más allá de su función expresiva, también enriquecen y fortalecen este subtexto crítico, que enfrenta sobre la pantalla el paso del tiempo sobre el personaje/actor, tanto a nivel físico, como a su función dentro de la sociedad (Tonio L.Alarcón). Especialmente en un film excesivamente clásico y encorsetado que descansa en el carisma del icono que es Clint Eastwood, que goza de la aceptación universal, tanto de los defensores como de los 'detractores'.
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