John Carter. Andrew Stanton.
Ficha técnica:
Título original: John Carter of Mars.
País: Estados Unidos.
Año: 2012.
Durción: 132 minutos.
Dirección: Andrew Stanton.
Guión: Andrew Stanton & Mark Andrews y Michael Chabon, basado en la historia A princess of Mars de Edgard Rice Burroughs.
Casting: Marcia Ross, C.S.A.
Créditos finales: Eric Zumbrunnen, A.C.E.
Música: Michael Giacchino.
Dirección de Fotografía: Dan Mindel, A.S.C., B..C.
Edición: Eric Zumbrunnen, A.C.E.
Producción: Jim Morris, Lindsey Collins, Collin Wilson.
Diseño de producción: Nathan Crowley.
Productores asociados: Bob Roath.
Productores ejecutivos:
Vestuario: Mayes C.Rubeo.
Peluquería: Kevin Alexander.
Diseño de maquillaje: Bill Corso.
Supervisor efectos especiales: Peter Chiang, Sue Rowe. Productor: Dan Barrow.
Supervisor animación: Eamonn Butler.
Diseño de las criauras: Legacy effects.
Compañías:Disney.
Intérpretes:
Taylor Kitsch: John Carter,
Lynn Collins: Dejah Thoris,
Samantha Morton: Sola,
Mark Strong: Matai Shang,
Ciaran Hinds: Tardos Mor,
Dominic West: Sab Than,
James Purefoy: Kantos Kan,
Bryan Cranston: Powell,
Polly Walker: Sarkoja,
Daryl Sabara: Edgar Rice Burroughs
Thomas Haden Church: Tal Hayus.
Willem Dafoe: Tars Tarkas.
Sinopsis:
Andrew Stanton da rienda suelta a esta historia de acción y aventura en el misterioso y y exótico planeta de Barsum (Marte). Basado en la novela de Edgar Rice , John Carter es un ex-capitán del Séptimo de Caballería que se ve inexplicablemente trasladado a Marte y envuelto en un conflicto épico civil. Es un mundo al borde del colapso donde Carter redescubre su humanidad cuando se da cuenta de que la supervivencia de Barsum y su gente está en sus manos. Con impresionantes efectos especiales, magníficos personajes y villanos y repleta de increíble contenido extra, John Carter es una aventura heroica e inspiradora de la imaginación...
El equipo de Andrew Stanton (Wall-E) dedica la película a la memoria de Steve Jobs, (una inspiración para todos, reza la dedicatoria) fundador de Pixar. Peter Travers, con el que no suelo coincidir, dice algo en esta ocasión con lo que sí estoy de acuerdo: la película está construida sobre algo infrecuente: la maravilla en lugar del cinismo hollywoodiense.
John Carter es un film con grandes altibajos estéticos y de ejecución, con secuencias magníficamente realizadas, editadas y tratadas en post-producción, y otras muy discutibles, como la semantización de los fitrados azules en los flashbacks o en las apariciones de una casta con poderes sobrenaturales , que recuerda en exceso a los jedi, o en un amarillo cesarismo, casi quemado para el planeta Marte. Iconográficamente es heredera y deudora de la mitología creada por George Lucas en sus dos trilogías de la Guerra de las Galaxias,o del universo creado po Cameron en Avatar, e incluso de las leyendas vampíricas. El héroe, John Carter, terrícola con diferente masa corporal respecto a los nacidos en el planeta rojo, da saltos como Superman en la tierra, aunque Stanton no logra la verosimilitud de los diferentes directores del héroe de Krypton, y cuando descubre su poder roza incluso el ridículo, danzando en el aire acompañado de un sonido excesivamente clásico. Pero hay algo más que molesta en la visión del film, y es el horror vacui (horror al vacío) del realizador, impulsado a rellenar hasta el último milímetro el encuadre, con rascones en las paredes, vetados en los ¿mármoles? de éstas, dibujos que se extienden a los tatuajes de caras y cuerpos, produciendo un efecto sucio y emborronado de los planos, tan diferentes de la sencillez clásica, habitual en George Lucas. La lucha en el anfiteatro de las criaturas (lo mejor logrado de la película, y especialmente el fiel can Gorky) es un cameo de La Guerra de las Galaxias. Otros han querido ver el estilo pulp de Conam en algunos de los personajes. Un epitome de la mitología del cine de finales del siglo XX y principios del XXI.
