Los ojos de Julia. Guillem Morales.DVD.



Ficha técnica:


Título Los ojos de Julia.
Año: 2010.
País: España.

Dirección: Guillem Morales.
Guión: Guillem Morales, Oriol Paulo.
Música: Fernando Velázquez.
Fotografía: Óscar Faura.
Montaje: Joan Manel Vilaseca.

Producción: Joaquín Padró, Guillermo del Toro, Mar Targarona
Compañías: DeAPlaneta, Estudio Rodar y Rodar Cine y Televisió de Catalunya


Intérpretes:


Belén Rueda, Lluís Homar, Julia Gutiérrez Caba, Pablo Derqui, Francesc Orella, Daniel Grao, Hèctor Claramunt, Joan Dalmau.


Sinopsis:


Crónica de un doble viaje que inicia una mujer, Julia (Belén Rueda), por un lado para descubrir al asesino de su hermana gemela Sara (la propia actriz), y por otro asumir que se está quedando ciega y que debe superar el miedo a la oscuridad, viaje que transita desde la calma al descontrol. Es una película oscura, que intenta alejarse del tópico anglosajón victoriano de lo gótico y crear terror desde la racionalidad. Joaquín Pradó decidió producir este thriller porque el género es un gran marco para contar historias y es el cine que más atrae a los jóvenes, los mayores consumidores de cine en la actualidad. Ha sido muy criticado por la prensa conservadora.


Crítica:


La gran paradoja reside en cómo iluminar la oscuridad, cuando el cine no deja de ser luz; son frecuentes los efectos luminosos por medio de velas, apagones o flashes fotográficos. En la batalla final Julia apaga las luces para igualar sus fuerzas con el adversario; él la ilumina con el flash de su cámara. Los filtros azules producen un efecto de distanciamiento y frialdad. El espectador se somete a estos vaivenes, pasando de la luz a la carencia de ella por medio de pantallas negras.

También se ha buscado el lado perverso del sexo, presentando a Belén Rueda como un icono sexual, con encuadres que muestran fragmentos de su cuerpo, especialmente las piernas antes, durante y después de subir al taburete sobre el que pende la soga, o bastante ligera de ropa, mojada y pegada a su cuerpo por la acción de la lluvia . Frente a ella el voyeur, cargado con su cámara, siempre observándola a través de su objetivo y buscando la pieza de caza que enriquecerá su santuario fetichista.

El cine, como afirmaba Claude Chabrol es una ventana abierta al mundo, que exige para su correcta asimilación, dos miradas: la primera en la sala oscura de la proyección en la que percibes y te entregas si el director es capaz de mantener tu interés; una segunda más reflexiva e inquisidora en el salón de tu casa ante el televisor a través del DVD, que te hará entender las motivaciones del director, el significado del signo lingüístico cinematográfico, sus iconos. El film de Guillem Morales ha sido contemplado en este blog con ambas miradas.

Hablamos constantemente de la cualidad que Laura Mulvey atribuye a algunas mujeres: la tobelookedatness o sermiradaidad, que crea el deseo de mirar, la pulsión escópica, en hombres y mujeres. Pero también su discurso incluye a los que carecen de esta cualidad, definidos por un pobre hombre que trabaja en los sótanos de un hotel, Crespulo, que le dice a Julia , delante de un espejo que refleja su rostro, que hay gente invisible, sin luz, personas que son como una pausa, un vacío, una ausencia, y que sienten el dolor de advertir que nadie les 'mira' ni se acuerda de ellos. Él conoce ese sentimiento porque la edad lo ha hecho invisible, y por ello sabe que si alguien se siente ignorado y está enfadado con la sociedad es peligroso, hay rabia en su mirada. Acostumbrado a las sombras, puede acercarse a su víctima, sobre todo si ésta no está adaptada a la oscuridad.

Ángel, el asesino, sabe lo que es el miedo a la indiferencia, al rechazo, a la oscuridad, refugiándose en 'otro' mundo sin miradas, lleno de silencios, en el que se vive midiendo sus pasos, vistiendo la ropa exacta y convirtiéndose en una sombra, hasta que descubre el universo de las ciegas, que se complementan con él, que valoran su existencia y le hace sentirse vivo. Magnífica imagen en la que Ángel tapa los ojos a Julia y deja a oscuras al espectador. Dependes de la mirada de los otros, dice Guillem Morales, de la gente que te rodea y su modo de representar esta idea es imaginativa: "Mujer ciega encuentra a hombre invisible", conjunción fatal.

La madre de Ángel, Soledad (Julia Gutierrez Caba), no es ciega lo simula, porque quiere tener siempre atrapado al hijo, mantenerlo junto a ella, mintiéndole y engañándolo con esta finbalidad; un plano de detalle muestra un libro con unas gafas la primera vez que Julia entra en la casa de Soledad, que es un indicio de la mentira que se revelará al final. Descubierta la identidad del asesino, cuando los focos se centran en él por primera vez en su vida, su grito es: "No me miréis! .

El personaje del agresor no sólo es 'invisible' a los ojos de Julia, sino a los del espectador. A lo largo del film nunca vemos su rostro lo que da lugar a un equívoco fundamental en el que mira; las secuencias del hospital recuerdan al Tarantino de Kill Bill, con esa enfermera que se contornea por los pasillos. Guillermo del Toro, que patrocina el film, afirma que confluye en él el melodrama más descabellado, el cine de suspense, el giallo tipo Argento y el Hitchcock alucinante..., que busca conmover, crear miedo y ver a la humanidad a través del dolor y el horror de Julia; su universo y su forma de rodar son en si un lenguaje según la protagonista , Belén Rueda, del bautizado por el autor como giallo feminista.

Con peor o mejor fortuna, y el público a avalado a Guillem Morales a pesar de ciertas críticas adversas, contribuyen a la comprensión del mundo que nos rodea, y Guillem Morales nos ofrece su mirada particular sobre la 'ceguera', en sentido real y figurado. La influencia de Dario Argento y su film Rojo oscuro es más que evidente.


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