Zodiac. David Fincher.



Ficha técnica:


Título original: Zodiac.
País: EE.UU.
Año: 2007.
Duración: 158 minutos.

Dirección: David Fincher.
Guión: James Vanderbilt,  basado en los libros de  Robert Gray Smith.
Casting: Laray Mayfield.
Dirección de fotografía: Harris Savide, A.S.C.
Edición: Angus Wall.
Música. Score original: David Shire. Supervisores: Randall Poster y George Drakoulias.

Vestuario: Casey Storm.

Diseño de sonido: Ren Klyce.
Diseño de producción: Donald Graham Burt.
Productor ejecutivo: Louis Phillyps
Producción: Mike Medavoy, Arnold W.Messer y Ceán Chaffin.Bradle J. Fischer y James  Vanderbilt.
Compañías: Warner Bros. Pictures &  Paramount-Viacom Company, Phoenix Pictures Production

Intérpretes:


Jake Gyllenhall: Robert Graysmith,
Mark Ruffalo: Ispector David Toschi,
Anthony Edwards: Inspector William Armstrong ,
Robert Downey Jr. Paul Avery,
Brian Cox: Melvin Belli,
Richmond Arquette: Zodiac 1 & 2,
Bob Stephenson: Zodiac 3,
John Lacy: Zodiac 4,
Chloë Sevigny: Melanie,
Ed Setrkian: Al Hyman.


Sinopsis:


Basada en la historia del famoso asesino en serie que aterrorizó a la nación americana con sus crímenes y mensajes cifrados y que nunca fue atrapado por las autoridades. Dar caza al cazador se convertirá en una obsesión para cuatro hombres en Zodiac, un intenso thriller del director de  Seven y El club de la lucha. La película examina de manera intensa dos obsesiones: el deseo de un asesino por matar y el de la búsqueda de la verdad.


Comentario: 


La figura del asesino en serie, un sociópata  que actúa siempre que se dan las mismas circunstancias y  siguiendo un ritual determinado y  que   reclama la atención de los medios de comunicación para la difusión de sus crímenes,  atrae siempre el interés de un público interesado por el tratamiento literario o cinematográfico de esta clase de individuos afectados por alteraciones psicológicas, que tienen raíces profundas en su psique. Con frecuencia sucede que hechos aislados son aprovechados por individiuos que buscan notoriedad y que nunca se resuelven; éste puede ser el caso de Zodiac, cuyo símbolo  responde tanto a una marca de reloj, como a un signo que aparece en la guía del operador de una proyección cinematográfica, entre otras muchas  posibilidades. Mientras desfilan los títulos de crédito inscritos en  un largo plano, la cámara  se desplaza en  un travelling siguiendo  al dibujante del San Francisco Chronicle, que entra  en el periódico, seguido de un  conserje que lleva en un carro el correo, ambos llegan al mismo tiempo, uno a su mesa de trabajo y  otro a la mesa de la secretaria del director  en la que su portador deja una misiva del asesino,   un sobre que contiene un mensaje para   que se publique en las páginas del rotativo

En este largo plano David Fincher no sólo presenta a los protagonistas, sino que desvela la estrategia  que va a seguir en el relato de la historia. La acción se va a desarrollar en dos espacios: el periódico y las  dependencias policiales. La investigación, a falta de pruebas, va a seguir dos direcciones claras: los comunicados en forma de pictogramas, y un film de Ernest B Schoedsack, El malvado Zaroff (1932), un loco millonario que vive en una isla solitaria y se dedica a matar a los náufragos, como si fueran animales, basándose en una expresión que contiene alguno de los mensajes, extraida del film: "El hombre es el animal más peligroso que existe"; los primeros asesinatos se  ejecutan en lugares muy  cercanos al agua. La extensión de estos actos criminales por diferentes ciudades de la costa californiana, (Solano, Vallejo, Berryessa o el Este de San Francisco), sirve para denunciar  la desconexión  existente en EE.UU. entre las diferenctes policías locales, a la que se suma el llamado 'periodismo de investigación', una lacra de la sociedad moderna, con dos protagonistas enfrentados: un dibujante Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal) y un reportero, drogadicto y alcohólico, con afán de protagonismo, Paul Avery (Robert Downey Jr. Con un lenguaje visual  discreto , apoyado en breves diálogos, Fincher muestra la torpeza de los funcionarios, que manipulan y  privan de valor a las pruebas, moviendo cadáveres, manoseando  supuests restos con valor  indiciario, etc., pero también de los empleados del periódico que estropean todo lo que cae en sus manos, como el trozo de la camisa ensangrentada de un taxista, que tocan todos las manos del equipo de dirección, incluida la secretaria y rueda ostensiblemente por la mesa  antes de  que  los detectives hayan tenido la oportunidad  de colocarse unos  guantes para no contaminar el tejido. Unos juegan con patrones, basados en laboriosas estadísticas, otros lo tratan como un caso especial y el paso del tiempo sin encontrar al culpable irá apartando a los protagonistas de la investigación, quedando finalmente solo Robert, el dibujante, obsesionado con encontrar al asesino y escribir un libro, obsesión que le aparta de su trabajo y su familia. De este modo, Fincher, vuelve al principio: la misiva y el dibujante. El empecinamiento de éste despreciado por todos, le lleva a una antigua pista desechada que, aunque se muestra inviable no aparta a policias y periodista de su creencia en un verdadero o falso culpable.

David Fincher, formado inicialmente en  Industrial Light  and Magic de George Lucas, es un director mimado por la crítica, quizás  porque se mueve dentro de cánones clásicos  con facilidad, aportando  rasgos muy particulares en el tratamiento del color y la luz,  generalmente empobrecida  mediante procedimientos convencionales (cierre y apertura del objetivo a su conveniencia) y un apoyo excesivo en el guión y los diálogos, como  en  la película que analizamos, que tanto gustan a la crítica. Alfred  Hitchcock denunciaba este abuso de los críticos.  El exceso de diálogos ralentiza el desarrollo de la acción, especialmente la comunicación entre los dos periodistas, repleta de preguntas retóricas  y otras de las que no se espera respuesta. La ambientación en la década de los 60 es buena, y evoca los tiempos en que la comunicación telefónica era difícil, si la comparamos con la actualidad, y se debía recurrir a las emblemáticas cabinas, que ya quedan sólo en la memoria de los adultos. En el tratamiento de la imagen, aunque recurre al corte directo, hace guiños al pasado con algún que otro fundido  y  la utilización de  los recursos  del lenguaje visual  están usados de forma discreta y elegante, como si quisiera ocultar al director, que coloca generalmente la cámara a la altura de los ojos, con algún ligero contrapicado  de carácter situacional, que refleja el punto de vista de uno de los personajes, a la manera en que lo hizo el gran Howard Hawks. Temáticamente  se recurre al lado oscuro del sueño americano: los personajes no sólo no progresan, sino que pierden status y poder adquisitivo respecto al comienzo del film.





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