John Carter es transportado por un amuleto desde la tierra a Marte (Barsum), en plena Guerra de Secesión, mientras lucha contra los indios con un Oficial llamado Powell, caraceterizado como el General Custer . Las élites marcianas estan involucradas en una guerra civil paralela en el tiempo con la terrícola, pero con cien años de diferencia en la evolución. Carter es abducido de la tierra en 1981, cuando el hombre sólo conoce el ferrocarril, el barco de vapor y el carro como medios artificiales de transporte, mientras en Barsum disfrutan de naves espaciales muy evolucionadas. Esta diferencia tecnológica entre ambos universos permite comprobar que le revolución tecnológica no lleva implícita la liberación cultural e intelectual del hombre, creando un mundo en el que se pelean los poderosos, mientras las masas son criaturas inferiores dominadas por la religión, supersticiosas y muy manipulables, aunque alguno de estos bichos se juega la vida por unirse a su liberador, al que llaman Virginia, lugar del que procede en Estados Unidos. De nuevo los americanos nos venden al ser individual y heroico, salvador de la 'marcianidad'. Los hombres rojos de Marte son igual que los humanos, lo que les permite enamorarse y unirse en matrimonio.
La diferencia cultural permite a John Carter conocer cómo estas élites y castas sacerdotales, que se manifiestan como superadores de las ideologías y gestores de la destrucción medioambiental, manipulan a gobiernos peleles, mientras su planeta va muriendo a causa de la depredación y el agotamiento. El film se ha rodado en la parte terrícola en el Monumental Valley, en un homenaje al director mejor considerado de todos los tiempos, John Ford, y la veta de oro que brilla extraordinariamente y que atrae a Carter, cansado de la guerra, sin valores y en busca únicamente de su fortuna, es un cameo de la magnífica película de J.Lee Thompson Makenna's Gold (1969), en el que colaboró como estudiante George Lucas, con unos efectos especiales rudimentarios, pero muy interesantes, que hacen aconsejable la cinta.
Los uniformes militares de Marte están inspirados en los de la Roma clásica,( lo que es moneda corriente en el cine de ficción), con sus grebas, corazas y yelmos, y es significativa la aparición en el papel de Tardos Mor de Cirian Hinds y en el de Kantos Kan de James Purefoy, que se encargan de los papeles estelares de Julio César y Marco Antonio en la serie británica Rome, producida entre otros por John Millius. La aparición de ambos no excesivamente justificada en la película, parece obedecer al deseo de dar a estos personajes el significado histórico que tuvieron en su tiempo los dos grandes políticos y militares romanos, triunfadores en dos guerras civiles como las que se libran a la par en la Tierra y Marte. El carácter 'inmortal' del protagonista, que pervivirá siempre que se respete y se conserve su cuerpo, sólo en apariencia muerto, le permite observar la evolución histórica, como ocurría con Brad Pitt en Entrevista con el vampiro de Neil Jordan. Un fin romántico es el broche de una distopía futurista.
Alguien se pregunta si está justificada la inversión de 250 millones de dólares en este film. La respuesta es fácil: en Estados Unidos el cine es, además de arte, industria, y la experiencia que estamos viviendo demuestra que, con la paralización de la economía occidental y la subida de los intereses bancarios para hacer frente a la venta de humo en Wall Street, la multitud de especialistas que figuran en los títulos de crédito es una razón más que suficiente para invertir ese dinero. La ciencia y la tecnología son el único futuro.
