Cine indie pinoy
Críticos de cine cuentan que en las primeras ediciones de los festivales de cine de más prestigio europeos (Cannes, Venecia, Berlín...) , muchos abandonaban las salas cuando se proyectaban filmes de las mal llamadas filmografías periféricas, y luego debían volver a ellas ante el rumor acerca de las bondades de lo que allí se había visto. Carlos Boyero ha tenido algunos problemas por esta actitud. A partir de ahora se habrá de hablar de World Cinema o Cines del Mundo.
Carlos F. Heredero dedicó un número especial al cine filipino, aprovechando la ocasión de la celebración del Festival de Granada, dedicado a Cines del Sur (Cahiers du Cinema. Especial nº 12, junio 2010), que hoy lo traemos a colación para profundizar en los objetivos de este blog: el conocimiento de los modos de representación, tanto institucionales como alternativos. La historia del cine ya no se podrá estudiar, para bien o para mal, como hizo Noël Burch, desde el geocentrismo europeo o hollywoodiense, sino que habrá que orientar la mirada hacia otros pueblos, muchos de los cuales son impulsores de las nuevas tecnologías, tan criticadas, hasta ahora, en nuestro 'ombligo del mundo'. Debo añadir que, desde mi modesta perspectiva, entre el cine mainstream o blockbuster, dominado por intereses espurios comerciales e ideológicos y el cine independiente o indie existen otras realidades: la de los que en cualquier lugar del mundo, por extraño que parezca, no disponen ni de los recursos necesarios para comprar una pequeña cámara de mano con la que dar salida a la multitud de ideas que bullen en su cerebro, ni de las relaciones necesarias para que se les escuche, en un mundo o en otro. Esto hace, que, muchas veces, jóvenes desamparados consideren lo indie tan elitista y espurio, como lo mainstream, ambas cosas inalcanzables para ellos. Sean filipinos, españoles, indios o maories (lo nacional es sólo una marca) tiene algo en común: no pueden acceder ni a unos circuitos comerciales ni a los otros, por muy modestos que parezcan los segundos. La realidad es objeto de múltiples contradicciones; el tercer mundo, como en una película distópica, también esta en el primero.
Dicho esto, pasamos a realizar un pequeño recorrido por el especial de Cahiers, ya que información siempre es poder, poder que queremos poner al alcance de nuestros jóvenes desempoderados, ya sea por la escasez de recursos, las circunstancias familiares, la pertenencia al sistema sexo/género...Son los jóvenes invisibles. ¡Quedémonos con el adjetivo, dará que hablar! En nuestro país vecino, Francia, ya lo hace.
Carlos F. Heredero, en su artículo que abre el especial, Por una nueva geopolítica del cine, sostiene que a partir de la década de los años ochenta del siglo pasado las expresiones personales (bien por el matiz) y nacionales del cine asiático acabaron para siempre con la geopolítica cinematográfica eurocentrista; a partir de ese momento es necesario, para entender los modos de representación, conocer qué se hace en Africa, América Latina, China, Japón o Filipinas, dando paso a un relato sincrónico, que sustituya al diacrónico imperante hasta ahora, de la Historia del cine. Por esta brecha ha entrado la nueva generación indie pinoy. Jean-Michel Frondon ha descrito este hecho como "el momento histórico en el que se plantea la cuestión de una redistribución de los poderes de producción de las imágenes y de los relatos a escala planetaria ".
En los primeros años del siglo XXI surge una nueva generación pinoy que se introduce de lleno en las nuevas fronteras abiertas por la imagen digital, vuelve la espalda a la servidumbre del cine comercial tradicional, y busca nuevas formas expresivas entre las influencias del cine de autor occidental, las determinaciones sociales urbanas y culturales propias de Manila como megalópolis contemporánea, la voluntad de reconstruir metafóricamente una historia del cine filipino primitivo (...) las libertades formales que propician los formatos digitales y el mestizaje con los códigos propios de las esferas plásticas y audiovisuales de la videocreación en el mundo actual".
