Y dejaron de llamarle Camposanto.Anthony Ascott.
Ficha técnica:
Título original: Gli fumavano le Colt... lo chiamavano Camposanto . Alemán: Ein Hallelujah Für Camposanto.
País: Italia.
Año: 1971.
Duración: 89 minutos.
Dirección: Anthony Scott.
Guión: E.B.Clucher.
Música: Bruno Nicolai
Montaje: Ornella Michelli.
Cámara: Stelvid Massi.
Diseño de producción: Sergio Borelli.
Producción: Mino Loy.
Columbia Film GMBH Film, National Cinematografica Flora Film.
Intérpretes:
John Garko: Camposanto, 'El extranjero'.
William Berger: Duke,
Christopher Chittell: John McIntire.
John Fordyce: George McIntire.
Ugo Francareggi: Sancho.
Raymondo Penne :
Sinopsis:
John y George McIntire son dos hermanos que viajan al oeste, a una ciudad sin ley, para ver a su padre. Enseguida se meten en problemas cuando golpean al miembro de una banda de extorsionadores.Afortunadamente, un misterioso pistolero errante decide ayudar a los hermanos.
Crítica:
Anthony Ascott es el pseudónimo de Giuliano Carnimeo, un realizador italiano de spaghetti westerns. En esta ocasión se ocupa del estancamiento del oeste, rudo y salvaje, en el que la llegada de dos jóvenes universitarios del Este, hijos de un hacendado del poblado, que como los demás sufre el chantaje de protectores con pistola. Los hermanos McIntire intentan imponer la ley, lo que agrava la situación en lugar de mejorarla, y les empuja a contratar los servicios de un pistolero profesional, Camposanto, 'El Extranjero'.
Lo mejor del film es la secuencia inicial en la que la cámara sigue a la diligencia que lleva a los jóvenes a este lugar del salvaje oeste, fragmentada profusamente con travellings laterales, saltos continuos de eje y otros movimientos bien ejecutados de la cámara. Al final todo se soluciona de la manera en que saben hacerlo los hombres del far west: a tiros y puñetazos. La película no da para mucho más.
Lo mejor del film es la secuencia inicial en la que la cámara sigue a la diligencia que lleva a los jóvenes a este lugar del salvaje oeste, fragmentada profusamente con travellings laterales, saltos continuos de eje y otros movimientos bien ejecutados de la cámara. Al final todo se soluciona de la manera en que saben hacerlo los hombres del far west: a tiros y puñetazos. La película no da para mucho más.
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