Zoolander. Ben Stiller.






Aunque ha sido muy mal tratada por la crítica (comedia loca, rematadamente mal construida, indigerible...Fdez. Santos, 'El País), es obvio que estos críticos tienen poco contacto con amplios sectores de espectadores jóvenes d instruidos que han sabido comprender la crítica mordaz, ácida y destructiva del mundo de la moda que supone el film de Ben Stiller Zoolander.
El protagonista, procede de un mundo de rudos mineros, donde los hombres son muy hombres y se congregan delante del televisor para ver a otros machos dar patadas a un balón.En este medio un personaje como Zoolander es como un grano en el culo; una secuencia muy dura es aquella en la que el padre y el hermano del modelo se siente avergonzados del protagonista congregados en un bar con sus amigotes, mientras un anuncio muestra una imagen ridícula de éste dsifrazado de pez. Las imagenes sobre la superficialidad de estos modelos descerebrados se suceden, pero la crítica a la sociedad patriarcal y a la condena del diferente, también. Zoolander es como es y no dejará de serlo incluso cuando abandone la profesión y monte una escuela de moda. El congelado final de su hijito poniendo morritos fruncidos y con pelo con gomina evidencia que es muy dificil cambiar a las personas.

Toda la historia es un destarifo, pero eso es lo que pretende denunciar Ben Stiller, o por lo menos así lo han entendido todos aquellos espectadores con buen humor y que no se integran acríticamente en una sociedad llena de prejuicios en la que al hombre se le niega la posibilidad de ser sensible.



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