En el mismo especial, Juan Guardiola (Generación Indie Pinoy), justifica la denominación que asigna a esta generación. Hasta ahora, el cine filipino se ha identificado con un solo autor Lino Brocka, pero en la actualidad, el cine filipino goza de gran popularidad en los circuítos de festivales europeos, con nombres como Brillante Mendoza, Lav Díaz o Raya Martín, cuyas raíces están en la década de los setenta y en el hoy denominado Nuevo Cine Filipino (NCF), desarrollado bajo y frente el régimen de Ferdinand Marcos
Los nuevos cineastas, a los que se ha llamado Quinta Generación, Nuevo Cine Independiente o Nuevo Cine Filipino, utilizan el Festival Cinemalaya ('malaya' significa libertad), creado en 2005. La denominación de Nuevo Cine Filipino plantea problemas, pues se denominó así a los cineastas de la década de los 70, entre ellos Brocka; la de Nuevo Cine Independiente designó a los autores de la década de los 80 que se caracterizó por la realización de cortometrajes ( el cine pinoy realizará trabajos de entre cinco y doce horas de duración). Juan Guardiola los bautiza como Cine Pinoy, que muchas veces aparece como Digital Generation. El término indie, como saben muy bien los músicos, tiene su origen en su actividad, y si se ha extendido a esta generación de cineastas es porque muchos de ellos utilizan bares de Manila para la proyección de sus trabajos, existiendo incluso una banda de pop-rock, llamada inequivocamente The Brockas ; la palabra pinoy identifica a los filipinos en cualquier parte del mundo e incluye a los cineastas de la diáspora.
La actual crisis financiera internacional ha azotado las perspectivas creativas y ha supuesto un punto de inflexión, como en todo el mundo, y especialmente en una economía tardocapitalista y posindustrial que abogaba por las leyes únicas del libre mercado. La imposibilidad de todos los realizadores de acceder al sistema tradicional por el alto grado de corporativismo, les ha empujado a la tecnología digital, único modo de hacer cine para los jóvenes creadores, cuyo resultado es un cine, crudo, vivo y de un realismo impúdico que ha sorprendido a nuestro académico y correcto cine occidental en 35 mm. (Guardiola dixit). Se obvia por muchos críticos cómo se segó la hierba bajo los pies de los cineastas occidentales que allanaron la tierra para que este sueño se hiciera posible, y que pagaron por ello altas cuotas de prestigio (no quiero dar nombres que todos conocen); pero también insignes representantes del cine de autor, en 35 mm. quisieron hacer sus homenajes a la nueva realidad, como Bergman (Saraband), Rohmer (La inglesa y el duque), Godard (Socialisme)...Pero aún se aprecian ciertos tufos de rebeldía en algunos críticos; Guardiola concluye: "(...) Se trata de un cine un tanto 'autista', destinado a los festivales internacionales o a una pequeña audiencia(...) muy diferente de las aspiraciones de Lino Brocka, cuyos melodramas politizados buscaban la complicidad del gran público. Asímismo en el plano formal se caracterizan por una estética de proximidad (porporcionada por la filmación con cámaras manuales), los largos planos, los travellings continuos, el tiempo real, el aspecto semidocumental o la inclusión de imágenes de corte experimental".
Carlos F. Heredero dedicó un número especial al cine filipino, aprovechando la ocasión de la celebración del Festival de Granada, dedicado a Cines del Sur (Cahiers du Cinema. Especial nº 12, junio 2010), que hoy lo traemos a colación para profundizar en los objetivos de este blog: el conocimiento de los modos de representación, tanto institucionales como alternativos. La historia del cine ya no se podrá estudiar, para bien o para mal, como hizo Noël Burch, desde el geocentrismo europeo o hollywoodiense, sino que habrá que orientar la mirada hacia otros pueblos, muchos de los cuales son impulsores de las nuevas tecnologías, tan criticadas, hasta ahora, en nuestro 'ombligo del mundo'. Debo añadir que, desde mi modesta perspectiva, entre el cine mainstream o blockbuster, dominado por intereses espurios comerciales e ideológicos y el cine independiente o indie existen otras realidades: la de los que en cualquier lugar del mundo, por extraño que parezca, no disponen ni de los recursos necesarios para comprar una pequeña cámara de mano con la que dar salida a la multitud de ideas que bullen en su cerebro, ni de las relaciones necesarias para que se les escuche, en un mundo o en otro. Esto hace, que, muchas veces, jóvenes desamparados consideren lo indie tan elitista y espurio, como lo mainstream, ambas cosas inalcanzables para ellos. Sean filipinos, españoles, indios o maories (lo nacional es sólo una marca) tiene algo en común: no pueden acceder ni a unos circuitos comerciales ni a los otros, por muy modestos que parezcan los segundos. La realidad es objeto de múltiples contradicciones; el tercer mundo, como en una película distópica, también esta en el primero.
Dicho esto, pasamos a realizar un pequeño recorrido por el especial de Cahiers, ya que información siempre es poder, poder que queremos poner al alcance de nuestros jóvenes desempoderados, ya sea por la escasez de recursos, las circunstancias familiares, la pertenencia al sistema sexo/género...Son los jóvenes invisibles. ¡Quedémonos con el adjetivo, dará que hablar! En nuestro país vecino, Francia, ya lo hace.
