Héroes fuera de órbita. Dean Parisot.
Ficha técnica:
Título original: Galaxy Quest.
País: EE.UU.
Año: 1999.
Duración: 102 minutos.
Dirección: Dean Parisot
Guión: David Howard, basado en una historia propia y de Robert Gordon
Casting: Debra Zane, C.S.A.
Director de Fotografía: Jerzy Zielinski.
Director efectos visuales: Bill George.
Maquillaje del Alien y efectos de la criatura: Stan Winston.
Edición: Don Zimmerman, A.C.E.
Productores: Mark Johnson y Charles Newirth.
Co-productores: Suzann Ellis y Sona Gourgouris.
Diseño de producción: Linda Descenna.
Productor ejecutivo: Elizabeth Cantillon.
Vestuario: Albert Wolsky.
DreamWorks SKG Pictures, Mark Johnson Productions
Intérpretes:
Tim Allen: Jason Nesmith / ' Comandante' Peter Quincy Toggart,
Sigourney Weaver: Gwen Demarco/'Teniente' Towny Madison,
Alan Rickman: Alexander Dane/ 'Doctor' Lazarus,
Fred Kwan: Tech Sgt.Chen.
Missi Pyle: Laliari,
Tony Shalhoub: Fred Kwan,
Sam Rockwell: Guy Fleegman/ / Jefe de Seguridad 'Roc' Ingersol.
Daryl Mitchell: Tommy Webber/ Laredo
Enrico Colantoni: Mathesar,
Robin Sachs: Sarris,
Patrick Breen: Quelleck,
Sinopsis:
A lo largo de cuatro años, la tripulación del NSEA Protector - Comandante Peter Quincy Toggart (Tim Allen), la 'Teniente' Towny Madison (Sigourney Weaver) y el 'Doctor' Lazarus (Alan Rickman) - han protagonizado excitantes y peligrosas misiones en el espacio...hasta que su serie fue cancelada.
Veinte años después, una raza alien en peligro confunde la serie televisiva con documentos históricos. Viajan a la tierra y secuestran a la 'tripulación' para que salve el Universo. Sin guión, sin director y ninguna idea de lo que es un viaje por el espacio, el grupo de actores es obligado a realizar la mejor interpretación de su carrera, en esta divertidísima e ingeniosa carrera.
En 1995 tres mentes creativas, Katzenberg, Steven Spielberg y David Geffen, crearon Dreamworks, un estudio de cine que producía y distribuía películas, videojuegos y programas de televisión. De hecho la nave que pilota el equipo dirigido por el comandante Peter Quincy Toggart (Tim Allen), emula un elemento periférico, los mandos de una playstation, (Move Racing Wheel, entre otras), en forma de volante de automóvil, logrando de esta manera unificar todo el universo de las audiovisuales. Esta plataforma para cazar nuevos talentos fracasó ( el capitalismo no está para aventuras fuera de la bolsa) y Spielberg vendió su parte a la Paramount. propietaria de Viacom, que finalmente se desprendió de esta empresa y la vendió a un grupo financiero indio, Reliance Big Entertainment (RBE).
Entre estos nuevos talentos el grupo captó a Dean Parisot que logró una interesante simbiosis de televisión/cine y programas informáticos creativos, materializada en una parodia de las series galácticas como Star Treck y las populares de Frikis, que han inspirado a tantos cineastas, como a Wes Anderson (Academia Rushmore, 1998). La película de Parisot (realizador televisivo) es una parodia de estas series, una gamberrada y una bizarrada galáctica con un sentido del humor muy ácido y crítico, pero a la par muy romántico y cariñoso con estos personajes a un lado y otro de la cámara. El objeto de su mirada cínica y burlona son las convenciones de frikis, en este caso la 18 Convención de Galaxy Quest, a la que acuden los fans vestidos a la manera de sus ídolos y dispuestos a pagar quince dólares por un autográfo a unos actores que, lejos de la aureola que les acompaña, están en el paro, realizando trabajos eventuales a la altura de los de Santa Claus, Papá Noel o los Reyes Magos, contratados por grandes almacenes de precios bajos (nada de Tiffany o los grandes Almacenes Harrod de Londres, a pesar de su lema latino, Omnia ubique omnibus, -'Todo, para todos, en todas partes'-), sino de los franceses Carrefour, a cuyo show, para mayor humillación, acuden menos clientes que la suma de los miembros del equipo.
