Sombras tenebrosas (Dark Shadows). Tim Burton.
Ficha técnica:
Título original: Dark Shadows.
País: Estados Unidos.
Año: 2012.
Duración: 113 minutos.
Dirección: Tim Burton., basada en un argumento de John August y Seth Grahame-Smith, basado a su vez en una serie televisiva creada por Dan Curtis
Música: Danny Elfman.
Director de Fotografía: Bruno Delbonnel.
Montaje: Chris Lebenzon.
Vestuario: Colleen Atwood
Diseño de producción: Rick Heinrichs..
Compañías: Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.
Intérpretes:
Johnny Depp :Barnabas Collins,
Michelle Pfeiffer :Elizabeth Collins Stoddard,
Helena Bonham Carter :Dra. Julia Hoffman,
Eva Green :Angelique Bouchard,
Chloë Grace Moretz :Carolyn Stoddard,
Jackie Earle Haley :Willie Loomis,
Jonny Lee Miller :Roger Collins,
Gulliver McGrath :David Collins,
Bella Heathcote :Victoria Winters,
Ray Shirley :Sra. Johnson,
Christopher Lee :Clarney.
Sinopsis:
Tim Burton realiza un remake, repitiendo lo que ya se hizo en 1991, de una serie televisiva de Dan Curtis, cuyo protagonista, Barnabas (Johnny Deep), es un playboy empedernido e impenitente que enamora a una bruja, Angelique Bouchard, interpretada por Eva Green, que se venga de él convirtiéndolo en una vampiro y enterrándolo vivo, renaciendo a la vida en 1972 en Collinswood Manor, un lugar muy diferente al que había llegado con su familia, huyendo de la maldicicón desdce Inglaterra con sus padres Joshua y Naomi Collins en 1752. Los restos de su familia ha padecido también su calvario particular, y la matriarca actual, Elizabeth Collins Stoddart (Michelle Pfeifer), necesita tratamiento psiquiátrico, estando en manos de la Doctora Julia Hoffman (Helena Bonham Carter).
Comentario.
Tim Burton en estado puro, gótico, inquietante y creador de iconos irrepetibles con su actor y músico fetiches: Johnny Deep y Danny Elfman. Abstenerse aquellos a los que no les guste el extravagante director, como Gregorio Belinchón de El País, que según afirma se ha aburrido mucho.
El director más cáustico, cínico y estrafalario del cine actual retorna de nuevo a los escenarios góticos, pero en esta ocasión lo hace para dar la vuelta como un calcetín al género de terror vampírico, desacralizarlo e ironizar acerca de sus mitos y la posibilidad de implantarlos en una sociedad como la nuestra, en la que el logo de MacDonals es confundido por el príncipe de las tinieblas con el signo de Mefistófeles. Al mismo tiempo rinde homenaje a películas del género y a uno de sus actores fetiche: Chritopher Lee. La posición dominante de las familias aristocráticas y de los nuevos ricos que crecen como las plantas parásitas a su sombra, proporciona los gags más divertidos, en los que lo real y lo surreal se confunden, aunque el espectador avisado caerá en la cuenta de que las víctimas del vampiro Barnabás Collins son los obreros, los hippies y las mujeres que desempeñan un trabajo liberal, como la doctora Julia Hoffman (Elena Bonham Carter). El cuestionario al que somete la cabeza de familia Elizabeth Collins, interpretada por Michelle Pfeiffer, a la joven institutriz Victoria Winters (Bella Heatchcote) no está tan loca como el discurso visual nos quiere hacer creer, y sabe muy bien cómo superar una prueba para ser aceptada por la decadente clase alta. Su actitud vital contrasta con la de los jóvenes de su época.
Las mujeres del film están todas estupendas, desde Michelle Pfeiffer a la pequeña Chloë Graze Moretz , ( Kick ass), pero especialmente Eva Green realiza un trabajo sobresaliente, a pesar de ser un incógnita en principio para el director. Su escena de sexo con Johnny Deep es lo más estrambótico, extravagante y divertido que pueda salir del imaginario de un realizador como Tim Burton. El estilo de los retratos de las mujeres de su familia van evolucionando con el tiempo hasta llegar al de una de sus recientes antecesoras supuestamente realizado por la peculiar Tamara de Lampika. Tampoco olvida el realizador la sorpresa del muerto viviente al observar el progreso del hombre en las formas de representación de la realidad, en su sueño de alcanzar el mito de Frankenstein, a través de la fotografía, el cine o la televisión.
