Cronos. Guillermo del Toro.
Ficha técnica:
Título original: La invención de Cronos.
País: Méjico.
Año: 1993.
Duración: 92 minutos.
Dirección: Guillermo del Toro..
Fotografía: Guillermo Navarro.
Música: Javier Álvarez.
Montaje: Raúl Dávalos.
Dirección artística: Brigitte Broch.
Sonido: Fernando Cámara
Efectos especiales: Laurencio 'Chovi' Cordero.
Diseño de Vestuario: Genoveva de Petitpierre.
Maquillaje especial: Necropia.
Productores: Arthur H. Gorson y Bertha Navarro.
Co-Productor: Alejandro Springall
Diseño de Producción: Tolita Figueroa.
Compañías productoras: Prime Films, Iguana Producciones.
Intérpretes:
Jesús Gris: Federico Luppi.
Ángel de la Guardia: Ron Perlman.
Dieter de la Guardia: Claudio Brook.
Mercedes Gris: Margarita Isabel.
Aurora Gris: Tamara Shanath.
Tito: Daniel Giménez Cacho.
Alquimista: MarioIván Martinez.
Director de la funeraria: Juan Carlos Colombo.
Sinopsis:
En 1535 un alquimista ha construido un mecanismo extraordinario que otorga a su predecesor la capacidad de controlar el tiempo. El extraño objeto en forma de insecto dorado llega a las manos de un anticuario, pero el viejo y enfermo Dieter de la Guardia conoce los poderes del artefacto y estará dispuesto a todo para conseguirlo. La visión mexicana del mito vampírico de la mano del autor de Blade II y Hellboy.
Premios:
1993: Sitges: Mejor guión, mejor actor (Federico Luppi)
1992: Premios Ariel: 9 premios incluyendo Mejor película y director. 13 nominaciones
1992: Premios Ariel: 9 premios incluyendo Mejor película y director. 13 nominaciones
Comentario:
Cronos gira en torno a un alquimista que llegó a Veracruz huyendo de la Inquisición e instalado en el nuevo mundo creó un artilugio, en cuya forma se inscribían el escarabajo, el huevo o la serpiente enrrollada que simbolizan el infinito y dan la inmortalidad; la persecución a que estaban sometidos los científicos en la sociedad medieval supersticiosa e ignorante les recluía en un continuo hermetismo y secretismo que dió lugar a la fábula popular del alquimista en busca de la piedra filosofal., que tenía la capacidad de trasmutar la vida y convertirla en eterna.; en realidad son los predecesores de los actuales químicos, físicos, médicos o artistas, vistos aún hoy como una encarnación del mal. Un anciano, Jesús Gris, encuentra en su tienda de antigüedades esta pequeña máquina del tiempo y, tras descubrir sus virtudes, se sirve de ella para recobrar la juventud perdida, pero carece del libro de instrucciones, que posee un enfermo terminal, De la Guardia. Logra la vida eterna, pero la factura es la transformación en un muerto viviente que precisa, según el tópico literario, de la sangre humana para su supervivencia.
En la cinta confluyen diversos tópicos relacionados con el género literario gótico y de terror, especialmente de Emily Brontë y su obra Cumbres Borrascosas, Gustave Weil y su Frankenstein (no Mary Shelley, matiza el director) o el Fausto de Goethe. El miedo a la vejez, la búsqueda de la inmortalidad y la maldición se combinan sacrílegamente con elementos bíblicos como Jesús o el ängel de la Guardia, con dos caras, la jóven representada por Ángel dependiente y sometida, y la decadente dominante y voraz que encarna De la Guardia. La batalla final entre Jesús y Ángel se produce con el transfondo de enormes letras de neón que componen el nombre del notable espíritu celeste.
En la formación de jóvenes cineastas como Del Toro o Quentin Tarantino ha ejercido gran influencia el cine y la novela greáfica o el cómic, que contamina sus realizaciones y deja el testimonio de la mitología posmoderna. Dario Argento, Baba, Cronenberg, Moebius...Guillermo del Toro es un hombre desmedido, insaciable, que come lo que se le pone delante, ya sea una tortilla de patatas o un género, devorándolos todos: el melodrama, la comedia, el relato gótico o el de terror. Lo más divertido, afirma, es pasar de un registro trágico a otro cómico con la magia de la edición, que combina elementos prosaicos, tangibles, actores jugando a pegarse o chupar sangre inspirándose en el timing del realizador que relaciona la velocidad con lo que debe ser olvidado rápidamente y la lentitud con la memoria. De Fellini aprendió la importancia del color y de la necesidad de dotarle de significado.
