Si de verdad quieres. David Frankel
Ficha técnica:
Título original: Hope Springs.
País: USA.
Año:2012.
Duración: 100 minutos.
Dirección: David Frankel.
Guión: Vanessa Taylor,
Casting: Margery Simkin.
Columbia Pictures, Mandate Pictures y Metro-Goldwin Mayer Pictures.
Música: Theodore Saphiro.
Dirección de Fotografía:
Productores: Todd Black, Guymon Casady.
DSiseño de producción: Stuart Wurtzel.
Vestuario: Ann Roht.
Diseño de producción: Stuart Wurtzel. Distribuidora: Aurum.
Intérpretes:
Meryl Streep: Kay Soames,
Tommy Lee Jones: Arnold Soames,
Steve Carell: Doctor Bernard Fell.
Elisabeth Sue (Leaving America) :Carol.
Sinopsis:
Después
de más de treinta años de matrimonio, una pareja ( Meryl Streep y Tommy
Lee Jones) se somete a una intensa sesión de asesoramiento durante una semana. En apenas unos días tendrán que decidir si continúan
adelante con su matrimonio o si se divorcian.
Estreno en España: 28 de septiembre.
Críticas:
De nuevo David Frankel (El diablo se viste de Prada) lanza su mirada sobre las mujeres.con un guión de una mujer, Vanessa Taylor,
autora de los libretos de la serie Juego de tronos, y se centra en la
imposibilidad trascendida de la pareja, sus problemas de incomunicación,
en la que han dejado su huella los años de convivencia en el ámbito
privado de su hogar.
La
película adquiere peso en la descripción de este pequeño microcosmos, y
sobre todo, revela sus verdaderas virtudes en las sesiones de terapia a las que asiste la pareja. (...) Y es que Si de verdad quieres .es una
película que funciona mejor en los diálogos que en las acciones que
emprenden sus protagonistas, hay más química verbal que corporal,
precisamente la que más le falta al matrimonio (Beatriz Martínez. Si de
verdad quieres. Ventana a la intimidad de una pareja. Dirigido por,
octubre 2012).
Es evidente que David Frankel
trata con cierta maestría y habilidad los temas de género y las
relaciones entre hombres y mujeres, en el ámbito privado del hogar o en
el de la incorporación de la mujer al sector productivo. Meryl Streep dio vida a aquella mujer dotada de un gran sentido del mundo de la empresa, Miranda (El diablo se viste de Prada), machacada, abandonada y dolorida en la intimidad de su pareja. Ahora vuelve a contemplar a la mujer, pero en esta ocasión en el ámbito privado del hogar, formando parte de ese ejército de mujeres que parecen dedicarse más a sacar brillo a sus cadenas que a tratar de sacudírselas: cada mañana prepara el huevo y el bacon para su marido, vestida ya para acudir a su trabajo, lo que demuestra que la independencia económica no siempre conlleva la intelectual. El marido se queda asombrado de que haya podido sacar dinero de sus ahorros para pagar a un asesor matrimonial, sin su permiso.
Kay es una mujer que practica la 'jornada interminable': trabaja en una empresa de moda, cuida a su marido y no hace el amor, carece de fantasías sexuales y cumplida la función reproductoras rechaza al hombre, y frente a él refuerza el ser, la necesidad de afecto y amor, que contrasta con la necesidad masculina de hacer. Arnold se ha acostumbrado a la nueva situación y a la rutina cotidiana de ir al trabajo y concebir el hogar como el descanso del guerrero, en el que recibe todas las atenciones y ninguna de las molestias.
