Scoop. Woody Allen.
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Ficha técnica:
Título original: Scoop.
País: Inglaterra.
Año: 2006.
Duración aproximada: 96 minutos.
Guión y dirección: Woody Allen.
Producción: Letty Aronson, Gareth Wiley.
Musica: Edvard Grieg, Johann Strauss Jr., Piotr Tchaikovsky.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Edición: Alisa Lepselter.
Compañías: Studio BBC Films, Ingenious Film Partners; distribución: Focus Features
Ficha artística:
Intérpretes: Scarlett Johansson, Hugh Jackman, Woody Allen, Ian McShane...
Sinopsis:
Dramedia oscura, con interés y sustancia, según el autor, en la que Woody Allen representa un papel por última vez. El director encarna a un mago de poca monta, Splendini, de nombre Sid Watterman, a cuyo espectáculo acude una joven estudiante de periodismo afincada en Londres, Sondra Pansky (Scarlett Johansson), que se ofrece voluntaria a introducirse en la caja china del mago, donde debe desaparecer. En lugar de ello se encuentra con el fantasma de Joe Strombel (Ian McShane), un afamado reportero recientemente fallecido, que ha conseguido escabullirse de la Barca de Caronte que lo lleva al más allá y que transmite a a Sondra sus sospechas de que el aristócrata Peter Lyman (Hugh Jackman) es un asesino en serie, que utiliza una baraja. La joven periodista se las ingenia para conocer a Peter con la ayuda de Splendini,que se hace pasar por su padre, pero en su intento por desenmascararlo se enamora de él con peligrosos resultados (Conversaciones con Woody Allen. Eric Lax. Pág 67).
Crítica:
Sondra: "Tú siempre ves el el vaso medio vacío".
Sid: "No, siempre lo veo medio lleno...¡medio lleno de veneno!
Sid: "No, siempre lo veo medio lleno...¡medio lleno de veneno!
Este diálogo revela el carácter caústico y cínico y la naturaleza depresiva del director, y nos sirve de preámbulo para nuestra reflexión sobre el film. Por mucho que lo intente ocultar, la película tiene un marcado cariz autobiográfico, en el que Woody Allen se enfrenta al mayor de sus fantasmas, la 'Muerte', y finalmente sucumbe ante ella. En su última película, Conocerás al hombre de tus sueños, la protagonista necesita creer que todo no acaba aquí y que después debe haber algo: cielo, infierno, reencarnación...
El actor/director se transforma en el deus ex machina de su propia magia, en el que el taumaturgo, el prestidigitador es él mismo, aunque sea un mago de segunda categoría, y hace regresar a un periodista fallecido que navega por las aguas del lago Estigia par ayudar a esclarecer el caso de un asesino en serie, detrás del que está un destacado miembro de la aristocracia. Y esto es precisamente lo que más interesa del film; en el devenir de la vida el hombre pasa por distintas fases y cuando se acerca a la edad madura,el miedo a la extinción y al fin del ciclo sexual le invade y le resta energías y necesita ayuda externa del psiquiatra, psicólogo o psicoanalista. Al final se rinde a la evidencia de que la enfermedad y la muerte son el único argumento de la obra (Gil de Biedma), y entiende en su plenitud el legado que Cicerón dejó a la humanidad en su canto a la vejez (De senectute): superada la lucha por alcanzar una posición social, el deseo sexual, la ambición...no hay cosa más placentera que una vida dedicada al estudio y la contemplación. Woody Allen siempre ha dejado jirones de su interior, consciente o inconscientemente, en sus filmes, y en Scoop lo vemos en la barca que conduce la Parca, contando chistes a las almas de los finados, y si es necesario, regresando temporalmente al mundo de los vivos para ayudar a su sucesor a concluir felizmente una empresa, usando como vehículo el fantasma del periodista fallecido.