A esta 18 Convención asiste un grupo super-super-friki, los Thermianos, peinados y vestidos como los Vulcanos de Star Treck, con dificultades psicomotrices e incluso intelectuales que les lleva a confundir la serie que protagonizan nuestros héroes con documentos históricos, que no distinguen entre ficción y realidad y, como los niños, se sienten estafados por el grupo de actores, cuya misión, lejos de ser sublime, es la de entretener a la gente en sus momentos de ocio, contándoles mentiras (¡Hace falta mal yogourth por parte del director!). Mathesar se muestra preocupadamente explícito con sus héroes: "En los últimos cine años hemos caido en la confusión, nuestros valores se han extraviado, pero desde las trasmisiones científicas hemos tomado ejemplo de vuestra sociedad y ésto nos ha salvado". De esta forma, sin quererlo ni beberlo, un grupo de actores en paro, se ven involucrados en una aventura galáctica, sin la más mínima idea de lo que es una nave, más allá de los decorados del plató. La iconografía que llena a partir de ahora la pantalla es delirante: animales híbridos de dragones y otros bichos con una inteligencia superior, bebés-mineros que dan más miedo que los monstruos, bestias de piedra...; lo más divertido se produce a partir de este momento, en el que el comandante contacta con un fans muy friki, que parece saber mucho de quásares, (bien representados fílmicamente, o al menos con la mejor intención), agujeros negros, flujos cuánticos, aparatos Omega 13..., pero que en realidad lo que conoce es cada minuto de metraje de la película, tras haberla visto cientos de veces, y consigue salvarlos puesto que los thermianos habían reproducido también el universo de la serie.
Los actores han entendido muy bien al director y a sus personajes y se han metido dentro de ellos de manera sorprendente. Yo me quedo con la actuación de Sam Rockwell, un chalado, al que las chicas acusan de vivir con su madre, (desgraciadamente los y las listillos/as han vuelto a casa de sus padres, endeudados, porque sin saberlo, tenían el mismo problema que Guy: la falta de recursos para ser independientes), un extra que, como Kevin en South Park, muere en cada uno de los capítulos en los que trabaja, lo que proporciona los gags más divertidos, y un tío un poco infeliz, que te hace olvidar que es un chico atractivo. Este es el papel que ha desempeñado con mayor frecuencia ( La milla verde, de Darabont, Bienvenidos a Collinwood, Hermanos Russo, etc.) hasta que representó uno de los personajes de mayor solvencia destinados a un actor, en una película que marcará época: Moon de Duncan Jones.
Yo me he divertido mucho con la película de un director al que se le ha encomendado recientemente el episodio piloto de una nueva serie, Monk, que ha sido calificado de muy divertido por la crítica.Y esto es lo que sabe hacer muy bien el director, entretener y ganar nuevos fans con sus trabajos, con los que comparte este guiño, pues emisor y receptor son conscientes de que el espectador no hace otra cosa que aquello observó Ortega y Gasset: establecer una unión indisociale entre el actor y su personaje, entre la ficción y la realidad. Algo que si no sabemos hacer no podremos entender bien la esencia del cine. Frikis hay de todas las clases, pero los que retrata Parisot disfrutan con sus héroes favoritos, sienten la cultura viva, no como los que van a sesiones de ópera para que los vean, y se duermen y aburren porque no entienden lo que ven y oyen, por muy 'superior' que sea, como denunciaba Marshall McLuhan. Y además los primeros son capaces de hacer auto-crítica y tienen sentido del humor.
Comentario.
En 1995 tres mentes creativas, Katzenberg, Steven Spielberg y David Geffen, crearon Dreamworks, un estudio de cine que producía y distribuía películas, videojuegos y programas de televisión. De hecho la nave que pilota el equipo dirigido por el comandante Peter Quincy Toggart (Tim Allen), emula un elemento periférico, los mandos de una playstation, (Move Racing Wheel, entre otras), en forma de volante de automóvil, logrando de esta manera unificar todo el universo de las audiovisuales. Esta plataforma para cazar nuevos talentos fracasó ( el capitalismo no está para aventuras fuera de la bolsa) y Spielberg vendió su parte a la Paramount. propietaria de Viacom, que finalmente se desprendió de esta empresa y la vendió a un grupo financiero indio, Reliance Big Entertainment (RBE).