La parte central en la consulta al psicólogo,en la que éste domina la situación que se hace evidente en el juego de los planos/contraplanos, de la que se pasa a una edición en la que cada plano es respondido por el extremo del sofá en que se sienta cada uno de los conyuges, expresando con el legnuaje visual que hace terapia con cada uno de ellos por separado; cuando se declara abiertamente el fracaso del tratamiento, el hombre, ante el temor de la ruptura con la esposa, vuelve con su mujer a la consulta, pero a partir de este momento cambia la perspectiva pasando la iniciativa a manos de la pareja. Muy interesante como expresa la evolución de los sentimientos de Kay y Arnold sin hacerlos explícitos verbalmente, del mismo modo que se va informando al espectador de que el hombre, acostumbrado a controlar hasta el último céntimo que se gasta en el supermercado, e imponer su modo de vida en casa, a pesar de que la mujer también trabaja fuera de ella, el patriarca por excelencia, ha convivido más de treinta años con una mujer formada por hombres y mujeres tan conservadores como él. La esposa, concluida la edad fértil, empieza un distanciamiento del marido, coherente con su educación en la que el sexo sólo tiene como finalidad procrear hijos, y este distanciamiento y el aburrimiento de la rutina que comporta, cuando aún no ha desaparecido el placer que proporciona el sexo, acaba por hacerla infeliz. La aceptación del retro de poner el foco en sus relaciones hace comprender a ambos la importancia de su renuncia.
David Frankel se está revelando como uno de los mejores creadores de esta comedia con tintes dramáticos, que ha sabido percibir las renuncias y los temores del hombre moderno, ya sea por el triunfo en el trabajo o en la pareja. Si de verdad quieres es un buen film, que, en contra de lo que parecía, al tratar el problema del sexo en los que se encaminan a la tercera edad, no podía complacer a gente más joven , pero quien reía más abiertamente en la sala de proyecciones era precisamente un treintañero. Quizás molestaba más a quienes la pantalla les devolvía su imagen.
Cmrl.
Kay es una mujer que practica la 'jornada interminable': trabaja en una empresa de moda, cuida a su marido y no hace el amor, carece de fantasías sexuales y cumplida la función reproductoras rechaza al hombre, y frente a él refuerza el ser, la necesidad de afecto y amor, que contrasta con la necesidad masculina de hacer. Arnold se ha acostumbrado a la nueva situación y a la rutina cotidiana de ir al trabajo y concebir el hogar como el descanso del guerrero, en el que recibe todas las atenciones y ninguna de las molestias.
La parte central en la consulta al psicólogo,en la que éste domina la situación que se hace evidente en el juego de los planos/contraplanos, de la que se pasa a una edición en la que cada plano es respondido por el extremo del sofá en que se sienta cada uno de los conyuges, expresando con el legnuaje visual que hace terapia con cada uno de ellos por separado; cuando se declara abiertamente el fracaso del tratamiento, el hombre, ante el temor de la ruptura con la esposa, vuelve con su mujer a la consulta, pero a partir de este momento cambia la perspectiva pasando la iniciativa a manos de la pareja. Muy interesante como expresa la evolución de los sentimientos de Kay y Arnold sin hacerlos explícitos verbalmente, del mismo modo que se va informando al espectador de que el hombre, acostumbrado a controlar hasta el último céntimo que se gasta en el supermercado, e imponer su modo de vida en casa, a pesar de que la mujer también trabaja fuera de ella, el patriarca por excelencia, ha convivido más de treinta años con una mujer formada por hombres y mujeres tan conservadores como él. La esposa, concluida la edad fértil, empieza un distanciamiento del marido, coherente con su educación en la que el sexo sólo tiene como finalidad procrear hijos, y este distanciamiento y el aburrimiento de la rutina que comporta, cuando aún no ha desaparecido el placer que proporciona el sexo, acaba por hacerla infeliz. La aceptación del retro de poner el foco en sus relaciones hace comprender a ambos la importancia de su renuncia.
David Frankel se está revelando como uno de los mejores creadores de esta comedia con tintes dramáticos, que ha sabido percibir las renuncias y los temores del hombre moderno, ya sea por el triunfo en el trabajo o en la pareja. Si de verdad quieres es un buen film, que, en contra de lo que parecía, al tratar el problema del sexo en los que se encaminan a la tercera edad, no podía complacer a gente más joven , pero quien reía más abiertamente en la sala de proyecciones era precisamente un treintañero. Quizás molestaba más a quienes la pantalla les devolvía su imagen.
Cmrl.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!