Abuelo made in Spain.. Pedro Lazaga..
Ficha técnica:
Título original: Abuelo made in Spain.
País: España.
Año: 1969.
Duración: 90 minutos.
Dirección: Pedro Lazaga.
Guión: Pedro Masó y Vicente Coello.
Fotografía: Juan Mariné.
Música: Antón García Abril. Los gritos (artistas exclusivos de Dicos Belter) .
Montaje: Alfonso Santacan.
Producción: Pedro Masó.
Jefe de Producción: José Alted.
Maquilaje: María de Elena.
Peluquería: Ester Gutierrez.
Vestuario: Carussel, Corte Inglés y Cornejo.
Tribanda, Filmayer Producción, S.A.
Intérpretes:
Mónica Randall
Mabel Karr
Florinda Chico
Valeriano Andrés
Carmen Lozano
Rafaela Aparicio
Manuel de Blas
Adriano Dominguez
Sinopsis:
Cándida, Visi y Nieves son las tres hijas de Marcelino, que un día se fueron del pueblo buscando una vida mejor en Madrid, donde se cassaron y poco a poco se fueron olvidando de su padre. Un buen día Cándida llama a Marcelino para que le ayude con sus hijos.
En cuanto llega, Marcelino se da cuenta de que sus hijas tienen problemas y que tendrá que emplearse en ganarse el cariño de sus nietos.
Comentario:
Aunque al franquismo aún le quedaban seis años de vida, comenzaba ya en el país el fenómeno que se llamó 'destape', en el que las mujeres de todas las edades comenzaban a enseñar cada vez más carne, llegando a extremos que no se alcanzan ahora, en plena época de las libertades; los hombres, de los que es un buen ejemplo cualquier personaje de los que interpreta Paco Martínez Soria o, más tarde, Alfredo Landa, estaban absolutamente reprimidos y perdían la cabeza hasta el ridículo ante un buen par de piernas.
La llegada a las ciudades de estos toscos representantes del mundo rural, acompañados generalmente de un animal vivo que provocaba el mil veces repetido caos de tráfico en una ciudad populosa como Madrid, la ciudad de las ciudades, donde reside el gobierno, daba lugar a bromas de mal gusto, dentro y fuera de los hogares. Pero la llegada del patriarca tenía un propósito mesiánico: poner orden cívico y moral en el mundo de sus hijas, pervertido por la modernidad. Lo malo es que los peores ejemplos de bajas pasiones los proporcionaba él mismo.
Tuvieron que pasar muchos años, ya en plena democracia, para que los trabajadores desperdigados por el mundo volvieran a su tierra, quienes con el dinero ahorrado, producto de su trabajo, se compraban un pisito, lo que quizás explica el predominio de la propiedad sobre el alquiler. Los títulos de las películas de la época son muy sugerentes: Las secretarias, Las chicas de la Cruz Roja, Las colocadas, Una chica y un señor, Sor Citroen... Las mujeres que acudían a las ciudades en busca de trabajo sufrían, en ocasiones, el acoso de sus jefes. Mundo maravilloso.
Comentario:
A pesar de que el objetivo de las películas que protagonizaba Paco Martínez Soria era divertir, lo cierto es que producen una profunda tristeza. En una España que estaba despertándose, en la que los campos se habían quedado abandonados, porque, como dice Marcelino (Paco Martínez Soria), los jóvenes se habían ido al extranjero en busca de trabajo o estaban cumpliendo su servicio militar, Abuelo made in Spain es una crónica de cómo afectaron mucho más a la moral y a las costumbres los intereses económicos, la llegada masiva de turistas, que la conquista de libertades por los españolitos; la divulgación del uso del bikini en las playas por las turistas extranjeras acabó con la patrulla de una policía nacional que obligaba a vestirse a los bañistas que estaban fuera del agus, que recibía el nombre popular de 'La moral'.
Aunque al franquismo aún le quedaban seis años de vida, comenzaba ya en el país el fenómeno que se llamó 'destape', en el que las mujeres de todas las edades comenzaban a enseñar cada vez más carne, llegando a extremos que no se alcanzan ahora, en plena época de las libertades; los hombres, de los que es un buen ejemplo cualquier personaje de los que interpreta Paco Martínez Soria o, más tarde, Alfredo Landa, estaban absolutamente reprimidos y perdían la cabeza hasta el ridículo ante un buen par de piernas.
La llegada a las ciudades de estos toscos representantes del mundo rural, acompañados generalmente de un animal vivo que provocaba el mil veces repetido caos de tráfico en una ciudad populosa como Madrid, la ciudad de las ciudades, donde reside el gobierno, daba lugar a bromas de mal gusto, dentro y fuera de los hogares. Pero la llegada del patriarca tenía un propósito mesiánico: poner orden cívico y moral en el mundo de sus hijas, pervertido por la modernidad. Lo malo es que los peores ejemplos de bajas pasiones los proporcionaba él mismo.
Tuvieron que pasar muchos años, ya en plena democracia, para que los trabajadores desperdigados por el mundo volvieran a su tierra, quienes con el dinero ahorrado, producto de su trabajo, se compraban un pisito, lo que quizás explica el predominio de la propiedad sobre el alquiler. Los títulos de las películas de la época son muy sugerentes: Las secretarias, Las chicas de la Cruz Roja, Las colocadas, Una chica y un señor, Sor Citroen... Las mujeres que acudían a las ciudades en busca de trabajo sufrían, en ocasiones, el acoso de sus jefes. Mundo maravilloso.
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