Rodada en Inglaterra, país europeo, cuyos financiadores económicos respetan la libertad de expresión artística del autor, constituye una de los tres filmes de la llamada trilogía británica, junto con Match Point y Cassandra's Dream. Woody Allen la juzga con severidad y la define como una comedia ligera, un postre al que le falta ambición auto-compasiva.Pero no estamos de acuerdo del todo con él. El realizador es plenamente consciente de que la diégesis se complementa con las experiencias extradiegéticas del espectador, al que siempre tiene muy en cuenta, y, a pesar del tono irónico y cómico de sus filmes que lo aligeran de la seriedad del drama, a lo largo de su trayectoria artística ha sabido representar la gran tragedia humana de la degradación física que acompaña el devenir del tiempo, un universal que puede ser entendido por todos los hombres, sea cual sea su cultura o la latitud geográfica en la que han nacido por accidente. Ahora que el fin inevitablemente se acerca nos vuelve a ampliar los horizontes desvelando la forma que tiene el hombre de seguir sintiéndose inmortal, aferrándose a los placeres que da la vida cuando ya no se tiene que luchar por ella, como advertía Cicerón.
Si el público adulto acude al cine buscando nuevas experiencias cada vez que Allen estrena una obra, el joven debe aprender también que todo no se posee a los veinte años. Si fuera así no valdría la pena seguir viviendo más allá de esta frontera temporal. Es por ello que sus películas satisfacen a todos los públicos. Reírse de uno mismo es una terapia muy eficaz ante los monstruos que nos acompañan durante toda la vida. La magia es un gran placebo.
El actor/director se transforma en el deus ex machina de su propia magia, en el que el taumaturgo, el prestidigitador es él mismo, aunque sea un mago de segunda categoría, y hace regresar a un periodista fallecido que navega por las aguas del lago Estigia par ayudar a esclarecer el caso de un asesino en serie, detrás del que está un destacado miembro de la aristocracia. Y esto es precisamente lo que más interesa del film; en el devenir de la vida el hombre pasa por distintas fases y cuando se acerca a la edad madura,el miedo a la extinción y al fin del ciclo sexual le invade y le resta energías y necesita ayuda externa del psiquiatra, psicólogo o psicoanalista. Al final se rinde a la evidencia de que la enfermedad y la muerte son el único argumento de la obra (Gil de Biedma), y entiende en su plenitud el legado que Cicerón dejó a la humanidad en su canto a la vejez (De senectute): superada la lucha por alcanzar una posición social, el deseo sexual, la ambición...no hay cosa más placentera que una vida dedicada al estudio y la contemplación. Woody Allen siempre ha dejado jirones de su interior, consciente o inconscientemente, en sus filmes, y en Scoop lo vemos en la barca que conduce la Parca, contando chistes a las almas de los finados, y si es necesario, regresando temporalmente al mundo de los vivos para ayudar a su sucesor a concluir felizmente una empresa, usando como vehículo el fantasma del periodista fallecido.
Rodada en Inglaterra, país europeo, cuyos financiadores económicos respetan la libertad de expresión artística del autor, constituye una de los tres filmes de la llamada trilogía británica, junto con Match Point y Cassandra's Dream. Woody Allen la juzga con severidad y la define como una comedia ligera, un postre al que le falta ambición auto-compasiva.Pero no estamos de acuerdo del todo con él. El realizador es plenamente consciente de que la diégesis se complementa con las experiencias extradiegéticas del espectador, al que siempre tiene muy en cuenta, y, a pesar del tono irónico y cómico de sus filmes que lo aligeran de la seriedad del drama, a lo largo de su trayectoria artística ha sabido representar la gran tragedia humana de la degradación física que acompaña el devenir del tiempo, un universal que puede ser entendido por todos los hombres, sea cual sea su cultura o la latitud geográfica en la que han nacido por accidente. Ahora que el fin inevitablemente se acerca nos vuelve a ampliar los horizontes desvelando la forma que tiene el hombre de seguir sintiéndose inmortal, aferrándose a los placeres que da la vida cuando ya no se tiene que luchar por ella, como advertía Cicerón.
Si el público adulto acude al cine buscando nuevas experiencias cada vez que Allen estrena una obra, el joven debe aprender también que todo no se posee a los veinte años. Si fuera así no valdría la pena seguir viviendo más allá de esta frontera temporal. Es por ello que sus películas satisfacen a todos los públicos. Reírse de uno mismo es una terapia muy eficaz ante los monstruos que nos acompañan durante toda la vida. La magia es un gran placebo.
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