En casi todos sus filmes hay un niño en el centro de la escena más truculenta. Esta idea motriz tiene su origen en el tiempo perdido de su infancia, y Cronos es en cierta medida autobiográfica. Recupera el recuerdo de la relación con su abuelo, entrañable e imperfecta, que revive en su cine con connotaciones vampíricas. Otros referentes son el papel que jugó su madre, apoyándole en sus primeros pasos como cineasta y prestándose a representar papeles 'bizarros' en sus ensayos preliminares, y el impacto que produjo en su mente infantil, que llenaba de monstruos cinematográficos, la secuencia de Frankenstein, que carece de consciencia, y la pequeña María en la orilla del lago arrojando flores. De todos sus personajes la niña, Aurora (símbolo del amanecer), es la que representa la verdadera inmortalidad, ya que a su corta edad no sabe distinguir entre la vida y la muerte, inmortalidad que ha logrado el realizador con esta obra de culto. Los demás viven encerrados en su enfermedad, su miedo a envejecer o la servidumbre voluntaria a cambio de una presumible herencia.
La inocencia es perversa. La niña no es inocente es pura, y esta pureza es el mejor ariete para combatir la religión y la superstición. A la vez esta dotada de una inclinación voyeurística que le hace contemplar la muerte y la sordidez de un anciano sorbiendo con avidez la sangre, metáfora de la vida, con naturalidad . El problema para Guillermo del Toro era encontrar una pequeña actriz que tuviera en su esencia algo del personaje, y verdaderamente lo encontró en una chiquilla, Tamara Shanath, que te hiela la sangre en las venas, como años más tarde conseguiría Tomas Alfredson en su logrado film Déjame entrar.
Consultadas las páginas Imdb y Filmaffinity.
Todo el equipo ha realizado una película inolvidable y de culto que se inscribe en la Historia del Cine del género. Las caracterizaciones de Federico Luppi, y su maquillaje en la funeraria son verdaderamente impresionantes. Guillermo del Toro es él mismo todo un personaje.
En la cinta confluyen diversos tópicos relacionados con el género literario gótico y de terror, especialmente de Emily Brontë y su obra Cumbres Borrascosas, Gustave Weil y su Frankenstein (no Mary Shelley, matiza el director) o el Fausto de Goethe. El miedo a la vejez, la búsqueda de la inmortalidad y la maldición se combinan sacrílegamente con elementos bíblicos como Jesús o el ängel de la Guardia, con dos caras, la jóven representada por Ángel dependiente y sometida, y la decadente dominante y voraz que encarna De la Guardia. La batalla final entre Jesús y Ángel se produce con el transfondo de enormes letras de neón que componen el nombre del notable espíritu celeste.
En la formación de jóvenes cineastas como Del Toro o Quentin Tarantino ha ejercido gran influencia el cine y la novela greáfica o el cómic, que contamina sus realizaciones y deja el testimonio de la mitología posmoderna. Dario Argento, Baba, Cronenberg, Moebius...Guillermo del Toro es un hombre desmedido, insaciable, que come lo que se le pone delante, ya sea una tortilla de patatas o un género, devorándolos todos: el melodrama, la comedia, el relato gótico o el de terror. Lo más divertido, afirma, es pasar de un registro trágico a otro cómico con la magia de la edición, que combina elementos prosaicos, tangibles, actores jugando a pegarse o chupar sangre inspirándose en el timing del realizador que relaciona la velocidad con lo que debe ser olvidado rápidamente y la lentitud con la memoria. De Fellini aprendió la importancia del color y de la necesidad de dotarle de significado.
En casi todos sus filmes hay un niño en el centro de la escena más truculenta. Esta idea motriz tiene su origen en el tiempo perdido de su infancia, y Cronos es en cierta medida autobiográfica. Recupera el recuerdo de la relación con su abuelo, entrañable e imperfecta, que revive en su cine con connotaciones vampíricas. Otros referentes son el papel que jugó su madre, apoyándole en sus primeros pasos como cineasta y prestándose a representar papeles 'bizarros' en sus ensayos preliminares, y el impacto que produjo en su mente infantil, que llenaba de monstruos cinematográficos, la secuencia de Frankenstein, que carece de consciencia, y la pequeña María en la orilla del lago arrojando flores. De todos sus personajes la niña, Aurora (símbolo del amanecer), es la que representa la verdadera inmortalidad, ya que a su corta edad no sabe distinguir entre la vida y la muerte, inmortalidad que ha logrado el realizador con esta obra de culto. Los demás viven encerrados en su enfermedad, su miedo a envejecer o la servidumbre voluntaria a cambio de una presumible herencia.
La inocencia es perversa. La niña no es inocente es pura, y esta pureza es el mejor ariete para combatir la religión y la superstición. A la vez esta dotada de una inclinación voyeurística que le hace contemplar la muerte y la sordidez de un anciano sorbiendo con avidez la sangre, metáfora de la vida, con naturalidad . El problema para Guillermo del Toro era encontrar una pequeña actriz que tuviera en su esencia algo del personaje, y verdaderamente lo encontró en una chiquilla, Tamara Shanath, que te hiela la sangre en las venas, como años más tarde conseguiría Tomas Alfredson en su logrado film Déjame entrar.
Consultadas las páginas Imdb y Filmaffinity.
Todo el equipo ha realizado una película inolvidable y de culto que se inscribe en la Historia del Cine del género. Las caracterizaciones de Federico Luppi, y su maquillaje en la funeraria son verdaderamente impresionantes. Guillermo del Toro es él mismo todo un personaje.
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