Carlos F. Heredero, en su artículo que abre el especial, Por una nueva geopolítica del cine, sostiene que a partir de la década de los años ochenta del siglo pasado las expresiones personales (bien por el matiz) y nacionales del cine asiático acabaron para siempre con la geopolítica cinematográfica eurocentrista; a partir de ese momento es necesario, para entender los modos de representación, conocer qué se hace en Africa, América Latina, China, Japón o Filipinas, dando paso a un relato sincrónico, que sustituya al diacrónico imperante hasta ahora, de la Historia del cine. Por esta brecha ha entrado la nueva generación indie pinoy. Jean-Michel Frondon ha descrito este hecho como "el momento histórico en el que se plantea la cuestión de una redistribución de los poderes de producción de las imágenes y de los relatos a escala planetaria ".
En los primeros años del siglo XXI surge una nueva generación pinoy que se introduce de lleno en las nuevas fronteras abiertas por la imagen digital, vuelve la espalda a la servidumbre del cine comercial tradicional, y busca nuevas formas expresivas entre las influencias del cine de autor occidental, las determinaciones sociales urbanas y culturales propias de Manila como megalópolis contemporánea, la voluntad de reconstruir metafóricamente una historia del cine filipino primitivo (...) las libertades formales que propician los formatos digitales y el mestizaje con los códigos propios de las esferas plásticas y audiovisuales de la videocreación en el mundo actual".
En el mismo especial, Juan Guardiola (Generación Indie Pinoy), justifica la denominación que asigna a esta generación. Hasta ahora, el cine filipino se ha identificado con un solo autor Lino Brocka, pero en la actualidad, el cine filipino goza de gran popularidad en los circuítos de festivales europeos, con nombres como Brillante Mendoza, Lav Díaz o Raya Martín, cuyas raíces están en la década de los setenta y en el hoy denominado Nuevo Cine Filipino (NCF), desarrollado bajo y frente el régimen de Ferdinand Marcos
Los nuevos cineastas, a los que se ha llamado Quinta Generación, Nuevo Cine Independiente o Nuevo Cine Filipino, utilizan el Festival Cinemalaya ('malaya' significa libertad), creado en 2005. La denominación de Nuevo Cine Filipino plantea problemas, pues se denominó así a los cineastas de la década de los 70, entre ellos Brocka; la de Nuevo Cine Independiente designó a los autores de la década de los 80 que se caracterizó por la realización de cortometrajes ( el cine pinoy realizará trabajos de entre cinco y doce horas de duración). Juan Guardiola los bautiza como Cine Pinoy, que muchas veces aparece como Digital Generation. El término indie, como saben muy bien los músicos, tiene su origen en su actividad, y si se ha extendido a esta generación de cineastas es porque muchos de ellos utilizan bares de Manila para la proyección de sus trabajos, existiendo incluso una banda de pop-rock, llamada inequivocamente The Brockas ; la palabra pinoy identifica a los filipinos en cualquier parte del mundo e incluye a los cineastas de la diáspora.
La actual crisis financiera internacional ha azotado las perspectivas creativas y ha supuesto un punto de inflexión, como en todo el mundo, y especialmente en una economía tardocapitalista y posindustrial que abogaba por las leyes únicas del libre mercado. La imposibilidad de todos los realizadores de acceder al sistema tradicional por el alto grado de corporativismo, les ha empujado a la tecnología digital, único modo de hacer cine para los jóvenes creadores, cuyo resultado es un cine, crudo, vivo y de un realismo impúdico que ha sorprendido a nuestro académico y correcto cine occidental en 35 mm. (Guardiola dixit). Se obvia por muchos críticos cómo se segó la hierba bajo los pies de los cineastas occidentales que allanaron la tierra para que este sueño se hiciera posible, y que pagaron por ello altas cuotas de prestigio (no quiero dar nombres que todos conocen); pero también insignes representantes del cine de autor, en 35 mm. quisieron hacer sus homenajes a la nueva realidad, como Bergman (Saraband), Rohmer (La inglesa y el duque), Godard (Socialisme)...Pero aún se aprecian ciertos tufos de rebeldía en algunos críticos; Guardiola concluye: "(...) Se trata de un cine un tanto 'autista', destinado a los festivales internacionales o a una pequeña audiencia(...) muy diferente de las aspiraciones de Lino Brocka, cuyos melodramas politizados buscaban la complicidad del gran público. Asímismo en el plano formal se caracterizan por una estética de proximidad (porporcionada por la filmación con cámaras manuales), los largos planos, los travellings continuos, el tiempo real, el aspecto semidocumental o la inclusión de imágenes de corte experimental".
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!