Entre estos nuevos talentos el grupo captó a Dean Parisot que logró una interesante simbiosis de televisión/cine y programas informáticos creativos, materializada en una parodia de las series galácticas como Star Treck y las populares de Frikis, que han inspirado a tantos cineastas, como a Wes Anderson (Academia Rushmore, 1998). La película de Parisot (realizador televisivo) es una parodia de estas series, una gamberrada y una bizarrada galáctica con un sentido del humor muy ácido y crítico, pero a la par muy romántico y cariñoso con estos personajes a un lado y otro de la cámara. El objeto de su mirada cínica y burlona son las convenciones de frikis, en este caso la 18 Convención de Galaxy Quest, a la que acuden los fans vestidos a la manera de sus ídolos y dispuestos a pagar quince dólares por un autográfo a unos actores que, lejos de la aureola que les acompaña, están en el paro, realizando trabajos eventuales a la altura de los de Santa Claus, Papá Noel o los Reyes Magos, contratados por grandes almacenes de precios bajos (nada de Tiffany o los grandes Almacenes Harrod de Londres, a pesar de su lema latino, Omnia ubique omnibus, -'Todo, para todos, en todas partes'-), sino de los franceses Carrefour, a cuyo show, para mayor humillación, acuden menos clientes que la suma de los miembros del equipo.
A esta 18 Convención asiste un grupo super-super-friki, los Thermianos, peinados y vestidos como los Vulcanos de Star Treck, con dificultades psicomotrices e incluso intelectuales que les lleva a confundir la serie que protagonizan nuestros héroes con documentos históricos, que no distinguen entre ficción y realidad y, como los niños, se sienten estafados por el grupo de actores, cuya misión, lejos de ser sublime, es la de entretener a la gente en sus momentos de ocio, contándoles mentiras (¡Hace falta mal yogourth por parte del director!). Mathesar se muestra preocupadamente explícito con sus héroes: "En los últimos cine años hemos caido en la confusión, nuestros valores se han extraviado, pero desde las trasmisiones científicas hemos tomado ejemplo de vuestra sociedad y ésto nos ha salvado". De esta forma, sin quererlo ni beberlo, un grupo de actores en paro, se ven involucrados en una aventura galáctica, sin la más mínima idea de lo que es una nave, más allá de los decorados del plató. La iconografía que llena a partir de ahora la pantalla es delirante: animales híbridos de dragones y otros bichos con una inteligencia superior, bebés-mineros que dan más miedo que los monstruos, bestias de piedra...; lo más divertido se produce a partir de este momento, en el que el comandante contacta con un fans muy friki, que parece saber mucho de quásares, (bien representados fílmicamente, o al menos con la mejor intención), agujeros negros, flujos cuánticos, aparatos Omega 13..., pero que en realidad lo que conoce es cada minuto de metraje de la película, tras haberla visto cientos de veces, y consigue salvarlos puesto que los thermianos habían reproducido también el universo de la serie.
Los actores han entendido muy bien al director y a sus personajes y se han metido dentro de ellos de manera sorprendente. Yo me quedo con la actuación de Sam Rockwell, un chalado, al que las chicas acusan de vivir con su madre, (desgraciadamente los y las listillos/as han vuelto a casa de sus padres, endeudados, porque sin saberlo, tenían el mismo problema que Guy: la falta de recursos para ser independientes), un extra que, como Kevin en South Park, muere en cada uno de los capítulos en los que trabaja, lo que proporciona los gags más divertidos, y un tío un poco infeliz, que te hace olvidar que es un chico atractivo. Este es el papel que ha desempeñado con mayor frecuencia ( La milla verde, de Darabont, Bienvenidos a Collinwood, Hermanos Russo, etc.) hasta que representó uno de los personajes de mayor solvencia destinados a un actor, en una película que marcará época: Moon de Duncan Jones.
Yo me he divertido mucho con la película de un director al que se le ha encomendado recientemente el episodio piloto de una nueva serie, Monk, que ha sido calificado de muy divertido por la crítica.Y esto es lo que sabe hacer muy bien el director, entretener y ganar nuevos fans con sus trabajos, con los que comparte este guiño, pues emisor y receptor son conscientes de que el espectador no hace otra cosa que aquello observó Ortega y Gasset: establecer una unión indisociale entre el actor y su personaje, entre la ficción y la realidad. Algo que si no sabemos hacer no podremos entender bien la esencia del cine. Frikis hay de todas las clases, pero los que retrata Parisot disfrutan con sus héroes favoritos, sienten la cultura viva, no como los que van a sesiones de ópera para que los vean, y se duermen y aburren porque no entienden lo que ven y oyen, por muy 'superior' que sea, como denunciaba Marshall McLuhan. Y además los primeros son capaces de hacer auto-crítica y tienen sentido del humor.
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