Comentario:
John Carter es un film con grandes altibajos estéticos y de ejecución, con secuencias magníficamente realizadas, editadas y tratadas en post-producción, y otras muy discutibles, como la semantización de los fitrados azules en los flashbacks o en las apariciones de una casta con poderes sobrenaturales , que recuerda en exceso a los jedi, o en un amarillo cesarismo, casi quemado para el planeta Marte. Iconográficamente es heredera y deudora de la mitología creada por George Lucas en sus dos trilogías de la Guerra de las Galaxias,o del universo creado po Cameron en Avatar, e incluso de las leyendas vampíricas. El héroe, John Carter, terrícola con diferente masa corporal respecto a los nacidos en el planeta rojo, da saltos como Superman en la tierra, aunque Stanton no logra la verosimilitud de los diferentes directores del héroe de Krypton, y cuando descubre su poder roza incluso el ridículo, danzando en el aire acompañado de un sonido excesivamente clásico. Pero hay algo más que molesta en la visión del film, y es el horror vacui (horror al vacío) del realizador, impulsado a rellenar hasta el último milímetro el encuadre, con rascones en las paredes, vetados en los ¿mármoles? de éstas, dibujos que se extienden a los tatuajes de caras y cuerpos, produciendo un efecto sucio y emborronado de los planos, tan diferentes de la sencillez clásica, habitual en George Lucas. La lucha en el anfiteatro de las criaturas (lo mejor logrado de la película, y especialmente el fiel can Gorky) es un cameo de La Guerra de las Galaxias. Otros han querido ver el estilo pulp de Conam en algunos de los personajes. Un epitome de la mitología del cine de finales del siglo XX y principios del XXI.
John Carter es transportado por un amuleto desde la tierra a Marte (Barsum), en plena Guerra de Secesión, mientras lucha contra los indios con un Oficial llamado Powell, caraceterizado como el General Custer . Las élites marcianas estan involucradas en una guerra civil paralela en el tiempo con la terrícola, pero con cien años de diferencia en la evolución. Carter es abducido de la tierra en 1981, cuando el hombre sólo conoce el ferrocarril, el barco de vapor y el carro como medios artificiales de transporte, mientras en Barsum disfrutan de naves espaciales muy evolucionadas. Esta diferencia tecnológica entre ambos universos permite comprobar que le revolución tecnológica no lleva implícita la liberación cultural e intelectual del hombre, creando un mundo en el que se pelean los poderosos, mientras las masas son criaturas inferiores dominadas por la religión, supersticiosas y muy manipulables, aunque alguno de estos bichos se juega la vida por unirse a su liberador, al que llaman Virginia, lugar del que procede en Estados Unidos. De nuevo los americanos nos venden al ser individual y heroico, salvador de la 'marcianidad'. Los hombres rojos de Marte son igual que los humanos, lo que les permite enamorarse y unirse en matrimonio.
La diferencia cultural permite a John Carter conocer cómo estas élites y castas sacerdotales, que se manifiestan como superadores de las ideologías y gestores de la destrucción medioambiental, manipulan a gobiernos peleles, mientras su planeta va muriendo a causa de la depredación y el agotamiento. El film se ha rodado en la parte terrícola en el Monumental Valley, en un homenaje al director mejor considerado de todos los tiempos, John Ford, y la veta de oro que brilla extraordinariamente y que atrae a Carter, cansado de la guerra, sin valores y en busca únicamente de su fortuna, es un cameo de la magnífica película de J.Lee Thompson Makenna's Gold (1969), en el que colaboró como estudiante George Lucas, con unos efectos especiales rudimentarios, pero muy interesantes, que hacen aconsejable la cinta.
Los uniformes militares de Marte están inspirados en los de la Roma clásica,( lo que es moneda corriente en el cine de ficción), con sus grebas, corazas y yelmos, y es significativa la aparición en el papel de Tardos Mor de Cirian Hinds y en el de Kantos Kan de James Purefoy, que se encargan de los papeles estelares de Julio César y Marco Antonio en la serie británica Rome, producida entre otros por John Millius. La aparición de ambos no excesivamente justificada en la película, parece obedecer al deseo de dar a estos personajes el significado histórico que tuvieron en su tiempo los dos grandes políticos y militares romanos, triunfadores en dos guerras civiles como las que se libran a la par en la Tierra y Marte. El carácter 'inmortal' del protagonista, que pervivirá siempre que se respete y se conserve su cuerpo, sólo en apariencia muerto, le permite observar la evolución histórica, como ocurría con Brad Pitt en Entrevista con el vampiro de Neil Jordan. Un fin romántico es el broche de una distopía futurista.
Alguien se pregunta si está justificada la inversión de 250 millones de dólares en este film. La respuesta es fácil: en Estados Unidos el cine es, además de arte, industria, y la experiencia que estamos viviendo demuestra que, con la paralización de la economía occidental y la subida de los intereses bancarios para hacer frente a la venta de humo en Wall Street, la multitud de especialistas que figuran en los títulos de crédito es una razón más que suficiente para invertir ese dinero. La ciencia y la tecnología son el único futuro.
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