Tim Burton reconoce en una entrevista que publica Dirigido por... (Mayo 2012) que no trataba de burlarse de la extraña serie de televisión, creada por Dan Curtis en la década de los 70, sino recuperar cierto toque de humor involuntario, un estilo de actuación marcadamente melodramático, enriquecido por su inclinación a los universos oscuros, cultivada por sus padres que taparon las dos únicas ventanas de su habitación y el contacto con el expresionismo alemán de directores como Fritz Lang durante el tiempo que trabajó como dibujante para la Universal.
La música adquiere un carácter marcadamente diegético: piezas románticas, emotivas, inquietantes y tempestuosas para los momentos más románticos en los que dominan los paisajes abruptos, y los tortuosos acantilados contra los que rompen las olas, realizadas por Danny Elfman, y música de los años 70, para la cotidianeidad, canciones que en su juventud escuchaba Tim Burton en la emisora AM, incorporando en el film a grupos como Carpenters o Alice Cooper.Tim Burton valora el trabajo de los actores secundarios entre los mejores y sorprende, no se sabe si intencionadamente o no, la evocación de Michael Jackson, con su sombrero y sus gafas, cuando el vampiro sale a la calle aún con luz.
El director más cáustico, cínico y estrafalario del cine actual retorna de nuevo a los escenarios góticos, pero en esta ocasión lo hace para dar la vuelta como un calcetín al género de terror vampírico, desacralizarlo e ironizar acerca de sus mitos y la posibilidad de implantarlos en una sociedad como la nuestra, en la que el logo de MacDonals es confundido por el príncipe de las tinieblas con el signo de Mefistófeles. Al mismo tiempo rinde homenaje a películas del género y a uno de sus actores fetiche: Chritopher Lee. La posición dominante de las familias aristocráticas y de los nuevos ricos que crecen como las plantas parásitas a su sombra, proporciona los gags más divertidos, en los que lo real y lo surreal se confunden, aunque el espectador avisado caerá en la cuenta de que las víctimas del vampiro Barnabás Collins son los obreros, los hippies y las mujeres que desempeñan un trabajo liberal, como la doctora Julia Hoffman (Elena Bonham Carter). El cuestionario al que somete la cabeza de familia Elizabeth Collins, interpretada por Michelle Pfeiffer, a la joven institutriz Victoria Winters (Bella Heatchcote) no está tan loca como el discurso visual nos quiere hacer creer, y sabe muy bien cómo superar una prueba para ser aceptada por la decadente clase alta. Su actitud vital contrasta con la de los jóvenes de su época.
Las mujeres del film están todas estupendas, desde Michelle Pfeiffer a la pequeña Chloë Graze Moretz , ( Kick ass), pero especialmente Eva Green realiza un trabajo sobresaliente, a pesar de ser un incógnita en principio para el director. Su escena de sexo con Johnny Deep es lo más estrambótico, extravagante y divertido que pueda salir del imaginario de un realizador como Tim Burton. El estilo de los retratos de las mujeres de su familia van evolucionando con el tiempo hasta llegar al de una de sus recientes antecesoras supuestamente realizado por la peculiar Tamara de Lampika. Tampoco olvida el realizador la sorpresa del muerto viviente al observar el progreso del hombre en las formas de representación de la realidad, en su sueño de alcanzar el mito de Frankenstein, a través de la fotografía, el cine o la televisión.
Tim Burton reconoce en una entrevista que publica Dirigido por... (Mayo 2012) que no trataba de burlarse de la extraña serie de televisión, creada por Dan Curtis en la década de los 70, sino recuperar cierto toque de humor involuntario, un estilo de actuación marcadamente melodramático, enriquecido por su inclinación a los universos oscuros, cultivada por sus padres que taparon las dos únicas ventanas de su habitación y el contacto con el expresionismo alemán de directores como Fritz Lang durante el tiempo que trabajó como dibujante para la Universal.
La música adquiere un carácter marcadamente diegético: piezas románticas, emotivas, inquietantes y tempestuosas para los momentos más románticos en los que dominan los paisajes abruptos, y los tortuosos acantilados contra los que rompen las olas, realizadas por Danny Elfman, y música de los años 70, para la cotidianeidad, canciones que en su juventud escuchaba Tim Burton en la emisora AM, incorporando en el film a grupos como Carpenters o Alice Cooper.Tim Burton valora el trabajo de los actores secundarios entre los mejores y sorprende, no se sabe si intencionadamente o no, la evocación de Michael Jackson, con su sombrero y sus gafas, cuando el vampiro sale a la calle aún con luz.
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